De un lado tenemos a Gabriela Coronel, titular de la Cámara de Comercio Tucumán. Del otro lado está Karina, madre, trabajadora de comercio y luchadora. Gabriela sale en los medios de comunicación Karina no. Por eso en esta esta nota vamos a hablar de Karina, la laburante y madre de dos pequeños ya que la historia de ella representa una realidad que viven miles de mujeres.
Sábado 13 de marzo de 2021 19:00
Gabriela es empresaria y se define a sí misma en las redes como madre, emprendedora y vanguardista. Le consultó a Karina si conoce a Gabriela y me dice que nunca la vio detrás de un mostrador, solo la vio parada dando notas en la televisión. Nunca la vio tomando o perdiendo un colectivo, juntándose con compañeras para tomar un taxi y poder volver a su casa o compartiendo la peatonal con compañeras durante toda la siesta porque no tenía para pagar un taxi o cuatro taxis en el día. Ese tipo de vivencias jamás la compartió con ella ni vio que ella las experimente pero en cambio conoce muchas chicas de comercio que tienen que hacer eso porque no les queda otra.
Gabriela sale en los medios de comunicación Karina no. Por eso en esta esta nota vamos a hablar de Karina, la laburante y madre de dos pequeños ya que la historia de ella representa una realidad que viven miles de mujeres.
Se hizo un hueco en el día para concederme la entrevista, eran casi las 23 horas y aún tenía que dejar lista las cosas para que sus hijos fuesen a la escuela a la mañana siguiente.
Ella labura desde los 16 años, pasó por diferentes trabajos hasta llegar al comercio. Ahora con 35 años me comenta cuán importante son sus hijos y su familia. Me cuenta cómo organiza su día para poder estar con ellos y como la pelea para obtener la atención al público con horario corrido en comercio se ha convertido en la ambición de querer pasar más tiempo con ellos, parece increíble pero el que paso por un trabajo en comercio sabe que ahí uno no tiene vida.
Le gusta cocinar para sus niños y hacerle unas buenas pizzas caseras, disfruta mucho cuando puede salir a hacer ejercicio y ama el cine cuando se puede salir en familia. Le pregunto porque es importante para ella trabajar en horario corrido y me contesta que “para nosotros fue otra vida, fue darnos cuenta que teníamos vida” ¿Y qué significa esto? Compartir el desayuno con sus hijos, ayudarles a hacer la tarea, llevarlos al parque, que puede salir a hacer ejercicio, hacer la cena y hasta verse una película. Con el horario cortado, solo puede disfrutar un poco de eso únicamente los domingos.
El tiempo no compartido
El día con el horario cortado se le pasa volando, a veces tiene que correr para alcanzar el bondi y llegar temprano al laburo o para llegar a tiempo a casa. Sufre cuando el colectivo va muy lleno y no para, cosas que no cambiaron con la pandemia, porque significan más minutos de retraso.
Presto suma atención cuando me cuenta los momentos únicos que se ha perdido con sus hijos, no me mira a mí, la veo observando la mesa porque en ese instante, intuyo, parece ser que le invade la nostalgia y tal vez la angustia al recordar que no estuvo cuando al más pequeño se le cayó el primer diente, cuando participaron en los actos escolares, me dice muchas veces no puede ni siquiera acompañarlos al médico. Al terminar su relato la veo con los ojos un poco enrojecidos y humedecidos que dejan caer un par de lágrimas y me dice con tono reflexivo y pensativa: “a las madres eso si les pesa porque aunque saben que el sacrificio suyo es por el bienestar de sus hijos para que no les falte nada al final son ellas las que le terminan faltando”.
Los trabajadores autoconvocados y la pelea por el horario corrido
Karina se organiza junto a los trabajadores autoconvocados de comercio. La habré cruzado seguramente ese día de la gran movilización, donde casi 300 trabajadores, re mil calientes por las vueltas que le venía dando el Gobierno, se fueron al sindicato. “A buscarlo a Brito”, dijeron todos porque si de algo estaban seguros era que el titular del SEOC los había vendido.
Me quedé asombrada cuando vi la bronca de un grupo de mujeres enardecidas, entre las cuales estaba Karina, que encararon al tipo y este no sabía cómo maniobrar, entonces el cantito se hizo más fuerte “¡Brito vendido! ¡Brito Vendido!”. Fue ahí cuando la patota salió en su defensa. Ese día los trabajadores se fueron con el compromiso obligado del sindicato a convocar a una movilización. Así que las marchas siguieron.
Pero los burócratas sindicales no tienen ningún tipo de principios, por eso mientras más rápido pueda calmar las aguas mejor. Así que se apresuraron a cerrar un acuerdo con la Federación Económica y la Cámara de Comercio en donde se comprometen a volver a horario corrido desde el 15 de Mmarzo, pero hasta el día de hoy el SEOC no ha hecho nada para garantizarlo.
La intervención del vicegobernador Osvaldo Jaldo tampoco fue fructífera para los trabajadores de comercio pues prometió una ley que no llegó a ser tratada. Le pregunto a Karina que le exigiría al Gobierno sobre esta demanda y me responde que ellos necesitan una ley que contemple el horario corrido para poder organizar sus vidas.
Este lunes 15 las y los trabajadores de comercio salen de nuevo a las calles para garantizar sus derechos, la pelea central es por tener un poco más de tiempo para que mujeres como Karina puedan ver crecer a sus hijos, para que los cientos de jóvenes que se ilusionan con una carrera universitaria puedan llegar a terminarla, para que la posibilidad de divertirse no sea anulada por la fatiga o el cansancio.
El camino ya lo iniciaron quizás profundizar la organización pueda venir de la mano de tomar ejemplos como los jóvenes de Hey Latam en Rosario que buscan la participación mediante asambleas y luchan por defender sus puestos de trabajo o los trabajadores del frigorífico Arrebeef en Buenos Aires, que cansados de ganar miserias se organizaron en asambleas masivas.
Esta pelea viene definiendo de qué lado del mostrador se encuentra cada sujeto. Del lado de Gabriela Coronel está toda la Cámara de Comercio de Tucumán, la Federación Económica; del otro lado está Karina y la enorme fuerza de los trabajadores de comercio que tienen la capacidad de mover o parar el comercio en la provincia. Tanto el Gobierno y el Sindicato vienen dando muestras de que se posicionan más cerca de los empresarios que de los trabajadores. Cuando se desató la pandemia los subsidios más grandes iban a los empresarios mientras a los trabajadores solo les dieron $10.000, a los que un laburante en gris no accedía. Tanto el Gobierno como el sindicato dejaron pasar los despidos que hubo y los descuentos salariales en los primeros meses de cuarentena. Por el problema del horario no hay una ley y tampoco hay una asamblea o paro convocado por el sindicato, así que a los únicos a quienes les importa la consigna “trabajar para poder vivir y no vivir para trabajar” es a Karina y a todos los que están del lado de su mostrador.