El efecto post Paso fue la baja del dólar, suba de acciones en la bolsa de comercio porteña. Los problemas económicos siguen y Cambiemos no recibió un cheque en blanco para profundizar el ajuste.

Mónica Arancibia @monidi12
Martes 15 de agosto de 2017
Foto: DyN
Los mercados celebraron el resultado de las elecciones del domingo, donde Cambiemos ganó a nivel nacional y obtuvo un empate técnico con Cristina en la provincia de Buenos Aires.
La bolsa de comercio porteña subió ayer, el índice Merval aumentó un 3,4 % hasta las 22.366 unidades, las acciones fueron por el mismo camino alcista, Transener tuvo un incremento de 6,7 %. Los papeles de Autopistas del Sol (+6,3 %); Transportadora de Gas del Norte (+6,2 %); Agrometal (+5,9 %); y Pampa Energía (+5,5 %).
La alegría financiera alcanzó a las acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street, que ayer aumentaron hasta 11,6 %. Entre las principales alzas están las acciones de Banco Macro (+11,6 %); Transportadora de Gas del Sur (+10,6 %); Supervielle (+10,2 %); Pampa Energía (+10,5 %); y Petrobras Argentina (+9,4 %).
Por su parte, el dólar operó a la baja, tras semanas de presión sobre la moneda donde el Banco Central tuvo que vender U$S 1.800 millones para que la divisa no supere los $ 18. Ayer el dólar descendió 46 centavos, sin la intervención de la autoridad monetaria y se ubicó en $ 17,55 en bancos y casas de cambio de la ciudad. En el segmento mayorista alcanzó los $ 17,19, cediendo 54 centavos.
Que el árbol no tape el bosque
Los ánimos empresariales estuvieron ayer de muy buen humor, pero la suba de las acciones y la baja del dólar, que era una de las preocupaciones de Cambiemos al día posterior de las elecciones, no deja de ser un episodio coyuntural. Los festejos de los mercados no son eternos y no pueden ocultar los problemas estructurales que tiene la economía.
La suba del dólar no fue sólo por efecto electoral, también son producto del déficit comercial, que entre enero y junio alcanzó los U$S 2.613 millones, el más profundo desde hace 23 años, la fuga de capitales, que en el primer semestre subió un 28 % hasta los U$S 7.677 millones, según un informe del Cepa.
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El rojo fiscal sigue elevado. El Gobierno presentó la conclusión de que el déficit primario cumplió la meta oficial porque el déficit primario fue de 1,5 % del PBI en el primer semestre. Pero en la cuenta del ministro Dujovne faltaron los pagos a la deuda. En el primer semestre del año los intereses de la deuda fueron $ 111.261 millones. Con este gasto, el déficit fiscal trepó a 2,6 % del PBI, según estimó la consultora Ecolatina. Además hay que considerar en la suma el déficit de las provincias y el déficit cuasifiscal del Banco Central por los instrumentos financieros y las Lebac. Con estos gastos el déficit fiscal podría alcanzar entre el 7 % y 8 % del PBI.
Hoy la autoridad monetaria debe afrontar un vencimiento de Lebacs por $ 535.000 millones, que representan al 56 % del stock de este instrumento. Un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda estimó que en lo que queda del año, el Banco Central deberá desembolsar deuda en Lebac por casi 10 % del PBI.
Estos desequilibrios son los que afronta hoy el Gobierno y no cambian por el resultado electoral, a pesar de lo que podría parecer a simple vista por la suba de acciones en la bolsa. Los desembolsos a la obra pública que mejoraron los índices de la construcción, los créditos a las Asignaciones Universal Por Hijo o los descuentos que ofrece el Banco Provincia para dinamizar el consumo.Se tratan de medidas efímeras que nadie asegura que continúen después de octubre.
Las reformas que exige el empresariado
El mercado respondió favorablemente a los porcentajes obtenidos de Cambiemos porque viene presionandoal gobierno, así como sus voceros ortodoxos, de profundizar el ajuste que comenzó desde su asunción.
La exigencia de una reforma tributaria, jubilatoria y laboral es pedida a gritos por las patronales y está en la agenda del ejecutivo hace tiempo. Sin embargo, estas modificaciones no son tan sencillas de hacer y el Gobierno tuvo que enfrentar resistencia por parte de los trabajadores.
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Ayer el director de Portfolio personal, Augusto Posleman, afirmó al diario Ámbito que "los precios leyeron positivamente los buenos resultados a nivel nacional e incluso el empate en el ámbito bonaerense en un marco, en particular, en donde en las últimas semanas se había descontado un escenario más negativo para el Gobierno. Esto permite empujar la expectativa de que el Gobierno tendrá la fuerza (y el apoyo) para continuar con las reformas pendientes, en una coyuntura además donde la economía está empezando a reflejar signos más sostenidos y generales de reactivación".
En tanto, la calificadora estadounidense FitchGobal destacó ayer el desempeño del oficialismo en las elecciones primarias y que el resultado debería dar impulso a su programa de reformas.
James McCormack, jefe global del grupo soberano y supranacional de Fitch dijo a Reuters "lo interpretaremos en términos generales con una perspectiva positiva".
Las consultoras afirman que el Gobierno tendrá más impulso para las reformas, pero se olvidan que el resultado electoral no fue una gran muestra de apoyo al ejecutivo, no se trató de un cheque en blanco.
El Gobierno convocó a votar contra el fantasma del pasado y prometió al electorado que la situación económica va a mejorar. Pero el marketing electoral de vender un futuro mejor tiene un límite. La situación económica no es catastrófica, pero para muchos sectores de la población no es buena, los salarios se erosionaron y los precios siguen en alza.
El sentido de la flecha de Cambiemos es hacia ese camino de reformas, pero ya tuvieron sus dificultades para lograrlo.
La lucha de los trabajadores de Pepsico irrumpió en la escena nacional y demostró que es posible resistir “con aguante” (en este caso, de verdad) los despidos y pelear por los puestos de trabajo. Días después del desalojo en la planta de la multinacional un periodista de Clarín publicó que el Gobierno decidió posponer la reforma laboral.
El caso Pepsico, y la simpatía que despertó en amplios sectores por su reclamo, hizo recalcular los planes oficiales. Así sucedió con los techos a las paritarias iniciales de este año, donde si bien en muchos sectores se cerró por debajo de la inflación, y no se recuperó lo perdido en 2016, se impuso al Gobierno, no sin conflicto, un porcentaje superior al inicial sugerido.
Estos y otros “retrocesos” involuntarios de Cambiemos son expresión de una determinada relación de fuerzas, que no es estática, que puede cambiar y que tanto las patronales como sus representantes en el Gobierno, así como los trabajadores y sectores populares disputan día a día. No tiene un camino fácil el Gobierno de Ceo para satisfacer la sed de ganancias empresarias.
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Mónica Arancibia
Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.