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Red Internacional
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Disputas. Los moderados polarizados: sobre la pelea de Alberto y Larreta

Desde la "amistad" del año pasado a la casi ruptura actual. La presencialidad en las escuelas como parte de la pelea por la coparticipación, el acercamiento de las elecciones con una necesidad constante de polarización y un sistema de salud cada vez más cerca del colapso.

Nicolás Laguna

Nicolás Laguna @NicolsBenjamin7

Martes 20 de abril de 2021

Ahora para Alberto, Horacio es el "señor jefe de Gobierno". La amistad quedó en el olvido. Dos hombres supuestamente moderados, dos palomas de sus coaliciones, en las cuales las alas duras quedaban para Máximo Kirchner o Patricia Bullrich.

Lo cierto es, que desde que la Policía Bonaerense se amotinó, nada fue igual. Alberto, resolviendo los problemas que no supo resolver el gobernador Axel Kicillof, decidió recortar la coparticipación de la ciudad de Buenos Aires y dárselo a la provincia para que la Bonaerense cobre más (los docentes y médicos no).

En este año electoral ambos sectores tienen mayor necesidad de polarizar para ver si capitalizan casi todo el arco político. Tanto el presidente como el jefe de gobierno sufren una constante presión interna de sus coaliciones de gobierno. El sector de Macri y Bullrich presionan a Larreta para que sea más duro, al igual que el kirchnerismo más duro, encabezado por Kicillof, ejerce presión sobre Alberto por su notoria tibieza.

Está por verse si efectivamente la polarización continuará dominando la escena política nacional o aparecen otros sectores políticos y sociales que logren destacarse.

Con la segunda ola en curso, la discusión se agudizó. Esta vez los colegios fueron elegidos como campo de batalla. Con una presencialidad en formas de burbujas, con poco material para buenos protocolos y pocas vacunas, los y las docentes le siguen poniendo el cuerpo a la educación.

Larreta decidió dar un paso más allá. Detrás de un fallo judicial de la hermana de uno de sus asesores, decidió abrir los colegios contra un DNU presidencial: una jugada política arriesgada de consecuencias todavía desconocidas y con una respuesta del oficialismo cerrada, uniendo sus distintas alas; incluso quienes como Trotta, querían mantener la presencialidad.

El interés de Larreta por la educación no se corresponde con su baja en los presupuestos educativos, cierres de aulas y falta de vacantes.

El presidente, por su parte, tomó las últimas medidas de restricción alineado a Kicillof pero sin consultar a su gabinete, dejándolos en ridículo y mostrando una escasa cintura política. Apostó al no cierre de las grandes empresas -para que sigan manteniendo sus ganancias- y a una modesta e insuficiente ayuda económica a los sectores más vulnerables de poco alcance. Intenta que la baja de la circulación se de por la nocturnidad y la suspensión de las clases presenciales. En fábricas como Volkswagen hubo más de 330 obreros aislados y en Toyota tuvieron que paralizar todo un turno, pero según el presidente en las fábricas nadie se contagia.

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Ambos tienen algo en común: ninguno garantiza la conectividad y las computadoras para los millones de niños que no las tienen.

Con una campaña de vacunación lejos de lo prometido, con una fabricación local de vacunas de AstraZeneca que se fueron del país -mientras el número de muertos crece y las camas de terapia intensiva se llenan-, una derecha lobbysta abiertamente de Pfizer y un contrato que nunca se mostro, una nueva promesa de fabricar Spunik v (todavía no esta aprobado y no hay fecha) y con un sistema de salud cerca de la saturación, lo que eligen es hacer una pelea mediática coyuntural para no hablar de la falta de recursos destinados a la salud.

La derecha que pide abrir el conjunto de las actividades casi al estilo Bolsonaro y del otro lado un peronismo sin horizonte. Ajustando a la medida del FMI y sin dar respuesta a las grandes necesidades del pueblo trabajador, que ve su bolsillo atacado por una inflación galopante y que tiene que elegir entre exponerse a un posible contagio y salir a trabajar, o quedarse en su casa pero sin tener ingreso.

Lo que la superficie muestra -en peleas cada vez más agudas ante cualquier tema, judicializados y mediáticos como si fueran un reality- desnuda una incapacidad de mostrar logros propios de ambos bandos de la grieta, y una necesidad cada vez más urgente de abroquelar a sus bases electorales frente al “otro”.

En una segunda ola cada vez más fuerte, con un promedio de más de 20.000 casos por día y un sistema de salud poco fortalecido y ante una crisis social y económica cada vez más notoria, la agenda de la pequeña política domina el prime time. Está por verse si efectivamente la polarización continuará dominando la escena política nacional o aparecen otros sectores políticos y sociales que logren destacarse.

Desde abajo, de incipiente, distintos sectores de trabajadores empezaron a luchar por sus demandas y dónde la izquierda se liga y se une a su demandas, una fuerza social que empieza a surgir producto de las políticas ante la pandemia y por fuera de la polarización en las alturas.

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