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Red Internacional
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Poesía. Los poetas malditos y su influencia en las “avant-garde” del siglo XX

El siglo XIX consagra el poder político-económico a la burguesía, convencida de la legitimidad histórica de sus intereses y privilegios, se exalta la filosofía utilitarista y se rinde culto a la Razón y a la Ciencia. Si observamos la producción literaria del siglo XIX observamos un florecimiento de un género realista.

Viernes 27 de febrero de 2015

La “novela” correspondía a las necesidades culturales de la burguesía, clase indiscutiblemente triunfante y rectora de los destinos de la sociedad conservadora de ese tiempo. Fue el instrumento artístico que la burguesía utilizaba para escribir su historia y reconocerse. Cuando los poetas empezaron a criticar a la burguesía, y empezó a ser demasiado crítico, acido, se rechazó vehementemente, como pasó con los escritos de Madam Bovary de G. Flaubert que irritó al sector burgués por la crítica despiadada de que era objeto.

Cuando la novela empezó a ser escrita por o destinada a las capas populares se convirtió en folletín, con otro tipo de lenguaje masivo y popular. Con entregas semanales o mensuales, la popularidad alcanzada se expresaba en los lectores americanos que desde el muelle preguntaban a los pasajeros que desembarcaban de los buques precedentes de Gran Bretaña sobre la suerte de los protagonistas de una novela que todavía no habían recibido la próxima entrega del folletín.

En base a una sensibilidad en que la que la sociedad burguesa ya no se reconoce en lo que los autores escriben, se desencadena un proceso de interrogación, búsqueda y experimentación de las formas de expresividad que no hace sino ensanchar y ahondar el abismo que separa a los autores de la sociedad burguesa.

En torno a 1870 surgió en Francia un movimiento literario conocido como Simbolismo. El nombre viene de la tendencia de sus poetas a expresar la realidad a través de símbolos. Se oponían así a una corriente inmediatamente anterior, llamada Parnasianismo, que propugnaba la vuelta a las formas clásicas.

El Simbolismo introdujo un aspecto totalmente revolucionario: el verso libre. Los poetas dejaban así de estar sujetos a las normas de la métrica novelesca y del verso de la poesía clásica; estaban más interesados en percibir la realidad a través de los sentidos y en transformarla en poemas llenos de símbolos, sugerencias y resonancias musicales.
Las dos grandes figuras de este movimiento fueron Arthur Rimbaud y Charles Baudelaire junto a un grupo de brillantes poetas: Paul Verlaine, Stéphan Mallarmé, Tristán Corbière, Jules Laforgue y Charles Cros. Con ellos nació también el mito del artista bohemio, decadente y profundamente crítico con la sociedad de su tiempo y cuestionando los costos sociales de la industrialización del momento. FUERON LOS POETAS MALDITOS. Esta expresión, fue en realidad inventada por Paul Verlaine quien, en 1884, publicó una serie de semblanzas biográficas de un grupo de poetas simbolistas.

A partir de los poetas malditos de finales de siglo, que son quienes sentaran las bases de los futuros vanguardismos se rompe la conexión entre autores y público lector. Entre el artista de vanguardia y su sociedad.

El divorcio con el gran público (la burguesía) que no quería ser cuestionada hace que los poetas malditos expresen una nueva sensibilidad, se divorcia el arte-sociedad ya que no se sentían representados por la sociedad burguesa de ese tiempo. Esta nueva sensibilidad condujo a la experimentación de “nuevas formas” que aceleraron un proceso de divorcio en lo lingüístico como “el verso libre”.

Frente al sueño cientificista que imperaba, los poetas malditos, conciben la vida como misterio, y al hombre escindido entre los anhelos de una felicidad, belleza y perfección y el descenso a los infiernos de la existencia y los de la conciencia. El arte entonces, más que un reflejo de la realidad exterior debe serlo de esta otra, interior y más profunda. Más que retrato, canto, reflexión, POEMA.

Influenciados por un neo-romanticismo, se ve en la obra de Rimbaud, Mallarme o Baudelarie, su pasión por la faceta oscura, perversa a veces del hombre que el racionalismo ignoró. Y muchos tienen elementos de un cierto esnobismo bohemio y un sentimiento de aristocracia espiritual, expresado en su desprecio por las conquistas tecnológicas del siglo, los imperativos de la socialización e, incluso, las reivindicaciones populares.

Sin embargo la literatura del S.XX va a considerarlos como los auténticos precursores de la vanguardia, ya que los escritores del nuevo siglo se reconocen en los POETAS MALDITOS de épocas anteriores, son influenciados por ellos porque testimonian el drama del hombre de su tiempo y se lanzan al experimentalismo de nuevas técnicas absolutamente necesarias para la expresión de su sensibilidad y pensamiento. Se reasume frente a todos los excesos de optimismo racionalista el viejo tema de la existencia de los hombres considerados no como abstracciones, sino como seres reales de carne y hueso que como dijo Camus “mueren y no son felices”.

En el marco de pleno reparto del botín colonial, en medio de exaltaciones nacionalistas, fricciones por la conquista de los mercados internacionales y obtención de materias primas, lucha de clases y ascenso de la clase obrera, las artes plásticas, junto con la literatura, fueron las primeras en irrumpir y reclamar una nueva mirada con la que asumir la “verdadera” esencia de la realidad caótica en sus manifestaciones aparentes y externas, arrastrando consigo a toda una seria de escritores que comulgaban con sus principios estéticos. El cubismo nace oficialmente en 1906 y el futurismo publica su primer manifiesto en 1909. El movimiento expresionista también, ya se hace sentir en la escena alemana antes de la primer guerra mundial y en Francia se publica la primer obra surrealista “BARNABOOTH” de Larbaud en 1913.

Los largos 4 años de la gran guerra va a marcar profundamente a toda una generación de escritores, artistas pero en un sentido diferente al resto de sus contemporáneos. Frente a la exaltación patriótica (o la de ideales revolucionarios triunfantes en Rusia en 1917), el pensamiento cristiano convulsionado y ante los consiguientes sentimientos de victoria y revancha, el testimonio de los escritores exaltara quizá por vez primera el anti patriotismo y la deserción (Hemingway: Adiós a las armas , Céline: Viaje al fondo de la noche).

Los años posteriores a la guerra son testigos del florecimiento de la “literature de avantgarde", en sentido estrictos. Dentro de ellos se resalta el surrealismo, que se erige no como una nueva mirada con la que el hombre puede reconocerse en su totalidad sino también como sistema de vida. Este es el ismo de mayor alcance entre sus contemporáneos y cuyas innovaciones se harán sentir con mayor profundidad en todas las literaturas pero no podemos dejar de reconocer, la inmensa influencia que los poetas malditos tuvieron en la gran mayoría de los artistas que surgen después del movimiento "simbolista" aunque ellos captan el sentir de las multitudes, son desesperanzados de la capacidad de rebelión de las mismas, a diferencia de los vanguardistas del siglo XX, que en pleno ascenso del imperialismo, viven el enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución.

En ese sentido, los vanguardistas se nutren de la musicalidad y la aprehensión imaginativa de lo sensorial, que se nutre del hacer de las multitudes, esas multitudes proletarias que en el siglo XX van a marchar a morir en las guerras del imperialismo y serán protagonistas de grandes revoluciones sociales llamadas a cambiar la faz de la tierra. Sera junto a estas multitudes combatientes que las vanguardias plantearan que el arte debe ser utilizado como herramienta para modificar la realidad.