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Red Internacional
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Francia. Los policías que mataron a Cédric Chouviat protegidos por la impunidad

En una carta dirigida a la familia de Cédric Chouviat, a raíz de su petición de suspensión de funciones de los policías investigados por homicidio, el ministro de Interior francés Darmanin dijo que no encontraba motivos suficientes para hacerlo. Una prueba más de la impunidad policial.

Lunes 16 de agosto de 2021

Artículo publicado originalmente en Révolution Permanente

El 5 de enero de 2020, Cédric Chouviat, un repartidor de 42 años, murió asfixiado durante su detención por cuatro policías. Un año y medio después, estos policías encausados siguen ejerciendo sus funciones impunemente, bajo la protección de Gérald Darmanin.

Tres de los policías están siendo investigados por la IGPN por "homicidio involuntario" y un cuarto como "inculpado". Los documentos, a los que han tenido acceso Mediapart y Le Monde, son bastante reveladores sobre su responsabilidad en las circunstancias de la muerte de Cedric Chouviat. En base a dichos documentos, la familia de Cedric solicitó a Gérald Darmanin, el 10 de diciembre de 2020, la suspensión de los policías imputados.
Un artículo de Médiapart revela la carta que Darmanin envió el 21 de junio a la familia a modo de respuesta, para justificar la no suspensión de estos policías.

Por un lado, afirma que «los primeros elementos de la investigación no han permitido establecer que los funcionarios hayan cometido una infracción de sus obligaciones durante la detención del Sr. Chouviat como para justificar una suspensión de su servicio», sin olvidar señalar al principio de su carta que dicha suspensión se pone en marcha para «proteger al servicio de las consecuencias del comportamiento de uno de sus agentes».

Incluso se pretende precisamente «evitar el escándalo o el bochorno que puede provocar la presencia efectiva en un cargo público de un funcionario sospechoso de haber cometido una falta grave». En otras palabras, a ojos del Ministro del Interior, el hecho de que una persona haya fallecido durante un control de carretera no justifica su suspensión del servicio. Estas afirmaciones resultan ser falsas porque, como señala Médiapart, «los primeros elementos de la investigación están agobiando a los agentes de policía».

Incluso si en un primer momento, justo después del fallecimiento, la policía se hubiera tomado la molestia de maquillar los hechos haciendo un relato que "justificara" la detención (y, por tanto, el uso de la llave de estrangulamiento y el placaje en el vientre que habrían provocado la asfixia de Cedric), los hechos registrados por la cámara que llevaba Chouviat son aún más reveladores.

Estos últimos demuestran que, en lo que había empezado como un simple control de carretera, ya de por sí bastante tenso, los policías habrían decidido proceder a una detención violenta, utilizando una llave de estrangulamiento y tirándolo al suelo. La grabación reveló además que Cedric Chouviat, con problemas respiratorios, gritó siete veces «me ahogo».

Y aunque los policías alegan que no le oyeron, los vídeos muestran que uno de ellos habría dicho justo después «Ya está bien, ya está bien, suéltalo», pero que no le habrían obedecido los otros tres policías que estaban sobre él. Una vez que perdió el conocimiento, los policías habrían tardado tres minutos en iniciar el masaje cardíaco, pero ya era demasiado tarde. Cedric fue trasladado al hospital con signos de daños cerebrales muy graves causados por la falta de oxígeno en el cerebro y murió dos días después.

Estas pruebas desoladoras demuestran la total impunidad de la que gozan los agentes de policía y que Darmanin trata de ocultar. Los comentarios del ministro demuestran que las acciones policiales, aunque concluyan con la muerte de alguien, no se consideran "un incumplimiento de sus obligaciones". Estos comentarios revelan un menosprecio por la violencia policial y la muerte de Cédric Chouviat y ponen de manifiesto la verdadera naturaleza de esta institución.

Por otro lado, continuando con las justificaciones, unas más falsas que otras, Darmanin también afirmó que «estos funcionarios nunca en su carrera han estado involucrados en actos de violencia ilegítima». Un hecho negado una vez más por Médiapart: el principal policía implicado en la muerte de Cédric Chouviat, Michaël P., fue objeto de denuncia ante la IGPN que dio lugar a una investigación judicial por violencia, en abril de 2018.

La familia de Cedric lo denunció, diciendo que era un «deseo de proteger a los policías implicados» y una forma más «de absolverlos negando la existencia de las faltas cometidas», para finalmente añadir: «¿Qué más se necesita después de la muerte de un hombre?».

Supresión de la llave de estrangulamiento... ¿o más bien sustitución?

Pocos días después de la muerte de Cédric Chouviat y bajo la presión de las continuas movilizaciones contra el racismo de Estado y la violencia policial, Christophe Castaner, entonces ministro del Interior, se vio obligado a anunciar la prohibición del método conocido como llave de estrangulamiento, utilizado durante las detenciones y que había causado varias muertes. Esta medida se puso en marcha oficialmente el 30 de julio... o casi.

De hecho, aunque la llave de estrangulamiento es uno de los métodos que ha causado más polémica, lo que no se dice es que hay un método similar, la "retención trasera", que se recomienda desde junio de 2020. Una técnica que, según el director central de reclutamiento y formación de la policía nacional, Philippe Lutz, «puede representar similitudes visuales con la estrangulación» y que la única diferencia es, en realidad, «la ausencia de presión sobre la tráquea y el tiempo limitado de ejecución», es decir, el método sólo se modifica por su intensidad y duración. La realidad demuestra que estos métodos, además de ser extremadamente violentos, no son acatados y que, por lo tanto, este método no ha sido prohibido, sino sólo modificado en el papel.

Por si fuera poco, y para que los policías no estén descontentos con esta nueva medida, en una carta enviada a propósito de esta prohibición el 30 de julio, también se introducen otras tres técnicas que podrían sustituirla, como "el derribo por pivote", "el derribo por control de medio hombro" y "el dominio por control de la cabeza". En la misma carta se afirma también que los agentes de policía recibirán formación «para identificar los signos de dificultad respiratoria», porque al parecer para los agentes de policía gritar hasta siete veces «me ahogo» no es suficiente para saber que la persona se está asfixiando.

En este sentido, el gobierno, buscando acallar las movilizaciones en curso, trataría de hacer creer que el caso de Cedric Chouviat es un caso aislado y que se trata de policías que no están suficientemente formados, algo que puede arreglarse con simples reformas, ya que "dos de ellos no estaban todavía en prácticas" y los otros dos "no habían tenido un periodo de formación", según sus comisiones de promoción. Sin embargo, los numerosos casos cotidianos de violencia policial demuestran que no se trata de ovejas negras, sino de la propia naturaleza de esta institución.

Frente al desprecio de Darmanin, el mejor defensor de la impunidad policial: ¡hay que seguir exigiendo justicia en las calles para Cédric Chouviat y todas las víctimas de la violencia policial!

Traducción: Natalia Pons