El pasado lunes 21 de septiembre más de 200 porros de la organización delictiva 3 de marzo entraron al plantel del CCH Vallejo para golpear a activistas, quemar las instalaciones de Radio Regeneración y amedrentar a estudiantes, es necesario analizar de dónde viene este ataque y a qué responde, en el marco del cumplimiento de un año de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.
Jueves 24 de septiembre de 2015
Los hechos ocurridos en el CCH Vallejo se suman a los ataques a estudiantes que se registraron el día de hoy en CCH Naucalpan por parte del grupo porril FEN (Federación de Estudiantes de Naucalpan) y se inscriben en el marco de criminalización y represión a la juventud y del ataque a periodistas y medios independientes que se ha desatado en los últimos años en el país. Estos hechos se conjugan con el cambio de rector de la UNAM y del director del CCH y puede significar un intento de reacomodo de fuerzas donde la autoridad busque disolver o inhibir el movimiento.
Si bien los ataques y enfrentamientos entre grupos de porros y estudiantes organizados no es algo nuevo, el enorme movimiento estudiantil que se desató luego de la desaparición de los normalistas y el descontento que recorre a amplios sectores de estudiantes con el actual gobierno ha provocado respuestas de parte de las autoridades universitarias y del gobierno tanto en las universidades como la UNAM (donde se busca limitar al activismo y restringir espacios a los estudiantes) como en las Escuelas Normales donde desde hace algunas semanas ha sido muy sonada el intento de expulsión política del estudiante y militante del MTS Aldo Santos de la Escuela Normal Superior de México.
El ataque al CCH Vallejo representa una escalada en el ataque al activismo, se da unos días después de que porros atacaran también a activistas del CCH Azcapotzalco y muestra, una vez más, la gran protección de parte de las autoridades con la que operan estos grupos.
¿Qué son y de donde vienen los porros?
Desde la década de los cincuenta habían existido grupos de pistoleros al interior de las escuelas como la UNAM o el IPN, que se organizaban para contener corrientes de izquierda y opositoras al gobierno y que pertenecían a federaciones estudiantiles controladas por el PRI.
A mediados de los 60, en medio de un importante ascenso de las luchas estudiantiles, se da una vinculación entre estos grupos y las porras deportivas de los equipos tanto de la UNAM como del IPN, es de esta forma como se comienzan a denominar popularmente “porros” a los integrantes de estos grupos que, comúnmente, utilizan jersey de fútbol americano y que practican “rituales de iniciación” que revelan el enorme atraso de estos grupos y es que para pertenecer a una organización porril se tiene que pasar una “iniciación” que consiste en una fuerte golpiza (que puede llegar a costar incluso de la vida de la persona).
Luego de la masacre del 2 de octubre del 68 y en el marco de la guerra sucia de los 70, los porros son utilizados para atacar actividades y organizaciones estudiantiles al tiempo que las autoridades les otorgan desde protección hasta financiamiento del propio presupuesto de las escuelas. Durante los 80 los porros toman especial fuerza en el IPN donde “cobran cuotas” a estudiantes y profesores a cambio de protección mientras roban y atacan constantemente a estudiantes.
Las organizaciones porriles han llegado a ser consideradas como “organizaciones estudiantiles” por parte de las autoridades con tal de criminalizar la organización independiente de los estudiantes y en múltiples planteles está documentada su vinculación tanto con directivos como con políticos locales.
No son pocos los casos de políticos de PRI o del PRD y de funcionarios de las universidades que vienen de haber sido parte de estos grupos. Por ejemplo, de la Federación de Estudiantes de Derecho de Acatlán (FEDA), que por años fue una organización porril reconocida, han salido funcionarios de la institución y políticos ligados al PRI del municipio, otro ejemplo es Pablo Raúl Moreno Carrión político priista quien fuera un importante líder porril del IPN. Existen múltiples reportajes e investigaciones de estos y otros muchos casos en la red.
En cada lucha importante del movimiento estudiantil, como en la huelga de la UNAM de 1999, los porros jugaron un importante rol al intentar “romper el paro” enfrentando físicamente a los cientos y miles de estudiantes que mantenían tomada la universidad para defender la gratuidad, incluso los porros de otras universidades e instituciones eran convocados y junto a jugadores de equipos de fútbol americano de las escuelas protagonizaron enfrentamientos fuertes que, sin embargo, fueron respondidos por el movimiento que, apelando a la autodefensa (legítima a todas luces) frenó los intentos de quebrar la huelga.
Hacer frente y organizarnos para expulsar a los porros
Ante la reactivación y el ataque de estos grupos se hace urgente la más amplia organización democrática de estudiantes y activistas, únicamente la autoorganización democrática e independiente de los estudiantes puede hacer frente a estos grupos.
Es por ello que desde la Juventud del Movimiento de los Trabajadores Socialistas criticamos enérgicamente la actitud de compañeros de grupos “anarquistas” que impidieron el paso de una brigada de nuestros militantes quienes el día martes acudieron a solidarizarse con los estudiantes y el activismo del CCH Vallejo. Lejos de esta actitud creemos que es muy importante buscar la más amplia solidaridad de organizaciones de derechos humanos, estudiantiles y sindicales para que abracen la lucha contra la represión a la juventud y en contra el porrismo.
Los grupos políticos de estudiantes deben buscar ligarse a la base estudiantil de sus planteles, organizarse democráticamente y apelar a las asambleas como la máxima instancia de organización.
Desde la Juventud del MTS peleamos por democratizar las universidades para que junto a los trabajadores y los académicos, avancemos en poner el conocimiento y la educación al servicio de las necesidades sociales y del pueblo trabajador.