El polémico y abultado sueldo que se le pagaba a Cubillos en la Universidad San Sebastián, más que responder a sus credenciales académicas, parecieran ser una suerte de caja pagadora para militantes de la derecha o ligados a ella.
Miércoles 25 de septiembre
Era imposible que pasara desapercibido. El golpe periodístico de “El Mostrador” abrió un nuevo flanco de crisis en la derecha y la política nacional. No solo porque son irrisorios los $17 millones de pesos que pagaba la Universidad San Sebastián a Marcela Cubillos, sino porque pone en evidencia un posible nuevo mecanismo de financiación ilegal de la política. Esta vez no con sobres, no con boletas falsas, sino a través de sueldos inflados hasta el infinito que no guardan ningún tipo de relación con lo que más defiende la derecha: el mercado.
Y es que es sabido que la profesión de docente en Chile es un trabajo mal pagado. La misma Cubillos se rio por meses de los miles de profesores que reclamaron por mejores condiciones laborales, con sueldos miserables, en colegios que se caen a pedazos.
La situación en las casas de estudios no es tan diferente. En las estatales y privadas la enorme mayoría de las y los académicos son precarizados, los famosos profesores taxis, que deben estar peleando unas pocas horas para armarse un sueldo mínimamente decente.
También se cae a pedazos todo el discurso meritocrático que levanta la derecha. Con el sueldo que pagaba la USS a Cubillos, debió estar en el top10 de las académicas mejores pagadas del continente. Una persona sin artículos indexados, sin libros conocidos (justifican uno en el que figura como coordinadora), con clases que se impartieron de forma irregular, etc. La justificación de su sueldo no está dada por sus credenciales académicas, sino por su cercanía política con Chadwick, gracias al rol que este juega como presidente de la Junta Directiva de la Universidad.
Y esto, la cercanía con Chadwick, se comprueba rápidamente con otros nombres asociados a la misma Universidad: Hermosilla, Vivanco, el ex fiscal Guerra e incluso el diputado Schalper, que según señaló tiene 22 horas asignadas.
Hasta ahora la defensa de Cubillos y la derecha se ha aferrado a la idea del “acuerdo entre privados” pero este argumento no resiste análisis. Si bien la USS es una universidad privada, esta recibe fondos públicos, sobre los mil millones de pesos el 2024.
El modelo de financiación que defiende Cubillos y la derecha y que la Concertación y ahora el FA niegan a cambiar, es el reflejo de este enorme negocio que representa la educación privada financiada con fondos públicos.
En el 2007 la académica, y premio nacional de periodismo 2009, María Olivia Monckeberg, escribió un libro llamado “El negocio de las universidades en Chile” sobre como grupos económicos lucraron descaradamente por años con la educación privada, mecanismo del que la USS no escapaba y que le valió una serie de artículos por parte de CIPER en el 2013.
Finalmente todo este esquema sale a la luz, muestra la total hipocresía con la que la derecha habla de corrupción, meritocracia y esfuerzo.