Carlos “Titín” Moreira, militante setentista, repasa cómo se expresó el odio antiimperialista de las masas durante la guerra, contraria a la política capituladora de los militares.
Rosa D’Alesio @rosaquiara
Viernes 1ro de abril de 2022 21:02
A 40 años de la Guerra de Malvinas, aún hoy se debate sobre las motivaciones de los militares, cuando ejercían una feroz dictadura, para ocupar las islas que el 3 de enero de 1833 fueron usurpadas por el colonialismo inglés. El dirigente trotskista desentraña esos debates y posiciones que aún perduran.
Para Titín Moreira el triunfo imperialista significó una gran derrota para los pueblos de Latinoamérica. Sostiene que “Argentina es el país de América Latina que privatizó todas las empresas públicas. Ningún país de la región tuvo que entregarle al imperialismo todas las empresas del estado”.
Además, el dirigente del PTS-FIT Unidad critica agudamente las políticas de desmalvinización de los gobiernos constitucionales que comenzó el Gobierno de Alfonsín. “Ni se te ocurra enfrentarte al imperialismo, ni se te ocurra enfrentarte al FMI porque te van a matar a bombazos”. Afirma que este es el mensaje que trasmiten mientras llevan adelante políticas a favor de los monopolios y la banca extranjera.
-¿Cómo se vivieron aquellos días de guerra, qué se decía en los lugares de trabajo?
Con un compañero del Astillero fuimos a ver un partido de Argentina en cancha de Gimnasia, en apoyo a Malvinas -previo al Mundial en España-, y hablamos mucho sobre la guerra.
Además, en esos días, para el 1ª de Mayo reunimos a la vieja guardia del PST, que había sido muy golpeada por la represión. Hubo una presencia casi completa, vinieron con sus hijos pequeños. Todos habían dejado de militar pero mantenían simpatía por las ideas del trotskismo. Me acuerdo que ese asado fue larguísimo, porque hubo una discusión sobre la Guerra.
Surgieron muchas posiciones. Algunos sostenían que había que darle autodeterminación a los kelpers, no comprendía que era una población implantada por el imperialismo inglés, otros opinaban que había que recuperar Malvinas pero estaba mal combatir. Fue una discusión muy interesante, además, justo ese día empezaba la guerra.
Ninguno de estos militantes expresaba una posición proinglesa, al revés, había mucho odio contra los yanquis. Pero también había muchas dudas, obviamente por todo lo que venían haciendo los militares bajo la dictadura.
Incluso, el 30 de marzo de 1982, hubo una movilización importante contra la dictadura militar en Plaza de Mayo que fue reprimida y tres días después, el 2 de abril, ocupan Malvinas.
-Hasta hoy se insiste en sostener, por un sector de la sociedad, que los mismos manifestantes que el 30 de marzo pedían "fuera los militares", el 2 de abril fueron a la plaza a vivar a Galtieri ¿Qué opinas de eso?
Eso se ve en las filmaciones de la época, es una versión instalada por Raúl Alfonsín y todo un sector de la burguesía que estaba contra la ocupación de Malvinas. Desatada la guerra, Alfonsín dijo que esta era un carro atmosférico. Él fue el mayor enemigo de la justa guerra. Fue una posición repugnante cuando la Argentina se estaba jugando con los pibes en la Isla, cuerpo a cuerpo, enfrentando a un ejército de la OTAN. Inglaterra contaba con todo el apoyo de los Estados Unidos.
Raúl Alfonsín, junto a la Iglesia, estaban a la cabeza de condenar la guerra. El primer viaje de Juan Pablo II a la Argentina había sido entre el 11 y 12 de junio de 1982. La política de la Santa Sede era alentar la paz, es decir, estaba por la capitulación argentina frente a los piratas. Los militares se rindieron el 14 de junio. Alfonsín, ya como presidente, fue el mayor organizador de la desmalvinización.
Pero también quiero subrayar, que el intento de los militares de aprovechar la ocupación de Malvinas para represtigiar a las Fuerzas Armadas, nunca lo lograron. Al contrario, la capitulación, los terminó hundiendo.
-¿Había un sentimiento antimperialista en aquellos días?
Mi cuñado, que era proyanqui, dejó de mandar a los hijos a estudiar inglés por el odio que había provocado, incluso se alistó como voluntario. Nunca lo llamaron, después le mandaron un pergamino de agradecimiento que mi hermana todavía conserva.
Bueno, toda esas gamas de posiciones había generado la guerra. Pero el sentimiento antiyanqui y antiinglés era muy grande. La ocupación de Malvinas despertó el entusiasmo de la gente.
En el Astillero Río Santiago se venía de una época negra, con decenas de compañeros delegados y activistas desaparecidos. Eso era terrible, los trabajadores casi no hablaban. En ese momento el Astillero dependía de la Marina. El almirante Eduardo Massera era nuestro jefe, hasta un dirigente del sindicato tenía en su escritorio la foto junto a Massera. Esta foto la continuó exhibiendo hasta el año 84. Imagínate cómo sería laburar ahí en esos años.
“La prudencia no olvida el pasado, pone orden en el presente y prevé el futuro”. Esta frase estaba en el comedor del Astillero, cada vez que ibas a tomar un mate cocido o almorzar.
Ir a la cancha a ver el partido, como con este amigo, eran de las pocas cosas que podías hacer. Así podíamos hablar, y obviamente se hablaba de la guerra.
-¿Qué otras actividades organizaron desde el PST?
Además, hacíamos colectas de todo tipo para enviar a los soldados. Tratamos de recrear ese sistema de solidaridad desde los barrios, los lugares de laburo, donde se pudiera. Todas estas cosas las discutimos en el partido.
Incluso cuando en medio de Malvinas liberan a dos militantes del PST que estuvieron siete años presos, como el caso del Pelado Matosas y el Petiso Páez -dos viejos dirigentes del partido que fueron detenidos antes del golpe del 76- se alistan como voluntarios para combatir en la guerra. Esta fue una de las políticas del PST. Los militares por supuesto que les dijeron que no.
-¿Por qué los militares rechazaron a los voluntarios que se presentaban para combatir?
Los militares creían que, como fueron los ejecutores del genocidio contra la clase obrera, como parte de los planes imperialistas que impuso Estados Unidos en los 70 en toda Latinoamérica, el gobierno norteamericano le iba a dar el visto bueno para que se quedaran con las Malvinas.
Por eso no convocaron a los voluntarios. No estaban dispuestos a ir a la guerra, ni siquiera prepararon los aeropuertos que había en Malvinas para que los aviones que partían del continente pudieran hacer escala para reabastecerse. Tenían que despegar del continente y le quedaban solo siete minutos para combatir, porque no le alcanzaba el combustible. ¡Insólito!
Desde el 2 de abril al 2 de mayo, cuando ocuparon la isla hasta el comienzo del combate, tuvieron tiempo para prepararse. Es más, Argentina tenía un buque que se construyó en el Astillero Río Santiago, que se llama Santísima Trinidad, era la única fragata misilística similar a la fragata Sheffield -que fue uno de los barcos que hundimos a los ingleses-, que los militares decidieron no llevar a combate. Es que si las Fuerzas Armadas eran proimperialistas, la Marina era abiertamente proinglesa. La fuerza aérea fue la que más combatió, incluso tiene la mayor cantidad de oficiales muertos.
Los militares se prepararon solo para las negociaciones. Entre ellas, buscan una soberanía compartida con los ingleses. Cuando Margaret Thatcher vio que Estados Unidos podría apoyar esta política, ordenó hundir el ARA Belgrano que estaba en el área de exclusión. Esto hace inevitable que la guerra se desate. Y los militares argentinos van al combate, sin preparación y sin convicción.
-¿Qué pasó después de la guerra?
El apoyo inmenso de la población a la guerra se demostró también en un programa de TV que organizaron para recibir donaciones. Duró 24 horas y se transmitió en forma directa. La gente donó de todo: joyas, comidas, chocolates, plata. Después nos íbamos a enterar que todo eso no llegó nunca a la isla, lo que provocó mucha indignación.
Entonces, cuando se rindieron surgió un odio muy grande. Había muchas expectativas de que se podía ganar por lo que venía informando el gobierno militar y los medios de comunicación. Ante esa capitulación de los militares la gente cantaba “los pibes murieron, los jefes los vendieron”.
-¿Cómo continuó el gobierno de facto?
Luego, un par de meses después, el 30 de marzo del 82 se realiza otra movilización a Plaza de Mayo, también multitudinaria donde hubo enfrentamientos durante varias horas, y unos 2.000 detenidos. Con esto quiero subrayar que la ocupación en Malvinas, por parte de los militares, no se preparó en tres días. La prepararon antes, porque la dictadura se estaba cayendo.
Cuando asume Galtieri, durante el verano comenzaron los preparativos y el 2 de abril ocupan Malvinas. Las tropas estaban preparadas y los barcos empezaron a salir mucho antes del 30 de marzo.
Cuando el 14 de junio sale Galtieri a decir que se había perdido la guerra, el repudio masivo reaviva el odio contra los militares que se venía incubando de antes.
Estábamos en medio de una dictadura, el desprestigio contra las Fuerzas Armadas iba creciendo. Comenzaron a largar a los presos políticos. El PST podía manifestarse con sus banderas. Cuando el general Trimarco organiza en La Plata, en la cancha de Gimnasia, la entrega de medallas a los excombatientes, estos los escupen en la cara.
A partir de ahí se abre un “periodo democrático” que permitió que nos pudiéramos presentar a elecciones. La gente se afiliaba a los partidos. Tal era el contexto, que Reynaldo Bignone -el último presidente de facto-, asume vestido de civil, lo que era un gran símbolo. Los que sostuvieron a los militares un año y medio más, fueron los radicales y peronistas junto a toda la Multipartidaria. Evitando una caída abrupta del gobierno de facto.
Por esto es que el 16 de diciembre de 1982, el PST no participó en una de las movilizaciones más grandes que hubo en el país, que fue la de la Multipartidaria. Denunció que esa movilización no era para echar a la dictadura, sino para sostenerla un año más.
Días antes, el 10 de diciembre había habido un paro general enorme, en julio hubo otro gran paro con Ubaldini a la cabeza, bajo el gobierno de Bignone. Es decir, manifestaciones obreras contra la dictadura. Después de esto es que se firma el llamado a elecciones.
-¿Cuáles fueron las consecuencias de la derrota en la Guerra de Malvinas?
Había mucho desarrollo tecnológico militar. Se desmonta de hecho la CNEA (Comisión de Energía Atómica). Esto es un avance sobre nuestra soberanía. Argentina es el país de América Latina que privatizó todas las empresas públicas. Ningún país de la región tuvo que entregarle al imperialismo todas las empresas del estado.
Junto a esto, Menem envió tropas a las misiones de la OTAN, así como disolvió el servicio militar para hacer unas Fuerzas Armadas profesionales.
La política de desmalvinizar que comenzó el Gobierno de Alfonsín, era decirle a la gente que se olvidara de enfrentar al imperialismo. Que a nadie se le ocurriera ir a tocarle la oreja al león imperialista. “Ni se te ocurra enfrentarte al imperialismo, ni se te ocurra enfrentarte al FMI porque te van a matar a bombazos”. Este es el mensaje de la desmalvinización.
Esta es la política que desarrollaron Alfonsín, Menem, De la Rúa, los Kirchner. "No se los puede derrotar, hay que negociar".
Pero lo que no se ve es la movilización de masas. A la dictadura no la echó ninguna fuerza militar. La echó la clase trabajadora y el pueblo movilizado..
El Ejército argentino tiene dos derrotas encima: la condena social por el genocidio y otra militar en Malvinas. Y por eso es que las Fuerzas Armadas no se pueden levantar, por más esfuerzo que hicieron todos los gobiernos por reconciliarlas con el pueblo.
No solo el peronismo y el radicalismo fueron parte de imponer este sentimiento que no se podía enfrentar al imperialismo. También la burocracia fue cómplice, y se benefició con la entrega y remate de las empresas estatales porque recibieron prebendas. Por ejemplo, los burócratas de Luz y Fuerza recibieron centrales eléctricas enteras. Así como la burocracia ferroviaria recibió ferrocarriles enteros. La de Somisa -hoy Siderar- recibió el 14 % de las acciones de la empresa.
¿En el resto de Latinoamérica, qué se dijo de la ocupación en Malvinas y la derrota de la guerra?
Mientras que muchos intelectuales, además de los partidos del régimen, sostienen que no había que enfrentarse al imperialismo, muchos bajo el argumento de que la dictadura se iba a perpetuar en el gobierno.
Perdimos Malvinas, no solo por la cobardía de los militares a enfrentarse al imperialismo, sino que habían partidos burgueses, burocracia sindical, que antes y después de la guerra aceptan la hegemonía norteamericana en nuestro país, aunque digan que no.
Los pueblos de Latinoamérica sufrieron una derrota con el triunfo inglés en Malvinas.
Rosa D’Alesio
Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.