En distintos países de Latinoamérica se conmemora hoy el llamado descubrimiento de América. En la mayoría de estos, durante la última década, se ha reemplazado el nombre de Día de la Raza por distintas denominaciones.
Miércoles 12 de octubre de 2016
En Bolivia se celebra el Día de la descolonización; en Chile el Día del Encuentro entre dos mundo; Ecuador celebra el 12 de octubre bajo la denominación del Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad, y en Venezuela el Día de la resistencia indígena. En Argentina en 1917, Hipólito Yrigoyen declara al “Día de la Raza” como fiesta nacional. En el año 2010, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner firma un decreto de cambio de nombre por el “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. A pesar de esto los pueblos originarios aún continúan peleando por sus derechos.
A tres meses de la visita del rey Juan Carlos de España que generó un amplio repudio de las comunidades originarias y que fue recibida con honores tanto por el gobierno de Cambiemos y por el kirchnerismo un tiempo antes; la situación de los pueblos originarios poco ha cambiado en América Latina. A pesar de algunas conquistas gracias a su resistencia, su organización y sus luchas, aún los estados nacionales siguen avasallando sus derechos.
Un poco de historia
El historiador marxista J. Luis Vitale, marca una línea histórica de la dependencia de los países latinoamericanos que se inicia con la llamada conquista hispano-lusitana y se mantiene con otras formas hasta la actualidad. En sus estudios, caracteriza distintas etapas y períodos de transición, ubicando al período colonial como un periodo de transición hacia el capitalismo.
Destaca que con la dominación española y portuguesa se inició un largo período que se caracterizó por el predominio del comercio mercantil y la expoliación de las formas de vida comunitarias. Es un proceso que se produce por vía exógena y que culminará con el desarrollo del modo de producción capitalista y el modelo agroexportador a fines del siglo XIX.
Durante este período se desarrolló la exportación de metales preciosos, de las minas y la producción agropecuaria que reemplazaron a la economía agrícola indígena y orientaron el mercado colonial. Se introdujeron capitales en empresas mineras y agropecuarias y relaciones de producción asalariadas, dando origen a una clase dominante.
De este modo se estableció en las colonias un sistema económico desigual y combinado donde convivían formas económicas con gran inversión de capital y tecnología con formas pre-capitalistas. Las formas asalariadas predominaron un tiempo después por sobre la producción comunitaria. Es el inicio de la dependencia. Durante siglo XIX la inversión de capitales británicos en las colonias abrirá un nuevo ciclo de dependencia.
Además de esto, los territorios de los pueblos originarios fueron usurpados, sus cuerpos colonizados, asesinados, esclavizados y evangelizados. Un plan genocida que se articulaba con explotación de las riquezas americanas y el establecimiento de lazos coloniales.
Leé también Una visión crítica de la Conquista de América
Un poco de actualidad
En un breve mapeo de los pueblos originarios en Latinoamérica, se notan porcentajes oficiales donde la población originaria conforma más de la mitad, como en Bolivia (62%) y menores que incluyen a Guatemala (41%), Perú (24%), México (15%), Chile (11%) y países con porcentajes menores como Venezuela (2,7); Argentina, Uruguay y Costa Rica (2,4) y Paraguay (1,8%) y Brasil (0,50). A pesar de estos datos oficiales, el porcentaje aumenta si se considera a aquellas personas que se reconocen como descendientes de pueblos originarios.
Pero en todos estos países hay un común denominador. Los pueblos originarios se encuentran en situaciones de pobreza extrema, sin acceso a los servicios básicos, sin agua y vivienda digna. Hoy sufren muertes evitables, desalojos, represión y privatización de sus tierras y sus ríos.
Informes oficiales de la ONU, señalan que el 40% de los activistas ambientales asesinados pertenecen a los pueblos originarios.
Pero los asesinatos crecen por las represiones y persecuciones del estado Chileno y Argentino, por la contaminación de los ríos producidas por Chevrón en Argentina y Colombia donde la comunidad Wryúu denunció 1400 víctimas por enfermedades.
Los proyectos extractivos se extienden en todos los países marcando casos extremos como en Brasil donde los empresarios agrícolas cuentan con el parlamento para el desarrollo de proyectos mineros o hidráulicos, o en Cajamarca (Perú) donde la minera de Yanacocha emplea guardias de seguridad para atacar a los indígenas. En Puebla (México) los pueblos originarios denuncian 90 concesiones para “megaproyectos” que afectan los recursos naturales del estado y por esto las comunidades movilizaran este 12 de octubre. En Bolivia, el Consejo Nacional de Ayllus y Nakas de Qullasuyu denunció en el año 2012 la complicidad de Evo Morales con las mineras. El asesinato de la líder indígena, Berta Cáceres en el mes de marzo pasado en Honduras fue consecuencia directa de su denuncia contra las empresas hidroeléctricas que amenazaban a su comunidad.
En Argentina las comunidades originarias atraviesan distintos conflictos y se organizan por sus demandas.
Hernán Perriere
Nació en Bahía Blanca, es historiador (UNS) y docente. Integra el PTS y colabora con la sección historia de La Izquierda Diario.