El INE ha publicado los datos económicos del primer trimestre: bajo crecimiento de la economía (0,3%) y fuerte empobrecimiento de las familas.
Clara Mallo Madrid | @ClaraMallo
Viernes 29 de abril de 2022
Según los datos sobre crecimiento económico publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Producto Interior Bruto (PIB) apenas creció un 0,3% entre enero y marzo. El dato contrasta con la expansión de los dos trimestres anteriores, superior al 2%.
Los datos chocan con las previsiones que se esperaban para España en este 2022. Los organismos internacionales preveían hasta ahora que la economía española fuera una de las de mayor crecimiento en la zona euro dada la menor dependencia del gas ruso, sin embargo los datos han chocado con estas previsiones. El FMI por ejemplo esperaba un crecimiento del 4,8%. Más optimista era el Gobierno que apostaba por un crecimiento anual del 7%. Después de los datos del INE el Ejecutivo ha rebajad sus expectativas al 4,3%.
Entre las causas de este bajo crecimiento económico está la última oleada de la variante ómicron, la huelga de transportistas, los problemas de suministros y una espiral inflacionista que no parece controlarse impulsada por el desatado precio de la energía y agravada por la guerra de Ucrania. En marzo la inflación llegó al 7,5% en la zona euro. En el estado español llegó a situarse en marzo en el 9,8%.
Mientras, los salarios no suben, o si lo hacen, están muy lejos de equipararse con la subida de precios. CCOO y UGT siguen negociando subidas con la patronal en los convenios similares a las pactadas en 2021, es decir, entorno al 1% y 1,5% de media y con el Gobierno pactaron una subida del salario mínimo del 5,6% para 2022, todo ello muy por debajo de la carestía de la vida.
Los salarios no llegan: las familias consumen menos y se empobrecen más
Según los datos aportados hoy por el INE el consumo de las familias se ha hundido un 3,7% en este primer trimestre. Un porcentaje muy alto del gasto de los hogares, que sitúa este índice en niveles de consumo de finales de 2020 y principios de 2021. Recordemos que en ese momento nos encontrábamos en medio de fuertes restricciones a causa de la pandemia que limitaban mucho la capacidad de consumo. Las cifras actuales, sin embargo indican un enorme impacto de la pérdida de poder adquisitivo.
La pérdida de poder adquisitivo de las familias trabajadoras es notoria en el último año. Todo esto asfixia a las familias y lleva los índices de pobreza que según los últimos datos publicados por el INE actualmente se sitúa en el 21%.
En este contexto las subidas salariales pactadas por las burocracias sindicales y las medidas propuestas por el Gobierno “progresista” como son la reducción del precio de la gasolina en 20 céntimos por litro a partir del 1 de abril y solo hasta junio; el tope del precio de la luz por un año que además de limitado, repercutirá más en la gran industria que en los consumidores; o las ayudas al alquiler son medidas bochornosamente insuficientes.
Como explicábamos en un artículo anterior: “El ‘plan de choque’ de gasto público planteado por el Gobierno, cifrado en un coste de 16.000 millones de euros para paliar los efectos de la crisis por la guerra de Ucrania, es un auténtico parche que apenas destina 6.000 millones a la parte de ayudas directas al escudo social y a las rebajas del coste de la luz y los carburantes, entre los que también hay ayudas a las empresas del transporte y la pesca y la agricultura. A su vez, se destinarán 10.000 millones (62,5% de los fondos previstos) a créditos ICO, que irán directamente a los bolsillos de los empresarios para facilitar sus negocios.”
Este plan de ajuste además de no tener un impacto para paliar la situación de crisis social endeudará al Estado a costa de ayudas a las empresas, algo que terminará repercutiendo nuevamente en las y los trabajadores. Frente a ello y ante el servilismo de las burocracias sindicales que sostienen las medidas anti obreras de este Gobierno, es necesario pelear por el aumento del salario mínimo y aumentos al nivel del IPC; la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial, una escala móvil de indexación automática de los salarios según el nivel general de los precios y el coste real de la vida, nacionalización sin indemnización de los sectores estratégicos de la economía como las eléctricas, energéticas y la banca y por tirar abajo todas las laborales.
Estas medidas de fondo son las que realmente pueden frenar las consecuencias las consecuencias provocadas por la guerra provocada por Putin y por el imperialismo militar de la OTAN. La deriva militarista de los estados como el español no puede traer más que hambre a los pueblos del mundo. Es por ello que la organización y la pelea por estas medidas deben ir acompañada de una denuncia sin paliativos al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos.
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