Tras la huelga que durante las últimas semanas han mantenido para exigir una mejora de sus condiciones y que se ha saldado con un acuerdo con CCOO y Sepla, USO y Sitcpla han convocado nuevos paros de 24 horas hasta enero.
Miércoles 27 de julio de 2022
Foto: EFE/EPA/STEPHANIE LECOCQ
Ante la negativa de la dirección de la empresa de dialogar con estos dos sindicatos, se han convocado paros de 24 horas hasta la vuelta de navidades con el objetivo de conseguir la aplicación de los mínimos de la ley laboral y sindical en el sector de tripulantes de cabina y la readmisión de los 11 trabajadores despedidos durante las anteriores convocatorias.
Es decir, las reivindicaciones de los sindicatos es que se les apliquen los derechos laborales básicos, que no deberían ser objeto de negociación entre la patronal y los trabajadores, como los días festivos, las vacaciones anuales o el cumplimiento de la ley de prevención de riesgos laborales. Estarían amparados, además, en una sentencia de la Audiencia Nacional que les avala en esta materia.
USO y Sitcpla denuncian que la directiva de la empresa se niega a dialogar con ellos, y que hay flagrantes abusos de la libertad sindical, por lo que exigen también la paralización de todos los expedientes sancionadores abiertos a un centenar de trabajadores durante los paros anteriores.
Comisiones Obreras, que ya había intentado acordar con la patronal un acuerdo a espaldas del resto de sindicatos, ha firmado ahora una tregua temporal para desmovilizar a la plantilla.
Una acción de la dirección sindical que carece de lógica, sobre todo si se tienen en cuenta los abusos patronales que viene llevando a cabo Ryanair en los últimos tiempos: los trabajadores no tienen derecho a tarjeta sanitaria y deben hacerse cuentas corrientes en Irlanda, pese a residir y trabajar en el Estado español.
USO denunció, además, que la empresa ha llevado a cabo todo tipo de ilegalidades durante la huelga, entre las que se encuentran el esquirolaje, las amenazas a trabajadores y la vulneración del derecho a la huelga. Además, durante las primeras semanas, los servicios mínimos exigidos fueron del 100% y el gobierno propuso unas cuotas de hasta el 80%, lo cual se trataba de un boicot de facto a la huelga.
Pese a los boicots, el seguimiento de las huelgas ha sido notable, llegando a alcanzar el 40% las primeras semanas, y provocando centenares de cancelaciones y miles de retrasos en los vuelos.
Lo cual se suma a una oleada de huelgas este verano en el sector del transporte a nivel internacional, como las que se están viviendo en Lufthansa, Air France, British Airways y la propia Easyjet que opera en el Estado español. Un ejemplo de lucha que debe perseverar y que muestra que es la clase trabajadora la que tiene la fuerza de moverlo todo y, por tanto, también de pararlo.