El pasado miércoles se realizó una manifestación rodeando este centro hospitalario de Vigo que concluyó con un encierro y acampada en “hall” en contra de la privatización sanitaria

Jacobo A. García @Jacobscarface
Jueves 2 de junio de 2016
Foto: ID
La concentración fue convocada conjuntamente por la Junta de Personal y la asociación S.O.S Meixoeiro. Hablamos con los trabajadores de S.O.S Meixoeiro, que nos explicaron las reivindicaciones de este encierro indefinido, que pretenden mantener hasta que el Gobierno gallego y la Consellería de Sanidade hagan caso a sus peticiones y lo refleje por escrito. Alrededor de 500 personas ya se han anotado para hacer turnos durante los próximos días.
Después de varios meses de lucha de la sanidad en Vigo, en la que han intervenido todos los sectores de trabajadores y gran parte de los usuarios, este encierro constituye un paso adelante en la intensificación del conflicto.
Este movimiento saltó a la luz pública con una gran manifestación el 3 de septiembre del 2015, fruto de la puesta en marcha de un nuevo hospital - el Álvaro Cunqueiro - cuya construcción - de concesión privada- costó unos 1000 millones de euros, dando un peor servicio , con menor personal y medios, e incluyendo un parking de pago. Al mismo tiempo que los hospitales antiguos fueron prácticamente desmantelados, el nuevo hospital no tenía camas suficientes para dar cobertura a un área sanitaria de más de 500 mil personas. Existen plantas vacías en hospitales como el Meioeiro, con camas que no se están utilizando, así que los pacientes son derivados al nuevo hospital Álvaro Cunqueiro, o a clínicas y hospitales de gestión privada.
Los trabajadores encerrados reclaman la apertura de todas las camas de hospitalización, de la unidad de críticos a pleno rendimiento y en todos los turnos, con personal y materiales suficientes y adecuados para garantizar la seguridad de los pacientes, el cese de las derivaciones de pacientes a clínicas o hospitales privados -ya que se dispone de camas libres en el Meixoeiro- y un plan de choque para reducir las escandalosas listas de espera en el área, mediante la utilización de quirófanos mañana y tarde y contratación de personal de acuerdo a las necesidades de la población.
Por otra parte, el gobierno de Feijóo se enfrenta a uno de los mayores escándalos de la legislatura al ser imputados dos altos cargos del Servicio Galego de Saúde (SERGAS) por prevaricación y homicidio imprudente por los casos de la Hepatitis C, en los que murieron 6 personas por no recibir un tratamiento que les fue denegado por razones económicas. Ante esto, el Presidente de la Xunta no hizo otra cosa que jactarse de cumplir el déficit y negar toda relación de los recortes en sanidad con las muertes, dado que “el 99% de los pacientes han sido tratados”.
Camuflados detrás del cinismo de los representantes públicos están los intereses de las concesionarias constructoras de los hospitales, de las empresas de gestión sanitaria, de las contratas de servicios externos como cafetería o limpieza. Empresas que se benefician con cuantiosas sumas económicas de la progresiva degradación de la calidad asistencial a los pacientes, así como de la cada vez más preocupante precariedad laboral, la excesiva carga de trabajo y los despidos.
Como declaraba a Izquierda Diario Miguel Alonso, celador y vocal de la asociación S.O.S Meixoeiro, “la lucha no ha hecho más que comenza”r. Actualmente los trabajadores de los distintos sectores del hospital se sienten unidos para seguir afrontando acciones y movilizaciones conjuntas, con la ayuda de gran parte de los usuarios.
Sin embargo, todavía no existe una unificación con otras luchas obreras o con el movimiento estudiantil. Este es uno de los retos de este importante movimiento para fortalecerse y poner en pié una gran lucha contra la privatización de la sanidad en Vigo, que ha sido durante los últimos años el campos de pruebas y la punta de lanza de un proceso privatizador que se quiere implantar en toda Galicia y el resto del Estado español.
Huyendo del corporativismo de las principales centrales sindicales, que se esfuerzan por dividir las luchas y aislarlas, es necesario oponerle otra alternativa. Todos los sectores que sufrimos la privatización en sanidad y educación, la precariedad laboral y el paro, como consecuencia de la crisis capitalista y las políticas llevadas a cabo por nuestros gobiernos, debemos aunar esfuerzos para construir grandes movimientos que resistan y puedan revertir estos ataques mediante la movilización social.

Jacobo A. García
Vigo