Con guión del activista, periodista y escritor Gustavo Pecoraro y dirección de Lucas Santa Ana, sigue en cartel "Luces azules", en el cine Gaumont de la Ciudad de Buenos Aires. Una película entrañable sobre la vida misma.
Andrea D’Atri @andreadatri | Diputada porteña PTS/FIT
Miércoles 6 de marzo de 2024 11:23
Luces azules es una película estrenada hace muy poco y que está en cartelera. Y esto no es una reseña. En primer lugar, porque no soy crítica de cine y, en segundo lugar, porque el guionista Gustavo Pecoraro es un amigo de las luchas del movimiento de la diversidad sexual y de los feminismos y probablemente no está permitido, por ninguna academia, hacer críticas de cine a las películas que hacen las personas con las que marchamos juntas.
Y esto no es una reseña, porque Luces azules, a decir verdad, tampoco estoy segura de que sea una película. Es un manojo de emociones. Trata de cumpleaños, casamientos, enfermedades, muertes, recuerdos, bromas, sueños. Muestra ternura, envidia, amor, aburrimiento, pasiones, vergüenza, dolor, alegría. Es la vida misma de una familia ensamblada; pero no ensamblada por los lazos de sangre y aquellos que impone el Estado a los vínculos humanos, sino por la amistad. Una amistad que, vinculando a distintas personas por alguno de sus aspectos compartidos, termina conformando un grupo divinamente heterogéneo en el que, sin embargo, todos podemos reconocernos. Las chicas que ocultan lo inocultable hasta que no pueden más y deciden salir del clóset; los que transitan la vejez haciéndose mutua compañía; la mujer que está aburrida de tanta rutina y harta de postergar sus ilusiones; los que descubren que no hay sensualidad en los mandatos conservadores y los que pactan respetarse como base fundante de la libertad. Todos tienen cabida en la mesa de la celebración. Porque los 70 se celebran, claro. Y mucho más si sos un gay argentino.
Luces azules no es una biografía, como tampoco lo era la novela De querer así, que también comentamos en La Izquierda Diario, cuando la leímos a toda prisa, recién salida de la imprenta. Pero si de aquella primera novela de Gustavo Pecoraro opinamos que trasuntaba jirones de sus perturbadores amores adolescentes y encuentros sexuales fugaces en los rincones más sórdidos de la Buenos Aires de los años ’80, esta vez, también podemos entrever destellos de la vida del guionista en este siglo XXI, con derechos conquistados, nostalgias del pasado, dolores por las pérdidas (¡cuántas!) y madurez en las relaciones que se añejan y ennoblecen con el tiempo. Porque ¿qué, sino el franco testimonio de que hemos vivido, son las amistades que construimos y transformamos y solidificamos a lo largo de nuestras breves historias?
Luces azules es una comedia dramática. De esas que te hacen reír inesperadamente y llorar en silencio cuando no lo imaginabas y te obliga a preguntarte por qué te pasan esas cosas, en la oscuridad del cine. Quizás porque arranca con las imágenes del actorazo Claudio Da Passano, que falleció tempranamente, poco después de rodar esta película. Quizás porque el arco generacional de los personajes nos demuestra, a los más viejos, que somos seres anfibios: aquellos que navegamos en infancias y adolescencias grises y dictatoriales, atravesamos juventudes vertiginosas de "destape" democrático pero en sótanos que cuidaban nuestras libertades de la peligrosa luz del día. Y que hoy, celebramos el casamiento de nuestros amigos con sus amigos, de nuestras compañeras con sus compañeras, defendemos que les pibes hablen con la E y con la letra que se les cante y nos tranquiliza saber que se puede vivir con VIH, porque un resultado de laboratorio ya no es más una sentencia de muerte.
Pecoraro es de esa generación anfibia. La que esperaba al lado del teléfono con cable que ese alguien llamara. La generación que aprendió a vivir con televisión en blanco y negro y a abrirse una cuenta en una app de citas. A transitar dos mundos, en el mundo. La generación que está pendiente de que no nos apaguen las luces azules que nos marcan el camino.
No me hagan caso a mí, porque esto no es una reseña. Vayan a ver la película porque es hermosa y lean las recomendaciones de quienes hacen, en serio, una crítica de cine. Y ya van para la tercera semana en cartelera. Lo que demuestra que, en esta Argentina de presente tan oscuro, es un verdadero bálsamo encontrar estas Luces azules.
Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635, CABA.
Andrea D’Atri
Diputada porteña del PTS/Frente de Izquierda. Nació en Buenos Aires. Se especializó en Estudios de la Mujer, dedicándose a la docencia, la investigación y la comunicación. Es dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Con una reconocida militancia en el movimiento de mujeres, en 2003 fundó la agrupación Pan y Rosas de Argentina, que también tiene presencia en Chile, Brasil, México, Bolivia, Uruguay, Perú, Costa Rica, Venezuela, EE.UU., Estado Español, Francia, Alemania e Italia. Ha dictado conferencias y seminarios en América Latina y Europa. Es autora de Pan y Rosas. (…)