Esta es la segunda entrega del Ciclo que estrenáramos el último 24 de marzo. En esta ocasión, Myriam Bregman se juntó con Osvaldo Barros, sobreviviente de la ESMA e integrante de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos.
Sábado 10 de abril de 2021 10:27
Entrevista a Osvaldo Barros por Myriam Bregman - YouTube
Este sábado presentamos la segunda entrega del Ciclo de entrevistas: La lucha contra la impunidad en La Izquierda Diario. Donde Myriam Bregman, con su vasta experiencia en las causas de lesa humanidad, entrevista a los protagonistas de los primeros años de lucha contra la impunidad de los genocidas.
Primera entrevista: Bregman con protagonistas de la lucha contra la impunidad: Elsa Pavón, una abuela de Plaza de Mayo
Primera entrevista: Bregman con protagonistas de la lucha contra la impunidad: Elsa Pavón, una abuela de Plaza de Mayo
En esta oportunidad Myriam entrevista a Osvaldo Barros, quien al momento de su secuestro por la patota de la ESMA era maestro, militante gremial de la incipiente CTERA y militante político del Grupo Obrero Revolucionario. Fue Secuestrado el 21 de agosto de 1979, también su compañera Susana Leiracha. Ella era dirigente universitaria y graduada en la carrera de Farmacia y Bioquímica. Su hermano Guillermo Barros, también era maestro y había sido secuestrado y asesinado por la Triple A en 1975.
Durante este valioso testimonio, Osvaldo relata su cautiverio en la ESMA, el paso por los distintos sectores del centro clandestino, y el traslado a la isla El Silencio (en septiembre de 1979), que se situaba en el delta del Paraná y era propiedad de la cúpula de la Iglesia. Ese traslado y ocultamiento de decenas de detenidos de la ESMA se produjo durante la visita al país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que tuvo lugar durante algunas semanas de septiembre de ese año.
El padre de Osvaldo fue uno de los familiares que denunció las desapariciones ante la visita de esa comitiva. Osvaldo cuenta aquí como por la orientación trotskista e internacionalista de la organización que integraba se logró que la denuncia de su desaparición cobrara estado público en toda Europa.
“Estamos trabajando para 20 años de tranquilidad social”
Esa fue una de las definiciones que escuchó de boca de uno de sus torturadores, Juan Carlos “Colores” Del Cerro, que le resumía a los secuestrados el objetivo político y social de la dictadura genocida. Es por eso, que Osvaldo reflexiona: “el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, era un título correcto. Vinieron a cambiar la reestructurar la organización político económico y social del país A aniquilar al movimiento obrero”.
En el alegato de la causa ESMA II, Myriam Bregman como abogada de Osvaldo relacionó esos dichos de “Colores” con otro hecho histórico, en su alegato expresó “Algo similar a lo que afirmó en su momento Thiers, el arquitecto de la masacre de 30.000 obreras y obreros de la Comuna de París en 1871 cuando se vanagloriaba de haberse sacado de encima la perspectiva de la revolución por una generación”.
“En el Juicio a las Juntas, uno tenía que declarar en el tribunal con su secuestrador libre, que nos amenazaba y gritaba desde el público”
Osvaldo también se refirió a una cuestión de la cual se fue perdiendo perspectiva con el paso de las décadas: cómo era ser testigo a la salida de la dictadura, bajo las amenazas del aparato genocida vigente e impune.
A fines de 1984 Osvaldo ya sería parte de los denunciantes que constituyeron los casos juzgados en el llamado Juicio a las juntas de 1985.
Osvaldo recuerda que por la “teoría de los dos demonios” que regía los juicios a partir de los decretos emitidos por el gobierno de Alfonsín “en esos juicios no podíamos contar nuestra militancia política”.
El camino contra la impunidad, como describe Osvaldo, ha sido más que sinuoso. Y para explicarlo nos cita un ejemplo. “La CONADEP, formada bajo el gobierno de Alfonsín, tras la recopilación de miles de denuncias, contaba con un listado de unos 1500 represores. Nunca lo hizo público”.
Finalizando la entrevista, rememoraron la realización del documental Memorias de la Resistencia, que reproduce el relato de sobrevivientes de la ESMA donde hubo espacio para recordar anécdotas del cautiverio junto a otros entrañables compañeros, como Víctor Basterra.
Osvaldo define su rol, su militancia a la salida de la dictadura: “Cuando salimos con vida de los campos de concentración, nos propusimos no olvidar a los compañeros que quedaron allí, no olvidar el rostro de los represores. Es la justicia por la que seguimos peleando”. Dar testimonio, ni más ni menos.