En esta nueva entrega de Luchadoras abordaremos la histórica huelga denominada El Aguilarazo, hecho que ocurrió el 6 de noviembre de 1973, proceso que como suele suceder es apocado por las figuras de caudillos desplazando no solo la acción de las bases si no, el fundamental y trascendente rol de las mujeres.
Verónica Valdez @valveritos
Miércoles 14 de noviembre de 2018 13:53
Condiciones de vida en la Mina
Las esposas y familiares de los mineros son el testigo fiel de las duras condiciones de vida, las jornadas extenuantes de más de 15 horas, los riesgos y accidentes a los que están expuestos, las estadísticas de la época indican que en Jujuy los obreros tenían un promedio de vida inferior en 10 a 15 años en comparación con otros obreros de la Argentina. El hacinamiento era un grave problema, había casillas en las que convivían hasta tres familias enteras y un deficiente centro sanitario que violentaba a las mujeres y particularmente en el momento del parto por eso, muchas decidían tener sus hijos en sus casas. En las proveedurías del complejo minero una vez seleccionada las frutas y verduras para “las familias de los jefes” lo que sobraba era vendido a la familia de los obreros. El maltrato era indignante e impune, esto se recrudecía cuando se combinada con la discriminación por su pertenencia étnica, por ser originarios de los pueblo Collas de la provincia, o traídos como mano de obra barata de las fronteras de Bolivia.
La huelga de los 33 días
Contra estás terribles condiciones de vida, y ante la negativa por parte de la empresa a aceptar las negociaciones por la renovación del Convenio Colectivo de Trabajo, en marzo de 1964 los obreros en asamblea deciden ir al paro por tiempo indeterminado.
Josefina Aragón presidenta del comité de Amas de Casa cuenta que las asambleas estaban prohibida para las mujeres, aunque esto no fue un obstáculo para las aguerridas mujeres de la mina.
En una nueva asamblea las mujeres concurrieron a la sede del sindicato, la discusión gira en torno a la situación del conflicto y la necesidad de visibilizarlo. Es así que se pone a votación la medida de marchar hasta la casa de gobierno.
Esta medida no tuvo buena recepción entre los obreros, ahí es donde se hace decisiva la intervención de las mujeres que querían marchar a pie hasta el centro político de la provincia y donde se escucha “¡Si los hombres no quieren marchar, que se queden a cuidar nuestros hijos y nosotras marcharemos a pie a buscar la solución de la huelga!” solo de esta manera, la medida fue votada.
La gran huelga que duro 33 días fue cerrada antes que la marcha llegue a San Salvador de Jujuy con un acuerdo entre la empresa y el gobierno de Horario Guzmán que prometió pagar la totalidad de los días caídos, algo que nunca se cumplió. Cabe destacar que el rol más progresivo lo definieron las mujeres en el intento de visibilizar y llegar a la capital de la provincia para la resolución del conflicto, ya que la dirección sindical encabezada por Avelino Bazán, deposito la confianza en la patronal y el gobierno de turno. Josefina Aragón relata que , aquella huelga había sido pacífica, y los obreros y familias no sólo no lograron sus reivindicaciones, sino que sufrieron el descuento de 33 días de huelga y ante esta situación tampoco se realizo ninguna acción o reclamo, más bien se pacifico la situación.
El Aguilarazo
En febrero de 1973, cuando la empresa decide suspender totalmente las horas extras, estalla otra gran huelga contra este ataque así como por el conjunto de los reclamos laborales y sociales, conflicto que se extiende hasta los primeros días de noviembre.
El 5 de noviembre en asamblea secreta, los trabajadores habían aprobado el plan de lucha que comenzaría a media mañana del día siguiente. Esta gesta pasará a la historia como el Aguilarazo.
El 6 de noviembre empezó la gran huelga, se organizaron para tomar la usina, cortar las comunicaciones y parar en forma masiva. A las diez de la mañana, mujeres y niños estaban en medio de la manifestación, uno de los objetivos era detener a Eduardo López, jefe de Personal, para que compareciera ante los obreros.
Fue dinamitado el puente que une a la estación ferroviaria Tres Cruces con El Aguilar, las mujeres con sus hijos en las espaldas y la dinamita en los delantales fueron protagonistas de esta rebelión, frente a la movilización la gendarmería desato una represión sangrienta que dejo ocho obreros heridos y se cobro la vida del minero, Adrián Sánchez.
En las últimas horas del 6 de noviembre, después de la brutal represión y la agonía de un obrero, se sentaron a negociar el director de Trabajo y ex dirigente del sindicato Avelino Bazán, la dirección gremial, la patronal Norteamericana, el gobernador de la provincia y el comandante de la Gendarmería, llegando a un principio de acuerdo “ad referéndum de la homologación del Ministerio de Trabajo de la Nación”. Esta clausula fue una trampa para los trabajadores que confiando, como en 1964, en lo prometido por las autoridades y su ex dirigente sindical, Avelino Bazán, levantaron todas las medidas confiados en haber conseguido lo reclamado.
Finalmente la empresa desconoce el acuerdo y el Ministerio de Trabajo de la Nación falla en favor de la patronal, otorgando a los trabajadores solo un leve aumento salarial.
A modo de conclusiones
En el año del Aguilarazo, Perón asumía recientemente su tercer mandato, la provincia estaba gobernada por esos apellidos que hasta el día de hoy resuenan, Carlos Snopek y José Martiarena de senador. Esta gesta transcurrió en el marco del ascenso obrero desde fines de los 60 en nuestro país y Jujuy no estuvo ajeno a este proceso ni mucho menos le falto combatividad. Asi lo muestran la luchas de los miles de docentes nucleados en el gremio ADEP dirigido por Marina Vilte, las conquistas de los trabajadores del Ingenio Ledesma dirigido por Melitón Vázquez, o como en este caso, la enorme combatividad de obreros y mujeres de Mina El Aguilar, con importante influencia de Avelino Bazan. Sin Embargo, ni durante el aguilarazo ni mucho menos después, estas direcciones sindicales propiciaron la confluencia entre las bases, ni se busco la coordinación de las luchas. Mayoritariamente mantuvieron aislado a cada gremio y a lo sumo hubo comunicados de solidaridad con otros sectores, estrategia similar a las llevadas a cabo por las direcciones sindicales Peronistas a nivel nacional, lo que llevo a la fragmentación del movimiento obrero y al no cuestionamiento al gobierno de Perón.
La vuelta de Perón y la implementación del Pacto Social fue el intento de desviar y poner freno al auge obrero y juvenil en todo el país. El Aguilarazo fue el primer “AZO” durante el reciente implementado “Pacto Social”, que luego sería puesto en cuestión por numerosas huelgas como las azucareras y el Villazo en 1974, o la huelga general de Junio y Julio 1975, conocida como Rodrigazo, esto es lo que llevo a definir al Imperialismo Norteamericano, a la burguesía y la ejercito una salida por la fuerza con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976.
Así es que 29 obreros de la mina El Aguilar, fueron secuestrados en un operativo conjunto de la Gendarmería Nacional, la policía Jujeña, y la empresa que puso a disposición sus camionetas, que sirvieron para arrastrar a los trabajadores, encadenados, al destacamento de La Quiaca y al penal de Villa Gorriti. Avelino Bazán también fue secuestrado, liberado y vuelto a detener. Aún continúa desaparecido.
Recuperar estas experiencias de lucha, heroísmo y combatividad, características del movimiento obrero Jujeño y de sus familias, el rol decisivo y fundamental de las mujeres, pero también el de las direcciones sindicales y políticas que llevaron a la derrota, cobra mayor sentido cuando está en curso en nuestro país un nuevo saqueo por parte de los empresarios y el fondo monetario Internacional, hoy bajo el gobierno de Macri en complicidad con el Partido Justicialista, nos permiten sacar lecciones y recuperar hilos de continuidad de nuestra clase anclados en la auto organizaron de las bases, la confianza en las propias fuerzas y en la preparación permanente en una perspectiva anticapitalista y socialista, poniendo en pie un partido propio de las y los explotados , con una estrategia que de una vez por todas nos permita vencer.