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Red Internacional
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Luchas obreras frente a la inflación en los años 80

La inflación ha comenzado a mostrar los primeros ejemplos de lucha por parte de los trabajadores en el Estado español. Los trabajadores de Cádiz o Cantabria abren la puerta a un posible horizonte de huelgas. Ante esta posibilidad rescatamos algunos ejemplos de luchas obreras que enfrentaron la crisis y la inflación en los años 80, un contexto con algunos puntos de unión con la situación actual.

Alex León @A10Leon

Jueves 11 de agosto de 2022

Las luchas obreras de las que estamos siendo testigos en el último periodo por subidas salariales como respuesta a la inflación en lugares como EE.UU., Reino Unido o Alemania, pero también con ejemplos en el Estado español como las huelgas la de la Mercedes en Vitoria o las pasadas huelgas del metal en Cantabria o Cádiz pueden ser el anticipo de lo que podría ser un repunte de la conflictividad en todo el globo. A ello se suman las revueltas que por la inflación se vienen dando en lugares como Ecuador, Sri Lanka , Turquía e India. Se prevé que entremos en un periodo turbulento de luchas obreras a causa de la inflación y la crisis económica.

La inflación sube de manera desbocada y llega a niveles que no existían desde los años 80. Una época marcada por la crisis del petróleo, el nefasto PSOE de Felipe González y la reconversión industrial. Pero también marcada por un periodo de conflictividad obrera en los sectores de la industria pesada que sufría las peores consecuencias de esta reconversión.

La historia del movimiento obrero en el Estado español de los últimos 40 años está llena de grandes batallas, represión policial y derrotas, pero también de algunas victorias. Las luchas que se dieron, aunque silenciadas, forman parte de la experiencia del movimiento obrero y se mantienen en una tradición que tiene sus ecos en el presente. No es casualidad que en el último año se hayan reeditado huelgas importantes en lugares que fueron protagonistas hace 40 años. Aquí mostramos algunos ejemplos.

Altos Hornos del Mediterráneo en Sagunto

La escasez de microchips por la crisis de suministros que se dio en 2021 hizo que la empresa Pilkington en Sagunto anunciara un ERE que afectaba a 121 trabajadores. Hubo una respuesta inmediata de convocar asambleas en las que se decidieron jornadas de huelgas, piquetes y movilización. La ciudad de Sagunto se movilizó, participando en la manifestación hasta 40.000 personas contra el despido de los trabajadores, entendiendo que si se conseguían culminar los despidos el resto de fábricas de la zona tomarían ejemplo.

Esta respuesta de toda una población en tan poco tiempo no es casualidad, es un aprendizaje de la memoria colectiva por las luchas que se dieron en 1982 en los Altos Hornos de Sagunto.

En plena reconversión industrial de la mano del PSOE dos empresas públicas y una privada de la siderurgia anunciaron recortes de plantilla por la crisis del petróleo. ENSIDESA en Avilés (Asturias), Altos Hornos de Vizcaya y Altos Hornos del Mediterráneo en Sagunto fueron algunas de las empresas elegidas para efectuar los despidos.

Entre el 83 y 84 se realizaron en Sagunto 24 jornadas de huelga en la fábrica, 9 huelgas generales en la comarca en las que participaron 80.000 personas, manifestaciones multitudinarias en Sagunto y Valencia, junto con marchas a Madrid. También se hicieron otros métodos de lucha como cortes de carretera, barricadas y retenciones de directivos de la empresa y hasta parlamentarios.

La policía nacional y guardia civil dirigidos por el ejército de tierra abrieron fuego contra los manifestantes, alcanzando con una bala a un trabajador. La inmediata respuesta de los trabajadores fue marchar hacia la comisaría de policía de Sagunto, entre los desperfectos por la muchedumbre fue quemado un coche policial.

Estos 15 meses de lucha sostenida en el tiempo fue lo que obligó al gobierno del PSOE a negociar con los trabajadores para llegar a un acuerdo. Este preacuerdo debía pasar por asamblea de trabajadores, algo impuesto por los trabajadores educados en los años de lucha de la transición, los cuales no aceptarían una decisión que no fuera tomada de forma directa en asamblea.

Finalmente, la asamblea llegó a un acuerdo evitando que hubiera despidos.

Astilleros de Cádiz

La huelga de metal de Cádiz fue la huelga más importante de los últimos años. Fue la cara más visible de una oleada de huelgas del pasado año al que bautizamos como el noviembre caliente.

Los trabajadores de la subcontratas de Cádiz que a su vez trabajan para las grandes empresas del metal como Airbus o Aceralia se pusieron en huelga porque la inflación les estaba dejando con menor poder adquisitivo y eso no se reflejaba en la subida de salarios del nuevo convenio. Tanto los trabajadores como estudiantes y el resto de la población de Cádiz volvieron a dar ejemplo de solidaridad y de aprendizajes de la memoria colectiva utilizando métodos de lucha que funcionaron muy bien en los años 80. Cortaron los puentes de acceso a la ciudad y la gran mayoría de Cádiz participó en las movilizaciones en apoyo a los trabajadores del metal.

En 1987 el gobierno del PSOE había decidido desincentivar los astilleros y por tanto dejando en la calle a 2.500 de los 3.300 trabajadores de los astilleros de Cádiz. La asamblea de trabajadores decidió realizar movilizaciones para evitarlo.

Como había escasez de trabajo, una huelga no habría sido efectiva y decidieron cortar carreteras con barricadas. Durante cuatro meses cada martes y cada jueves se cortaban las carreteras. A pesar de la represión policial se pudieron mantener las protestas en el tiempo gracias al apoyo de una parte importante de las y os vecinos de Cádiz.

Finalmente el gobierno ofreció un acuerdo que aseguraba nuevos pedidos para el astillero y que no habría despidos.

La batalla de Reinosa en la siderurgia de Cantabria

La congelación de los salarios en el convenio del metal en pleno récord de inflación de los últimos 30 años fueron un factor determinante para que los trabajadores fueran a la huelga del metal convocada por CCOO, UGT y USO el pasado junio. Los trabajadores estuvieron 19 días en huelga demostrando la enorme predisposición a luchar cuando los salarios están en juego. A pesar de la enorme lucha de estos trabajadores las burocracias de CCOO, UGT y US llegaron a un acuerdo con la patronal, que aunque ratificado por los trabajadores no expresaba la voluntad de su lucha. La empresa Reinosa Forgings & Castings, antigua Forjas y Aceros de Reinosa, fue una de las fábricas que tuvo que cerrar a causa de la huelga.

En Cantabria todavía queda el recuerdo de la lucha de Reinosa en los años 80, en la época de la reconversión industrial, cuando se atacó fuertemente a los trabajadores industriales de cientos de industrias del Estado español. Querían imporner un ERE de 500 trabajadores mientras que uno de los consejeros de la fábrica Forjas y Aceros de Reinosa, Antolín, había sido nombrado consejero de Obras Públicas del Gobierno Vasco. Al enterarse de esto los trabajadores de la fábrica le retuvieron en el interior del edificio mientras que estudiantes y otros trabajadores fueron a apoyarles en la lucha contra los despidos.

Tuvieron que acudir 321 guardias civiles al rescate de Antolín para liberarle, lanzando pelotas de goma, botes de humo y otro tipo de artillería. Estudiantes, familiares y otros trabajadores de la zona comenzaron disturbios en otros lugares de la comarca del Campoo al enterarse de lo sucedido.

Cerca de 10.000 personas se enfrentaron a trescientos guardias civiles. Consiguieron acorralarles y finalmente les obligaron a rendirse debido a la superioridad numérica y al desconocimiento del terreno por parte del cuerpo policial. Posteriormente les desarmaron y les obligaron a abandonar el pueblo.

Esto causó un gran revuelo porque fue una derrota total de la guardia civil contra la defensa de todo un pueblo.

Finalmente se aprobó el ERE por parte de la Dirección General del Trabajo dejando en la calle a 436 trabajadores, pero la enorme lucha de estos inspiró a muchos trabajadores.

Las luchas que están por venir

Estos y otros ejemplos sirven para demostrar que las grandes experiencias de lucha permean en los sectores más avanzados de la clase obrera.. No debemos olvidar la historia y las grandes experiencias de lucha, ya que es la que nos permite acumular las enseñanzas de los aciertos y de los errores del pasado.

La confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas para salir a luchar y parar la producción es lo que permitirá, no solo resistir a la patronal, el chantaje de las eléctricas y la subida de precios por la inflación, sino lograr mejoras y avances en el futuro independientemente de quién esté en el gobierno e independientemente de los intentos por parte de las patronales y los gobiernos ayudados por los grandes medios de comunicación por borrar nuestra tradición de lucha.

Es necesario coordinar todas las luchas que están por venir para pelear por un programa que de una salida a los padecimientos que sufre la clase trabajadora y los sectores populares, que empiece por rodear de solidaridad las luchas con acciones de apoyo, militar las cajas de resistencia y denunciar la represión del Gobierno.

Es vital el impulso de asambleas democráticas que superen los métodos de las burocracias sindicales, en las que todos los trabajadores y trabajadoras decidan el plan de lucha para continuar. La izquierda sindical y los sectores combativos de los sindicatos mayoritarios tienen por delante una gran tarea.