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Red Internacional
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Venezuela

IMPULSEMOS LA MOVILIZACIÓN INDEPENDIENTE DEL GOBIERNO Y DE LA MUD. Luchemos por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana

En la actual crisis política venimos planteando la necesidad de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, en este artículo desarrollamos el contenido y el por qué de esta demanda.

Milton D’León Caracas / @MiltonDLeon

Viernes 28 de abril de 2017

En nuestra declaración política frente a la crisis en curso, planteamos que ni el gobierno ni la oposición representan los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre, llamando a pelear por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y un Plan de emergencia obrero y popular, lo hacemos en la perspectiva de la lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.

El gobierno de Maduro ha venido aplicando una serie de ajustes económicos antiobreros y acorde a las exigencias empresariales y de una burocracia corrupta, descargando en los hechos la severa crisis económica imperante sobre los trabajadores y los sectores populares, acompañando esta política con su accionar represivo contra las luchas de los explotados que no se encuadran dentro de sus planes.

Bajo el pretexto de enfrentar la conspiración de la derecha activa todo un Estado de excepción y de “emergencia económica” permanente que restringen libertades democráticas y derechos elementales y le sirve de amparo para la aplicación de todo un plan represivo que va desde la siniestra Operación para la Liberación del Pueblo (OLP), militarizando las barriadas populares, criminalizando la pobreza y ejerciendo un control social sobre los sectores populares, hasta planes de “control interno” como el llamado “Plan Zamora” que no es otra cosa que la utilización de las Fuerzas Armadas, los organismos de inteligencia y las fuerzas de represión policiales, contra cualquier protesta en el país.

Son parte de los intentos del gobierno de ganar más poder de manera arbitraria para contrarrestar su debilidad que generan un rechazo extendido, un gobierno que en su baja popularidad, se sustenta en las Fuerzas Armadas en un proceso cada vez mayor de bonapartización.

Es un gobierno al que hay que decirle basta, por lo que llamamos a enfrentarlo pero desde una perspectiva de clase, de los trabajadores y los pobres y sus demandas fundamentales. Pero en esta pelea no nos sumamos a las movilizaciones que impulsa la MUD que busca sacar a Maduro para llegar al gobierno y aplicar todo el conjunto de planes antiobreros y proimperialistas, un gobierno tan o más ajustador que el actual, un gobierno directo de los empresarios y los agentes del imperialismo que utilizará todos los planes represivos que tenga al alcance de la mano para aplastar toda lucha obrera y popular. Incluso ya la derecha se ha manifestado contra acciones desesperadas de pobres expresadas en algunos saqueos que se han dado, endilgando que son organizadas por el gobierno.

Pero no se trata solo de decir basta de Maduro o de llamar en forma acrítica a elecciones anticipadas a sabiendas que la única que están en condiciones de capitalizar la crisis del gobierno y el chavismo en estos momentos es la oposición derechista. Se trata de plantear una política independiente del chavismo para que la MUD no capitalice dicha crisis. Por ello, ubicarse solamente en el eje antigubernamental enfrentando a Maduro sin combatir también a la oposición, es terminar siendo furgón de cola de las demagogias y políticas de la MUD, cayendo en los hechos en una política oportunista y capituladora.

De allí que la clave del momento político es enfrentar tanto al gobierno de Maduro y a la derecha organizada en la MUD, desde una perspectiva de clase y anticapitalista. En un reciente artículo titulado “Los trabajadores, los sindicatos y la crisis imperante”, hemos explicado el por qué la clase trabajadora no está en el centro de la escena política, y para desgracia sectores de ella son usadas como carne de cañón tanto en las marchas convocadas por la derecha como por el chavismo. Se trata entonces qué política levantamos los revolucionarios para que sean los trabajadores y los explotados ingresen al centro del escenario con una política independiente, de clase y anticapitalista, enfrentando a ambos bandos antiobreros y antipopulares.

Desde esta ubicación, partiendo de que somos firmes defensores de un gobierno de los trabajadores, del poder de los explotados, es que planteamos la pelea por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, vinculada a un Plan de emergencia obrero y popular. La Asamblea Constituyente Libre y Soberana no es simplemente una consigna más, sino que busca responder a las aspiraciones democráticas legítimas del pueblo trabajador, que busca una solución a la gravísima situación y quiere hacer pesar realmente su voluntad en los asuntos nacionales en esta hora de aguda crisis. Responder a esas aspiraciones juega un papel clave en la actual crisis, sobre todo cuando la derecha, que ha demostrado ser tan golpista y antidemocrática en toda su historia, hace demagogia con cuestiones de “democracia” frente a la creciente bonapartización y carácter represivo del gobierno.

La política de la MUD, que bajo la demagogia democrática busca volver a una democracia neoliberal para ricos es profundamente reaccionaria. Incluso es de alertar que de concertarse una “transición pactada” ésta se apoyaría en el bonapartismo del actual régimen y en el papel de las FANB, a los que la MUD estaría muy dispuesta a recurrir para sus propios fines antipopulares y proimperialistas.

Por otra parte, en total hipocresía y cinismo el chavismo sigue hablando de “poder popular” y de “democracia protagónica” cuando más antidemocrático se está mostrando. Hay más bien instrumentos de control gubernamental y cooptación, impidiendo una verdadera participación popular en las discusiones centrales, como qué hacer con la deuda externa, la asociación con capitales extranjeros para explotar el petróleo y los recursos mineros, y la adopción de medidas económicas y políticas.

Hemos insistido en que ni las propuestas “republicanas” de la derecha ni las instituciones de la “Quinta República”, con su extremo presidencialismo, permiten la plena expresión de esa voluntad, a pesar de la fraseología del chavismo sobre “participación” y “protagonismo”, e incluso de “poder popular”. Recientemente hemos visto cómo se ha avanzando a un sistema de legalización de partidos, donde solo los mayoritarios podrán participar de elecciones, eliminando de un plumazo a partidos menores pero sobre todo a aquellos que se reivindican de la clase trabajadora y socialista como el PSL y han impedido que la organización Marea Socialista se pueda legalizar. En este plan antidemocrático tanto el chavismo como la oposición coinciden plenamente. Con total cinismo el chavismo habla de “poder popular”, cuando el gobierno ha venido impidiendo la realización de elecciones en varios sindicatos importantes desde 2014, por eso hay que decir claramente, fuera la injerencia del Estado de las organizaciones sindicales y por la realización inmediata de elecciones en todos los sindicatos.

Hay que plantear abiertamente que si vamos a discutir los problemas democráticos, vayamos hasta el fondo, dando una respuesta política independiente, que cuestione de raíz tanto al gobierno como a la oposición, una respuesta que solo puede surgir de las manos del pueblo trabajador, peleando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, para debatir de raíz los grandes problemas políticos, sociales y económicos del país y del pueblo, donde podamos discutir y decidir por nuestras demandas, que sirva para desarrollar la movilización obrera y popular contra todo el entramado de cúpulas, militares e injerencismos que quiere decidir nuestros destinos.

En las actuales circunstancias, una respuesta verdaderamente democrática y que pueda poner en cuestión ambos proyectos que persiguen sostener este mismo orden social capitalista, solo puede surgir de las manos del pueblo trabajador, peleando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que concentre el poder ejecutivo y legislativo, eliminando el cargo presidencial que es una figura solo destinada a mantener el orden capitalista y facilita los bonapartismos, que supere la antidemocrática forma de representación de la Asamblea Nacional (que no es proporcional y sobre representa a la primera fuerza), que elimine la injerencia de las FANB en la vida económica y civil y su intervención represiva en el orden interno, que resuelva la sustitución del actual poder judicial, esa casta de jueces que no elige nadie, por jurados populares elegidos por sufragio universal. Se trata en suma de una Constituyente Libre y Soberana donde discutamos la resolución efectiva de todas las demandas económicas, democráticas y sociales del pueblo trabajador, con representantes que ganen el salario de un obrero calificado y sean revocables en cualquier momento por sus electores.

Actualmente asistimos a una verdadera sangría con el pago de la deuda externa a costa del pueblo, siendo que en los tres años de más severa crisis se ha pagado más de 60 mil millones de dólares. Este año se pagarán 17 mil millones de los cuales, hasta abril, ya se han cancelado más de 3 mil millones de dólares. Al mismo tiempo se ha avanzado en una apertura a las grandes transnacionales tanto en el sector petrolero como minería, cuyo caso más emblemático de entreguismo es el proyecto del Arco Minero del Orinoco prácticamente a manos de empresas internacionales depredadoras de atraco a nuestras riquezas y con condiciones de explotación laboral casi esclavistas. En este marco las Fuerzas Armadas han avanzado de una manera vertiginosa en el control de grandes empresas que van más allá de lo militar, incursionando en negocios del petróleo, explotación minera, siderúrgica, transporte, prestación de servicios, en fin, de un empoderamiento económico incluso en alianza con transnacionales.

Por todo esto, como parte de las cuestiones que se debe plantear la Constituyente, debería consagrar que las conquistas parciales obtenidas en estos años, como las nacionalizaciones, no pueda ser revertida. Al contrario, deben ser ampliadas: verdadera nacionalización del petróleo y los recursos naturales, bajo control de sus trabajadores y en alianza con las comunidades, para impedir los desastres a que lleva las nacionalizaciones la burocracia corrupta e ineficiente del gobierno, una profunda y radical reforma agraria y urbana, no pago de la deuda externa, monopolio estatal del comercio exterior bajo control obrero y popular, entre otras tareas.

La lucha contra el imperialismo en el camino de una verdadera liberación nacional es una cuestión clave en la Constituyente, sobre todo, cuando se avanza en todo un entreguismo con el que la MUD está de acuerdo. Denunciar la injerencia del imperialismo estadounidense, para lo cual todo el derechismo continental se presta, tal como hace Macri, Temer, Kuczynski, Santos, Peña Nieto, entre tantos otros, peleándose por quién es el mejor peón de Trump, es fundamental en estos momentos.

No se trata de una de esas Asambleas Constituyentes limitadas por los intereses políticos de uno u otro bando, como las que se han dado en décadas anteriores o en la Constituyente de 1999, que jamás tuvo poderes soberanos para discutir todos los asuntos, que a pesar de las promesas, no fue “originaria” sino “derivada” del poder burgués constituido y del sistema de relaciones internacionales del capitalismo imperialista. En la última Constitución aprobada quedó asentado que se respetarían todos los “compromisos internacionales” (o sea la subordinación en lo fundamental a los intereses del capital imperialista, como la continuidad de sus propiedades y negocios en el país, y el reconocimiento de la deuda externa) y la propiedad privada capitalista. Tampoco una Asamblea Constituyente como a veces ha planteado algún sector de la derecha, que sea solo para sacar a Maduro del gobierno y volver al viejo régimen de dominación puntofijista.

Una Asamblea Constituyente así sólo se puede conquistar mediante la movilización, ligándola al conjunto de las demandas obreras y populares para responder a la crisis. En el camino de esa lucha, enfrentando los ajustes que vienen imponiéndose y la bonapartización así como los planes que la derecha piensa imponer, los propios trabajadores y sectores populares pueden hacer su experiencia con las ilusiones que puedan tener con esta “democracia” donde los de abajo no tenemos ningún poder real, lo que facilitará el surgimiento de organismos de autodeterminación.

A esta pelea por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana debe articularse la lucha por un Plan de emergencia obrero y popular de salida a la crisis, tal como hemos expuesto en nuestra declaración política. Este proceso podría acercar a los trabajadores a la convicción de que la única solución de fondo es tomar en sus propias manos las riendas del país, instaurando un gobierno propio de los trabajadores y el pueblo pobre, basado en las organizaciones de lucha, el único gobierno capaz de resolver íntegramente las tareas democrático-estructurales, como la dependencia y la liberación del dominación imperialista, y abrir el camino a la construcción del socialismo, sin capitalistas, terratenientes ni explotación.

Impulsemos la movilización independiente del gobierno, la MUD y toda variante patronal bajo esta perspectiva. Llamamos a las organizaciones política de izquierda y sociales que se oponen al gobierno y a la oposición, a quienes se reivindican obreros y socialistas, al PSL, Marea Socialista, la Plataforma del chavismo crítico y el pueblo, que han expresado la necesidad de organizarse en forma autónoma del PSUV y la MUD, a desarrollar la movilización independiente de cualquier variante patronal y comenzar a discutir una perspectiva como la que aquí desarrollamos.