Primer balance de la campaña de Luciana Genro del PSOL en Porto Alegre. ¿Todo puede explicarse por las restricciones políticas y el poco espacio en TV?
Jueves 6 de octubre de 2016
El PSOL señala el poco tiempo de TV como causa de la derrota de la candidatura de Luciana Genro en Porto Alegre. Genro pertenece a la misma organización internacional que el MST de Argentina y en las elecciones del pasado domingo lejos de pasar a la segunda vuelta apenas alcanzó el quinto lugar en los resultados finales. Es necesario también entender por qué su candidatura no logró entusiasmar ni generar un amplio movimiento ni un activismo militante para su campaña y por qué el programa que defendió no es una base para un proyecto de izquierda en la ciudad.
Para quien pensaba llegar al segundo turno de las elecciones, terminar en un quinto lugar es una gran decepción. Para explicar el motivo de esa enorme crisis de expectativas Luciana Genro afirmó: “Cuando entramos en esa disputa sin buscar alianzas de ocasión para aumentar el tiempo de televisión, sabíamos que la disputa sería dura. Pero siempre sostuve que prefería perder sin abrir mano de mis principios y de mi coherencia que vencer y no tener condiciones de hacer cambios. Y luego agregó, “Ingresamos a la elección para construir un proyecto político y nos sentimos victoriosos”.
Con este discurso, Luciana Genro y los dirigentes y parlamentarios del PSOL gaúcho, Pedro Ruas, Roberto Robaina y Fernanda Melchiona, no reconocen la derrota electoral partiendo de los objetivos que ellos mismos se propusieron: llegar al segundo turno e incluso ganar la intendencia. De este modo, evitan tener que explicar los motivos de su derrota. El poco tiempo de TV y las normas reaccionarias de las elecciones pueden ser parte de la explicación, pero no lo explican todo.
Es tan insuficiente la explicación vinculada a los espacios en TV que el diario Zero Hora intenta dar una explicación complementaria, citando a un analista político que habla de “consenso conservador”. Por parte de la casta política dirigente, que estuvo al frente del golpe, existe un evidente “consenso conservador” que, sin embargo, no ha sido suficiente para garantizar una unidad más sólida entre las diferentes alas de este bloque. Aun si este consenso parcial entre los de arriba se da en un marco de un gran desgaste y pérdida de legitimidad del conjunto de la casta política, que se expresó en la gran abstención y la cantidad de votos blancos y nulos. Y que también se expresa de alguna manera, aunque deformada, en la votación a algunos candidatos del PSOL, especialmente la de Freixo en Río de Janeiro.
Las elecciones en Porto Alegre confirman esta visión. Por un lado, los votos sumados de Luciana Genro y Raul Pont superan a los de Sebastião Melo (PMDB) y casi alcanzan a los de Nelson Marchezan (PSDB). Por otro, blancos y nulos y abstenciones sumados superan ampliamente los votos de quien se ubicó en primer lugar. Si era muy difícil vencer en estas elecciones, existía también en Porto Alegre, como en Río, un espacio para una campaña que entusiasmara a la juventud y a la militancia. Cuánto se traduciría esto en votos, es imposible de saber.
El contraste con la campaña de Freixo en Río de Janeiro resalta el fracaso del PSOL gaúcho. Compartiendo un programa similar, con el mismo tiempo de TV, Freixo, al contrario de Luciana Genro, fue capaz de entusiasmar a la juventud. Dentro, como afirmamos de una base programática similar, ya que ni el programa de Freixo en Río, ni el de Luciana Genro en Porto Alegre levantaron una perspectiva anticapitalista, dos diferencias fundamentales entre Freixo y Luciana Genro fueron decisivas y ayudan a explicar la frustración de las expectativas del PSOL gaúcho.
Freixo siempre se ubicó abiertamente contra el golpe institucional. En Porto Alegre las manifestaciones contra el golpe, tanto después de la votación en la Cámara de Diputados como con la consumación del golpe en el Senado, fueron masivas en la juventud. Luciana Genro que apoyó al golpismo hasta la víspera de la votación y que siguió hasta el momento apoyando la Operación Lava Jato (al punto que su marca en las elecciones fue la expresión “manos limpias”, similar al nombre de la Operación de la justicia italiana que el juez Sérgio Moro toma como ejemplo), nunca participó ni apoyó las manifestaciones contra el golpe y ni siquiera lo mencionó durante la campaña.
Durante la precampaña el discurso de Freixo y Luciana Genero fueron opuestos. Mientras Luciana Genro cerró una alianza con el PPL, y buscaba apoyo del partido Rede de Marina Silva en nombre de lograr espacios en los debates de televisión (así fueron justificados estos acuerdos en las redes sociales por las figuras del PSOL gaúcho). Freixo reunía a sus simpatizantes y afirmaba que su alianza ya estaba hecha, era con los movimientos sociales y activistas, convocando actos frente a las emisoras para reivindicar su participación en los medios.
El proyecto que está construyendo el PSOL
Sin dudas alcanzar el 12% de los votos y tres concejales, entre ellos la más votada, sería una gran victoria electoral para una alternativa de izquierda anticapitalista. En este caso el error por detrás de la frustración de los objetivos iniciales de llegar al segundo turno y hasta de vencer, sería simple de corregir. Sería simplemente fruto de una visión voluntarista y de subestimación de las posibilidades de triunfo electoral. Sin embargo, el programa que Luciana Genro defendió en las elecciones no tenía nada de anticapitalista. Al contrario, fue un programa hecho en los moldes del programa de conciliación de clases del PT, para presentarse frente a la opinión pública burguesa como gestora responsable y viable. En lugar de aprovechar la tribuna electoral para luchar contra las privatizaciones, Luciana Genro se puso a favor de las PPP (Sociedades Publico-Privadas)- como si fuera posible conciliar los intereses de ganancia con el interés público de la mayoría de la población. En vez de denunciar la represión en la periferia y los barrios pobres y el carácter racista de la policía, intervino a coro con la derecha pidiendo mayores efectivos de la Brigada Militar y de la Fuerza Nacional en Porto Alegre. En lugar de denunciar el carácter neoliberal de la Ley de Responsabilidad Fiscal y luchar contra la tercerización, Luciana Genro se ubica en el marco de esta ley para decir que sin la tercerización sería imposible cumplir con esa ley reaccionaria.
El proyecto de gobernar el municipio con una alianza de conciliación de clases sufrió una derrota en Porto Alegre. Se demostró incapaz de hacer frente e incluso hasta de denunciar de forma consecuente el discurso renovado de la vieja derecha, que se articuló en torno a Marchezan Jr. (PSDB) y del PP que logró capitalizar el descontento con los gobiernos del PMDB y el PDT en el estado y en el municipio de Porto Alegre.
El balance de estas elecciones debe servir para abrir un espacio a una nueva izquierda en Porto Alegre, obrera y socialista, que señale el camino para superar al PT, en lucha contra el golpe y la conciliación de clases petista. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores en la Argentina es un ejemplo a nivel internacional de la viabilidad de un proyecto clasista y revolucionario. Esta perspectiva fue defendida por las candidaturas del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) en las listas del PSOL. Nos planteamos discutirla con los jóvenes y trabajadores que apoyaron a Luciana Genro en estas elecciones y ahora están reflexionando sobre los motivos de la derrota.