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Red Internacional
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ESCENARIO POLÍTICO. Macri- Fernández: un “diálogo” al servicio del ajuste y sin soluciones para las mayorías

Entre llamado y llamado, o reunión y reunión, la feroz devaluación impuesta por un puñado de capitalistas degrada la vida de millones. Frente a los “pactos” a espaldas del pueblo, el PTS-FIT plantea medidas de emergencia y la convocatoria a una asamblea constituyente libre y soberana para discutir una salida de fondo a los grandes problemas nacionales.

Celeste Vazquez

Celeste Vazquez @celvazquez1

Miércoles 21 de agosto de 2019 22:11

Un nuevo mazazo a las condiciones de vida de las grandes mayorías se asentó desde el lunes 12 de agosto. A pesar de que el impacto de la devaluación en apenas unos días ya se llevó gran parte del salario y degradó la vida de millones, ninguna propuesta que revierta ya esa situación sale de la boca ni de del oficialismo ni del Frente de Todos, las dos fuerzas que se disputan la presidencia.

En cambio, suenan palabras como “diálogo”, “transición”, “gobernabilidad”. Incluso Guido Sandleris, presidente del Banco Central, en la conferencia de prensa del pasado martes, utilizó la palabra “consenso” para explicar que hay un acuerdo de las principales fuerzas políticas, es decir del oficialismo y el peronismo, en que “el tipo de cambio es muy competitivo”.

El mismo de tipo de cambio que está pulverizando los ingresos de las mayoría a ellos les parece razonable. Sandleris no mintió, hizo memoria y agarró la soga que le tiró Alberto Fernandez al Gobierno nacional cuando dijo que un dólar a $ 60 es “razonable”, luego de la furiosa devaluación de casi el 25 % que impusieron un grupo de grandes especuladores, bancos y empresarios, escondidos detrás de la palabra “mercados”.

Pero, lo “razonable” para los de arriba es totalmente “irracional” para los de abajo. ¿Cómo puede ser "razonable" un valor del dolar que hunde a las mayorías trabajadoras del país en la pobreza?

La ronda de “diálogo” que lanzó el macrismo, concretada por el flamante ministro de Economía Hernán Lacunza, ya tuvo sus primeros convidados. Primero fue Marco Lavagna, en representación de Consenso Federal, y al otro día se dieron una vuelta por el ministerio de Hacienda, Guillermo Nilsen y Cecilia Todesca, en nombre del Frente de Todos, quienes se mostraron dispuestos a colaborar en el Gobierno nacional para “transmitir tranquilidad”.

El “diálogo” del ajuste

La política del “dialogo” hasta ahora sólo favorece a los de arriba y está puesta al servicio de dos cosas. Por un lado, contener la bronca de los millones de trabajadores, jubilados, jóvenes sin laburo o con trabajos precarios, y mujeres, muchas de ellas madres solas, a quienes las medidas anunciadas por Macri la semana pasada no le soluciona nada.

Pensemos que el presidente resolvió aumentos (y por única vez) que son una verdadera miseria, de $2.000 en el caso de trabajadores del sector privado y beneficiarios de AUH y $5.000 en el caso de los estatales, mientras en las góndolas de los supermercados todo aumenta y de manera constante. Y ni hablar de los que quedaron por fuera: jubilados y los trabajadores en negro.

Y por el otro, legitimar el ajuste, es decir el nuevo golpe que implicó la devaluación hasta ahora y los futuros golpes que vendrán con el Fondo Monetario Internacional pisando los talones. En nombre del “diálogo”, Alberto Fernández se animó a pedirle a Héctor Daer, uno de los hombres más “dialoguistas” del país, que no agite el avispero. Por supuesto, Daer le respondió que no pensaban hacer nada.

Asamblea constituyente, libre y soberana: una propuesta para discutir las penurias de las mayorías

Frente al “diálogo” de los que quieren seguir profundizando el ajuste, la izquierda, y en particular el PTS en el Frente de Izquierda – Unidad, hace dos planteos. Por un lado, levanta tres tres propuestas de emergencia: anulación de los tarifazos y volver a los valores de 2016; indexación automática de los salarios frente a la inflación y ocupación de toda empresa que cierre o despida para garantizar que no se pierdan puestos de trabajo. Y le exige a la dirigencia sindical (CGT, CTA y moyanismo) la convocatoria a un paro nacional activo de 36 horas para lograr estas demandas elementales y como inicio de un plan de lucha para derrotar el plan de ajuste en curso. Con estas consignas, este jueves el sindicalismo combativo y la izquierda marchan a Plaza de Mayo.

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Ligado a esto, Nicolás de Caño, diputado y candidato a presidente por el FIT-U, planteó la exigencia de que el Congreso Nacional se reúna para debatir estas medidas urgentes. El peronismo es un fuerza parlamentaria de peso en el Congreso Nacional que tuvo el poder de lograr leyes como la ley antidespidos, en 2016, y un freno parcial a los tarifazos, en 2018, que luego fueron vetadas por el presidente.

Hoy toda la oposición tiene más de 130 bancas en la Cámara de Diputados, más que la cantidad de legisladores necesarios para dar quórum (129). ¿Qué impide entonces utilizar las fuerzas de esas bancas al servicio de debatir y promover leyes favorables al pueblo ligadas a estas medidas de emergencia? ¿Y qué se lo impide en particular al peronismo, que agrupado en el Frente de Todos, canalizó en las elecciones del 11 de agosto, el descontento de la mayoría?

Además, Del Caño propone que el debate sea televisado para que toda la población pueda enterarse de lo qué opina cada legislador.

Pero hay otro nivel en el planteo de la izquierda. En crisis como estas, el carácter antidemocrático de este sistema -que los partidos que defienden el régimen nos quieren vender “como lo mejor que hay”- queda al descubierto: los “mercados” castigan el voto popular e imponen una devaluación tremenda y las fuerzas opositoras lo dejan pasar.

Los socialistas revolucionarios consideramos que la única salida de fondo puede ser un gobierno de los trabajadores y el pueblo, pero sabemos que esta perspectiva aún no es compartida por las grandes mayorías. Por eso, proponemos pelear por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que discuta y tome las medidas necesarias para resolver los grandes problemas que sufren las mayorías populares: la pobreza, la inflación, los servicios públicos que cada vez son más caros y funcionan peor, el trabajo en negro, el desempleo y derechos elementales para las mujeres, como la legalización del aborto, por nombrar solo algunos.

Una institución que esté conformada por un diputado cada 20 mil habitantes, que sea capaz de expresar la verdadera voluntad popular y no los pactos a espaldas del pueblo trabajador, cuyos miembros sean revocables y cobren el salario de un docente, como los hacen las y los diputados del Frente de Izquierda. Que sirva para reorganizar el país sobre nuevas bases.

Para enterarte más sobre este planteo podés leer: La izquierda ante la crisis: parlamentarismo revolucionario y asamblea constituyente