La cifra la publica el mismo Liceo Jean Mermoz de Núñez, donde la hija presidencial comenzará la primaria. Mientras tanto, su socia Vidal desguaza la educación pública y extorsiona a docentes en las paritarias.
Lunes 26 de febrero de 2018 13:51
Foto Uno Santa Fe
Mientras María Eugenia Vidal ordena cerrar escuelas, cursos, desguaza la educación de adultos, propone un aumento salarial de miseria y quiere imponer el “presentismo” a cambio de un bono, Macri no escatima en gastos para la educación elitista de su hija Antonia.
La hija del Presidente comenzará la escuela primaria en el Liceo Franco Argentino Jean Mermoz, ubicado en el barrio porteño de Nuñez. El colegio es uno de los elegidos por diversas personas influyentes en la vida política, social y cultural. Tal como consignó el diario La Nación, allí asisten hijos de diplomáticos acreditados, de empresarios y de artistas. Entre ellos se puede mencionar a los del rabino y ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, y a los retoños de Fito Páez y Florencia de la V.
Presidente millonario, trabajadores pobres
Según informa el propio Colegio en su página web, el año lectivo de la primaria cuesta $139 mil sólo en concepto de arancel. Macri abonará esa suma en diez cuotas, de febrero a noviembre.
La cuenta es sencilla. La cuota mensual del colegio de la hija presidencial es más alta que el ingreso promedio de la mitad de las trabajadoras y trabajadores del país que preside Macri, gran parte de los cuales son sostén de hogar. Según datos del Indec, una de cada dos personas asalariadas gana menos de $ 10 mil por mes.
Macri gana más de $ 200 mil por mes y oficialmente dice poseer un patrimonio de $ 82 millones y medio (lo que obviamente es menos que lo que tiene realmente). Además declaró una donación a su hija Antonia de un pinar en Misiones valuado en alrededor de $ 2,2 millones.
Como es sabido, el Presidente y su familia acumularon empresas y engrosaron sus cuentas bancarias gracias a los favores de la dictadura genocida y de todos los gobiernos constitucionales que le siguieron. En 1973, el clan Macri era propietario de siete empresas. Diez años después, finalizada la dictadura, ya tenían 47.
Tampoco es novedad que la madre de Antonia, Juliana Awada, es miembro de una familia empresaria que generó gran fortuna explotando mano de obra hiperprecarizada, compuesta en su mayoría de inmigrantes de países limítrofes confinados en talleres textiles clandestinos de la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.
Un dato complementario puede causar más bronca aún. Según consta en la misma página web del Jean Mermoz, Antonia Macri disfrutará de un variado menú que contempla, por ejemplo, carne al horno con salsa champignon, tacos mexicanos de pollo y colita de cuadril salseada. Nada que se compare con lo que están obligados a comer miles de chicas y chicos que asisten a los comedores escolares, quienes siguen alimentándose por la escasa suma de $ 16,40 diarios.
Defendamos la educación pública
Para este gobierno es necesario “optimizar recursos”, como denomina Vidal el cierre de escuelas y el ajuste brutal que está implementando en la educación, mientras sigue subsidiando con millones a la educación privada.
Está claro que para este gobierno de CEO, que ganan cientos de miles de pesos y mandan a sus hijos a selectas escuelas privadas (como también lo hace Vidal), la educación pública de los niños y las niñas no vale nada, son solo un número que estorba.
Como planteó la docente de La Matanza y diputada nacional del PTS-FIT Nathalia Gonzalez Seligra, “defender la educación pública es defender la calidad de vida de millones de hijos de los trabajadores, es defender los derechos que las trabajadoras hemos conquistado con lucha y que ningún funcionario de este gobierno de CEO tiene la autoridad moral para quitarnos; le roban a los jubilados, evaden impuestos y fugan millones a paraísos fiscales”.
La noticia sobre lo que gastan Macri y Awada en la educación elitista y clasista de su hija genera una natural indignación en amplios sectores la población trabajadora. Pero esa indignación debe transformarse en energía para luchar contra el Gobierno y sus mandantes empresarios.
Hoy más que nunca, es urgente que todos los sindicatos docentes le pongan fecha a asambleas comunes y un plenario provincial de delegados de escuela con mandato para discutir y votar un plan de lucha en defensa de la educación pública, el aumento del presupuesto educativo, contra el cierre de escuelas y cursos y por un aumento salarial que plantee el 25 % de aumento en el camino de un salario equivalente a la canasta familiar.