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Red Internacional
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Nota De Tapa. Macri: un Gobierno a decretazo limpio

Después de la represión en Cresta Roja, el gobierno intervino la AFSCA. La “Corpo” mediática intenta imponer un Relato macartista. Dos perspectivas en la resistencia al ajuste.

Jueves 24 de diciembre de 2015

Ese método es único, no solamente por las circunstancias sui generis que lo determinaron, sino por la abyección que requiere, por su fatal manejo de la esperanza y por el desarrollo gradual, semejante a la atroz evolución de una pesadilla”. (Borges. El espantoso redentor Lazarus Morell)

A diferencia de lo que sentencia Borges, el “método” del gobierno tiene poco de gradual. Tiene sí, mucho de “abyección” y de manejo de las esperanzas. No es para menos. Macri prometió “alegría” y lo que trajo fueron decretos, devaluación y represión.

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La semana política rápida y furiosa de Macri no duró siete días, sino que se extiende ya casi a una quincena. La (doble) represión a los trabajadores de Cresta Roja el martes y la intervención en la AFSCA lo ilustran.

En ese trance las grandes patronales, el “Partido Judicial” y Clarín aportan lo suyo para apuntalar al nuevo gobierno en pos de intentar cambiar la relación de fuerzas social existente. Se trata de imponer nuevas condiciones de explotación sobre la clase trabajadora. El verdadero “cambio”, para el gran capital, es lograr la “libertad” para despedir o precarizar el trabajo sin traba alguna.

El gobierno se mueve contando también con el aval de su base social más firme. Como lo ilustra Eduardo Van der Kooy, Macri es “la cabeza (…) de la mayoría de un electorado que no posee preferencia por la presencia callejera. A lo sumo, para protestar cuando las cosas superan los límites (…) podrían recordarse algunos de los cacerolazos que supieron conmover a Cristina Fernández”.

Esa “minoría intensa” que protagonizó los cacerolazos y la manifestación por Nisman, pareciera avalar decretos y represiones en pos del “libre tránsito”. Su límite es, valga la redundancia, ser una minoría.

Las medidas de Macri parecieran empezar a chocar contra sectores más amplios que lo votaron, ese electorado “prestado” que el balotaje le permitió conquistar a fuerza de lavar hasta el extremo su discurso y ocultar su programa económico. Las imágenes del pasado martes mostraban a trabajadores de Cresta Roja –desilusionados y enfurecidos al mismo tiempo- diciendo que habían votado por quien ahora los mandaba a reprimir.

La "revolución de la alegría" parece empezar a desvanecerse ante la dura realidad de la política ajustadora gubernamental.

Macartismo noventista en acción

El discurso de Aguad, al anunciar este miércoles la intervención del AFSCA, atacó el carácter de “militante” de Sabattella. Obviamente, el decreto 236/15 no hace mención a eso.

El ataque contra la “militancia” se hace en nombre de una supuesta neutralidad de las instituciones -que no es tal- y de un republicanismo que, puesto en boca de Aguad, causa entre risa y estupor. El nuevo ministro de Comunicaciones compartió por años palcos en actos públicos con el genocida Menéndez.

En otro terreno se desarrolló, contra las protestas obreras y populares, una operación política que recorrió pantallas de TV y ediciones de diarios. La campaña contra “el piqueterismo”, las movilizaciones y contra “los infiltrados” que “causaron” la represión en Cresta Roja, busca instalar una agenda mediática reaccionaria y estigmatizante de las protestas. La clase dominante busca construir un sentido común “noventista”, afín a las medidas bonapartistas en curso. Está por verse si lo logrará o se chocará con la resistencia obrera y popular.

Conviene recordar -solo de paso- que Aníbal Fernández fue un cultor permanente de los ataques macartistas contra la protesta social.

Resistencia con (poco) aguante

Axel Kicillof reunió miles de personas en Parque Centenario el pasado domingo. Allí denunció el ajuste macrista. Sin embargo, horas después, cuando decenas de organizaciones y miles de personas marcharon en la ciudad de Buenos Aires y otras ciudades del país, el kirchnerismo hizo “acto de ausencia”.

Las organizaciones pertenecientes a ese espacio se “bajaron” de la movilización horas antes de la misma. El “argumento” fueron los $400 otorgados por el gobierno para quienes perciben la AUH y jubilaciones y pensiones con la mínima. Un monto que la inflación en curso rápidamente consumirá.

Los dirigentes y referentes del kirchnerismo desarrollan -hasta ahora- su lucha contra Macri en el terreno del Relato. En cierto sentido, continúan lo que hicieron cuando eran gobierno. Durante 3 períodos, su “guerra contra las corporaciones” casi no pasó del terreno discursivo.

Hoy las mismas gozan de un enorme poder. El martes por la noche, el programa 678 reconocía que, tras de 12 años de kirchnerismo, Clarín no había dejado de crecer. Lo mismo vale para otras “corporaciones”, como la casta judicial. El mismo Sabattella dijo este miércoles que “esperará la decisión de la justicia”. Pone así su destino en la AFSCA en manos del tan vilipendiando “Partido Judicial”.

Mientras el kirchnerismo lanza duras acusaciones contra el ajuste en curso, quien fuera su candidato a presidente, Daniel Scioli, ofrece su colaboración al gobierno ajustador y anuncia mensajes de "unidad nacional". Un mensaje contradictorio con lo dicho durante meses. Scioli lo simplificó afirmando que "la campaña ya terminó".

Los límites del período kirchnerista empiezan a verse más claramente ahora. Si la “restauración” es posible y las medidas bonapartistas avanzan a velas desplegadas, se debe al poder que las grandes patronales mantuvieron casi intacto.

Los caminos de la resistencia

Por estas horas las conducciones sindicales burocráticas garantizan un “pacto social” en los hechos, al negarse a responder a la devaluación con alguna medida seria. Gestos y palabras no compensan la suba de precios.

La contracara de esa ubicación la protagonizan el sindicalismo combativo y la izquierda, que marcharon el martes en Buenos Aires y otras ciudades importantes como Córdoba y Rosario. Lo hicieron denunciando el ajuste y la represión vivida horas antes por los trabajadores de Cresta Roja.

Las calles -pero también los lugares de trabajo y estudio, o las barriadas populares- serán los territorios donde se dirimirá la relación de fuerzas entre las clases sociales, permitiendo o no el avance del ajuste que Macri y las grandes patronales pretenden imponer.


Eduardo Castilla

Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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