En su última reunión de Convención Nacional realizada en Entre Ríos, el PRO presentó un documento donde afina su discurso hacia las elecciones del año que viene. Las relaciones entre mercado y Estado, y las sutiles diferencias que separan a cierto kirchnerismo derechizado y a este neomacrismo, ahora pretendidamente socialdemócrata.

Fernando Rosso @RossoFer
Martes 23 de septiembre de 2014
Las encuestas ubican hoy a Mauricio Macri como uno de los tres principales candidatos hacia las elecciones presidenciales de 2015.
Su partido, el PRO, realizó el viernes pasado en la ciudad de Paraná una reunión del Consejo Nacional. Allí el vicepresidente del partido, Mauricio Devoto, presentó un documento titulado “La vía PRO. Una aproximación a lo que somos”. No es exactamente un programa político o económico, ni una doctrina; sino más bien una serie de postulados conceptuales que pretenden darle forma un nuevo-viejo discurso de la derecha, aggiornado a los tiempos que corren.
El relato cada vez más vacío del kirchnerismo -que toma distancia creciente con la realidad-, repetido hasta el grotesco por su aparato comunicacional, produjo hartazgo y cansancio en cada vez más amplios sectores sociales. La derecha pretende oponerle el suyo: una combinación de lugares comunes, cualunquismos extraídos de libros de autoayuda y cierto retorno a los axiomas del posmodernismo. La llamada “inseguridad” y el rechazo (hasta cierto punto) del Estado se intercalan con convocatorias a la “vida feliz”, al “compromiso con las personas” y a la “importancia de las formas”.
“Los grandes relatos, los grandes partidos y sus correspondientes burocracias, quedaron sin sustento”, afirma el documento en el apartado titulado “Definiciones”. Allí también decretan (una vez más) la muerte del nacionalismo, del liberalismo, del socialismo, del anarquismo, del fascismo, del comunismo y, por último, del populismo.“La caída del comunismo y el fin de la guerra fría dio por terminada aquella época de grandes relatos y divisiones”, sentencia el documento, presentando como novedad el intento tantas veces fallido de ponerle fin a la historia, como antes había hecho el posmodernismo, desde Lyotard a Fukuyama.
El Estado, el mercado y la “tercera vía”
Políticamente, intentan ubicarse como posibles continuadores de las frustradas experiencias de la socialdemocracia europea de los años 90, que en su momento se conocieron como las terceras vías. En el mismo sentido describe al PRO el director de la Fundación Pensar, que reúne a los think thanks del macrismo. En una entrevista del último número de la revista Crisis, afirma: “Pero digamos que para mí internacionalmente el PRO se parece a partidos del centroizquierda democráticos corridos al centro. Me parece mucho más parecido el PRO a lo que propone Michelle Bachelet y Ricardo Lagos en Chile”. Paradojas de la política criolla, una feliz coincidencia con Cristina, que también quiere parecerse a Bachelet y “exige” que Macri sea su Piñera.
El documento define el álgebra entre Estado y mercado citando una frase del actual presidente de Colombia, Rafael Santos (a quien evitan nombrar), que sintetizó: "El mercado hasta donde sea posible; el Estado hasta donde sea necesario". Santos fue otro de los que alentó una supuesta “tercera vía” latinoamericana que, según su definición, “tome lo mejor de los Gobiernos liberales (estatistas) o conservadores (que abogan por el libre mercado), pero al margen de las ideologías”.
La traducción macrista a la política local afirma que “tanto el abordaje populista como el liberal conservador han fracasado en su intento de dar respuesta a (las) necesidades”.
Con estas definiciones, a medida que el PRO y Macri creen estar más cerca en la carrera hacia las presidenciales, comienzan a transfigurar su discurso tradicional y hasta posan como una inofensiva socialdemocracia moderada, con solo matices de diferencia con aquellos que impulsaron el “estatismo”; los llamados gobiernos “posneoliberales” latinoamericanos de la primera década del siglo XXI. Para unos se trata de que el Estado le ponga límite al mercado, y, para otros, de que el mercado imponga las fronteras del Estado, que sin embargo no deja de ser necesario.
Es que el “neotercerismo” de Macri no puede dejar de tomar nota de que, si bien existe un agotamiento del ciclo de los llamados “populismos” y un fracaso de sus “modelos”, el programa neoliberal, que entró en debacle a fines del siglo pasado, nunca logró recuperar su “prestigio”, ni en la Argentina ni en el mundo.
Por eso Macri en su nuevo discurso puede adoptar alguno de los lugares comunes de la “ideología” que acompañó al neoliberalismo (el posmodernismo), pero no puede adquirir como propio y gritar a los cuatro vientos su programa económico. Con la expectativa presidencial, Macri se suma a su manera a la onda “cambios con continuidad” que caracteriza en el escenario actual a todos aquellos que aspiran ocupar el sillón de Rivadavia. La relación de fuerzas sociales subyace a sus manifestaciones ideológico-políticas, aunque entre ellas no haya una relación directa ni mecánica.
Pese a todo este paradigma discursivo, en la discusión en torno a la crisis con los fondos “buitre” y en el marco del consenso de todos (kirchneristas y no) en la necesidad de “pagarles hasta que les duela”, Macri adoptó la posición más radical, es decir, “pagarles lo que piden, hacerlo ya y bajo sus condiciones”. En esto, como el kirchnerismo, muestra las distancias entre relato y realidad en la versión PRO. Porque, parafraseando a un filósofo argentino, Macri podría afirmar “si digo lo que voy a hacer, no me vota nadie”.
Del kirchnerismo de derecha al macrismo de centro
Por último, hay que constatar que el fortalecimiento de referencias político-ideológicas como Macri (o Massa o Scioli) es una consecuencia lógica de la tendencia al moderantismo del propio kirchnerismo en los últimos años, tomado en términos históricos y más allá de sus giros tácticos. Además del fracaso de formas bastardeadas de estatismo presentadas como de lucha contra las corporaciones y de la farsa del retorno de la política. Algunas de sus consecuencias prácticas fueron “La Cámpora” copando Aerolíneas, la intervención del Indec para el dibujo de las estadísticas, la estatización de empresas con poca relevancia estratégica o la reprivatización de aquellas que sí la tienen (YPF); la “recuperación” de los fondos en manos de las AFJP, que terminan financiando a los pagadores seriales; y Boudou o Berni entre los referentes de la “vuelta de la política”.
Despolitizar hasta que aclare, parece que ser la consigna del nuevo relato de la derecha que se prepara para agradecer al kirchnerismo por todos los servicios prestados y para “tomar de sus frágiles manos” la tarea de continuar la obra del famoso “país normal”. Aquellos que pretendan oponer seriamente una resistencia a este neomenemismo y que depositaron sus justas aspiraciones de enfrentar a la derecha en la ilusión del kirchnerismo tendrán que empezar a mirar hacia la izquierda de la pared.

Fernando Rosso
Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.