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Red Internacional
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Francia. Macron es reelegido en un contexto de abstención récord: ¿hacia un segundo mandato explosivo?

Con el 58,4% de los votos y una abstención récord, Macron venció a Le Pen pero se convirtió en el presidente con menor votación de la Quinta República. Mientras pretende imponer su programa de ataques sociales, a pesar de su débil legitimidad, y mientras la extrema derecha se consolida, es urgente construir un bloque de resistencia para enfrentarlos.

Domingo 24 de abril de 2022 20:00

Una victoria pírrica

Con el 58,4% de los votos emitidos, Emmanuel Macron fue reelegido este domingo por la noche como presidente de Francia, derrotando a Marine Le Pen, que obtuvo un 41,6%. Se trata de una victoria que esconde una abstención masiva, nunca vista desde 1969 para una segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Esta vez la abstención alcanzó el 28,2%, superior al 25,3% de 2017 cuando también se habían enfrentado Macron y Le Pen. A esto se suman un 6,4% de votos en blanco y nulos. Suficiente para convertir a Emmanuel Macron en el presidente con peor elección de la Quinta República.

Estos resultados constituyen una falta de legitimidad de la que el nuevo presidente electo es perfectamente consciente. En por esto que en todos los medios de comunicación comentaristas y allegados de Emmanuel Macron están repitiendo que es una "gran victoria" por ser el primer presidente de la Quinta República en ser reelegido sin tener un gobierno opuesto a su color político como primer ministro (cohabitación), como fue el caso de la reelección de Mitterrand y Chirac, después del gobierno del mismo Chirac en 1986 o Jospin del PS en 1997. Es decir, una forma de convertir el triunfo de Macron en un logro y de esconder la realidad de su baja elección debajo de la alfombra.

A pesar de las presiones para bloquear a la ultraderecha, que se multiplicaron entre la primera y la segunda vuelta, así como los llamados de organizaciones políticas y sindicales a votar por Macron, o no votar por Le Pen, este resultado marca la profunda crisis del discurso vacío malmenorista de "defensa de la republica". Esto permite a Marine Le Pen obtener un resultado histórico, logrando capitalizar el rechazo visceral a la política de Emmanuel Macron, con votaciones particularmente altas en algunas regiones y territorios de ultramar.

El desafío de Macron: gobernar con una legitimidad débil

El desafío para Macron será, por tanto, gobernar el país con una base social tan débil y un proyecto de ataques a las conquistas sociales por delante.
Si bien en su discurso del domingo a la noche hizo hincapié en el incremento de votos entre la primera y segunda vuelta, la verdad es que solo sumó poco menos de 10 millones de votos de los 49.000.000 de votantes registrados. En suma, el 80% de la población no votó por él.

"Lo que me preocupa sobre todo, más allá de los resultados del domingo, son los próximos cinco años", explicaba hace unos días un ministro, según informa el sitio Mediapart. “El segundo mandato de Macron será diferente del primero. Deberá estar tan activo en política como en economía (...) hay que recrear el debate dentro de la política para evitar que la lucha se de en las calles”, apuntaba por su parte el exprimer ministro de Chirac, Jean-Pierre Raffarin.

Con medidas como el ataque a las pensiones, el trabajo obligatorio para los beneficiarios del sistema de seguridad social, la duplicación de las fuerzas policiales en las calles o la continuación de la ofensiva islamófoba, el próximo lustro será explosivo y debemos prepararnos para ello.

Ante los ataques de Macron y su reforma de las pensiones, preparar un bloque para resistir

En esta perspectiva, Macron busca renovar sus métodos para continuar con su ofensiva social generalizada. Es por esto que entre la primera y segunda vuelta prometió, entre otras cosas, una gran conferencia dedicada a discutir los temas sociales y de pensiones. Si bien los dirigentes sindicales han multiplicado las señales favorables en ese sentido, es fundamental rechazar esta trampa del “diálogo social”. Lo que se necesita, más que volver a sentarse en una mesa de diálogo, es un plan de lucha a la altura de los embates del futuro gobierno.

Por su parte, la Unión Popular de la centroizquierda de Jean-Luc Melenchon destacó que la clave es pensar en lo que definió como una "tercera vuelta electoral", pensando en las elecciones legislativas, que se realizarán el 12 de junio.
Melenchon, que había hecho de la lucha contra la "monarquía presidencial" y de pelear por acabar con la Quinta República y construir una Sexta República uno de sus caballos de batalla, parece haber descubierto que al final el Primer Ministro de la actual Quinta República poseía todos los poderes. Es que en Francia el primer ministro es elegido en el parlamento, donde Macron no tiene mayoría. Esta apuesta electoral, colocada íntegramente en el terreno de las instituciones, constituye un callejón sin salida frente a los ataques que se avecinan.

Si bien las futuras grandes batallas de la lucha de clases son inevitables, es urgente dotar a la clase trabajadora de un programa y una estrategia a la altura, y preparar una “tercera vuelta” social en las calles, a través de la movilización. En los últimos cinco años, fue la calle y no un primer ministro la que ha hecho retroceder a Macron y hacer temblar a su gobierno. En este sentido, urge trabajar en la constitución de un bloque de resistencia, capaz de oponerse frontalmente al macronismo y preparar la respuesta en el terreno de las huelgas y manifestaciones.