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Red Internacional
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CUARTO SÁBADO DE PROTESTAS. Macron militariza Francia contra la protesta de los chalecos amarillos

Ante las protestas de este sábado el Gobierno francés va a desplegar un total de 89.000 miembros de las fuerzas represivas, y blindará París con Gendarmería y vehículos artillados contra las barricadas.

Viernes 7 de diciembre de 2018 12:07

El Gobierno francés busca blindarse contra las protestas tras el fracaso rotundo de Macron en el intento de desactivar las protestas anulando el impuesto a los combustibles, lo que para los manifestantes ya es insuficiente.

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El temor del gobierno ante lo que será la cuarta jornada semanal de protestas es tal, que va a llevar a delante una movilización de las fuerzas represivas sin precedentes. El objetivo es buscar amedrentar a los manifestantes, y evitar las escenas de las últimas semanas en el centro de París, ante la nueva movilización que promete hacer confluir a los chalecos amarillos con los estudiantes secundarios y universitarios, y trabajadores ferroviarios, de la salud y la educación, entre otros.

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Ante este panorama, un Macron debilitado e impopular redobla la apuesta represiva señalando a los manifestantes como una minoría de violentos y extremistas y declara que solo saldrá a hablar el lunes, una vez que las protestas hayan finalizado. Sin embargo todo le puede salir muy mal, como viene ocurriendo en las últimas semanas.

El país militarizado y París blindada

Para enfrentar a los manifestantes el Gobierno prevé "una movilización excepcional" de 89.000 agentes de las fuerzas del orden, 25.000 más que el sábado pasado, de los cuales 8.000 estarán en París, donde además se recurrirá a una docena de vehículos blindados de la Gendarmería especializados en desmontar barricadas.

La novedad es la utilización de la Gendarmería y sus tanquetas blindadas en las calles de París. Estos vehículos, equipados con aspas capaces de limpiar barricadas y transportar artillería ligera con un alcance de cien metros, ya se habían desplegado en conflictos anteriores que terminaron en represiones brutales.

El dispositivo represivo previo ya había causado la muerte de una persona de ochenta años al recibir el impacto de una granada de gas lacrimógeno, sin contar los cientos de heridos y manifestantes arrestados en el centro de la ciudad.

El Gobierno lanzó un operativo para evitar que nuevos sectores se sumen a la protesta, no solo mediante la militarización brutal del país, sino con "fake news" como que los chalecos amarillos estarían armados este fin de semana, y dispuestos a romper todo. El temor del ministro de Seguridad es que se vuelvan a repetir las escenas de la semana pasada con miembros de la policía antidisturbios corriendo en retirada en medio de un Arco del Triunfo lleno de barricadas.

Tras ese episodio, el jefe de las fuerzas antidisturbios se juntó con Macron para pedirle que intervenga directamente el Ejército y que impongan el estado de emergencia en la ciudad. Si bien no consiguieron exactamente lo que pedían, los antidisturbios se fueron de la reunión con el presidente con la promesa del pago de un bono para los policías que participaron de la represión del sábado pasado y con el armado del nuevo esquema de militarización para este sábado y la intervención de Gendarmería.

Además el gobierno local cerrará los principales monumentos y museos de la capital, empezando por la torre Eiffel, el Arco de Triunfo, el Louvre o la Ópera.

La alcaldesa, Anne Hidalgo, dijo que han retirado más de 2.000 elementos de mobiliario urbano y cientos de barreras de obras para evitar que se usen como proyectiles.

En toda Francia se han anulado decenas de partidos de fútbol, eventos festivos e incluso otras manifestaciones que estaban programadas desde hace tiempo.

Para dar la idea de una capital blindada, este sábado se aplicarán restricciones a la circulación y al estacionamiento en las principales zonas sensibles, como la plaza del Arco del Triunfo o las de República y la Bastilla, y se cerrarán también algunos mercados, gimnasios, jardines y edificios municipales de atención al público.

Si bien el gobierno logró que una parte de los manifestantes denominados "chalecos amarillos libres" llame a no participar de la movilización en París y a realizar protestas pacíficas, no tiene ninguna ascendencia sobre este sector moderado que también se quejan de que no los haya recibido y esté "encerrado en su palacio".

Sin embargo aún divididos internamente, los chalecos amarillos siguen manteniendo un nivel de apoyo superior al 70% de la población, y la marcha en las principales ciudades va camino a unificarlos junto a otros sectores, empezando por los estudiantes secundarios y universitarios que salieron con fuerza esta semana a las calles, con sus propias demandas.

El jueves por la noche un comité multisectorial que agrupa a trabajadores ferroviarios, jóvenes estudiantes y organizaciones antirepresivas y de izquierda, se juntaron en París y votaron marchar junto a los chalecos amarillos.

Así las cosas, Macron parece estar cada vez más solo dentro de su palacio. El salto represivo para las jornadas de este sábado no puede más que confirmar el estancamiento y retroceso en que se encuentra su Gobierno.

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