Macron retoma su campaña en el norte de Francia. Una operación para seducir a los trabajadores llegó a decir que estaba dispuesto a dar marcha atrás en la reforma jubilatoria.
Lunes 11 de abril de 2022 20:02
El presidente francés, Emmanuel Macron, había cerrado la primera parte de su campaña en busca de la reelección acudiendo al mercado de Neuilly, la ciudad más rica de Francia. El acto fue un símbolo para el presidente de los ricos y su programa de ajuste sobre los derechos sociales. Este lunes, en el comienzo de la campaña hacia el balotaje donde enfrentará a la ultraderechista Marine Le Pen, el presidente eligió Denain, en el norte del país, donde su adversaria reúne el 41,67% de los votos.
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Macron busco escenificar un encuentro con la “clase trabajadora” en esa ciudad que tradicionalmente había votado por el Partido Socialista pero donde en esta ocasión ganó Le Pen.
Es la primera etapa de lo que pretende ser una "campaña de contacto" sobre el terreno "mañana, tarde y noche" con un claro objetivo por parte de Emmanuel Macron: hacerse pasar por un baluarte contra la extrema derecha, coquetear con los trabajadores y revivir el famoso "frente republicano" para enfrentar a Le Pen.
Apenas llegó a Denain, Macron se apresuró a anunciar que el bono de fin de años que tenían que pagar las empresas a sus empleado, instaurado por el Ejecutivo para responder al movimiento de los chalecos amarillos, se convertiría en algo permanente si fuera reelegido, al mismo tiempo explicó que sus proyectos "deben ser enriquecidos" en los temas de trabajo y ecología.
Pero fue en el tema de las pensiones donde hizo los anuncios más ofensivos, buscando lanzar con fuerza su operación de seducción a los votantes.
Cuestionado sobre la reforma previsional por los jubilados, defendió su proyecto de reforma y ataque a los regímenes especiales, alegando que "las dificultades de estos sectores ya no se corresponden con las realidades" antes de prometer que indexaría "a partir de este verano las pensiones por encima de la inflación”. Una medida reafirmada por la tarde durante una entrevista en el canal BFM TV donde Macron fue más allá.
Consultado sobre la posibilidad de un "referéndum" sobre la reforma de las pensiones, Macron explicó que no descarta esa posibilidad para ninguna medida, antes de señalar que "los 65 (por la edad mínima jubilatoria) no es un dogma”, y explicó que sería posible un aplazamiento limitado a 64 años.
El anuncio presentado como una muestra de su deseo de "compromiso" y "consenso", que se parece mucho a una maniobra a dos semanas de la segunda vuelta. Es difícil no ver en este anuncio una muestra de la preocupación de Macron y sus ganas de tirar leña al fuego para intentar coquetear con las clases populares que apoyaban a los candidatos de izquierda, en particular Jean-Luc Mélenchon que salió en tercer lugar con un 22% de los votos.
Una táctica cínica que mal encubre una ofensiva de cinco años contra los derechos de los trabajadores. Tal y como ha mostrado en las últimas semanas, Macron pretende redoblar la ofensiva en un hipotético futuro gobierno: pensiones, el sistema de ayuda social, ataques a la función pública, y ello sin dejar de reforzar los aspectos más autoritarios.
Macron y su gobierno los que han alimentado el clima reaccionario de los últimos años, y por lo tanto la lucha contra la extrema derecha y sus ideas requiere una lucha sin concesiones contra el macronismo.
Révolution Permanente, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario, señala que en esta la 2ª vuelta, como en 2017, la salida no puede ser Le Pen ni Macron. Mientras ambos candidatos llevan proyectos de ataques directos a las conquistas sociales, lo urgente es preparar un bloque de resistencias que busque vincular a los sectores en lucha para defenderse y contraatacar los ataques que se avecinan, continuando con los importantes procesos de lucha que se vieron estos últimos cinco años.