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Red Internacional
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Venezuela

Venezuela. Maduro intenta reactivar Sidor con amenazas y represión

Escandaloso: el Gobierno de Maduro obliga a los trabajadores en huelga a la vuelta al trabajo mediante los cuerpos represivos militares y los servicios de inteligencia. Mientras se dice “obrerista” el gobierno de Nicolás Maduro enfrenta a obreros desarmados con la intimidación de militares armados con material de guerra.

Milton D’León Caracas / @MiltonDLeon

Martes 23 de septiembre de 2014

Es que desde el Gobierno nacional se han empeñado a como dé lugar en derrotar esta importante pelea de los trabajadores por un elemental derecho de tener un acuerdo laboral justo.

No han faltado todo tipo de maniobras, acusaciones, amenazas, imposiciones, llegando al extremo de usar las fuerzas de represión del Estado, la Guardia Nacional, el SEBIN, que dependen de la Presidencia de la República, para obligar a los trabajadores la vuelta al trabajo. El 20/09 tres trabajadores de Sidor fueron detenidos según denunció la presidencia del Sindicato (Sutiss).

Por primera vez se ha visto la imposición arbitraria de un convenio colectivo, pactado entre gallos y medianoche, entre el Gobierno y varios directivos sindicales el pasado 14 de agosto, a la que se fueron sumando otros directivos, siempre a espaldas de los trabajadores.

Un convenio colectivo del que los trabajadores sidoristas no saben su contenido, alcances o beneficios. Con este completo desconocimiento, el Gobierno y los dirigentes sindicales pretenden que los trabajadores vuelvan al trabajo. Pero lo más escandaloso, es que además de imponerles un contrato colectivo a la fuerza, el Gobierno ha hecho uso de destacamentos armados que, a punta de pistolas y armas largas, y bajo amenazas, han obligado a los trabajadores a volver al trabajo.

Quieren terminar una huelga usando las fuerzas militares

El sector sindical dirigido por el Presidente del sindicato José Luis Hernández, entre otros, no ha firmado el convenio, pero también se ha reunido, sin conocimiento de los obreros, con el ministro en la ciudad de Maturín el 16 de agosto, tras lo cual recorrió la empresa para ponerla nuevamente a producir junto al Ministro de Industrias, David Cabello.

Es decir que Hernández también llamó a levantar la lucha, pero la presión de las bases obreras lo obligó nuevamente a llamar a un paro el 4 de septiembre, que rápidamente fue secundado por los trabajadores frente a la inconformidad y rabia existente. Se le exigía al Gobierno que muestre las actas suscritas en un proceso de negociación arbitrario con los otros dirigentes sindicales, a los que calificaban de traidores, y se rechazaba la imposición de un contrato del que poco y nada se sabía.

Pero tras 12 días de la nueva huelga que mantenía paralizada a Sidor en la noche del lunes 15 los trabajadores se depararon con una gran sorpresa: el gobierno les había montado un retén policial de control y vigilancia del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) a la salida del portón III, el principal de la siderúrgica.

En respuesta, los obreros trancaron el portón en rechazo a la intimidación y como medida preventiva ante una posible entrada de la policía a la empresa, y denunciaron que personal militar encapuchado y con armas largas, alumbraban con linternas a los vehículos y requisaban los autobuses.

Al mismo tiempo, el Gobierno lanzaba descaradamente en los medios que no había conflicto laboral, y lo vinculaba a una “conspiración de la derecha” para justificar su accionar antiobrero y represivo.

El día martes 17 por la tarde, se produce una nueva ofensiva pero esta vez dentro de la empresa. Destacamentos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), órgano de represión estatal dependiente de la Presidencia de la República, se movilizan centralmente hacia las acerías de Palanquillas y Planchones que son las áreas neurálgicas de la empresa y que estaban paralizadas, para, amenazando a los trabajadores que se manifestaban, ponerlas a producir.

Las intimidaciones de los cuerpos de represión armados, incluyeron increíblemente hasta amenazas de despido por los propios militares. Pero en el cambio de turno de las 11 de la noche, los trabajadores que ingresaban, volvieron a desactivar las acerías sosteniendo que no había condiciones de seguridad para reactivarlas y que se ponía en riesgo no solo la seguridad de los trabajadores sino una situación de peligro aún mayor, y responsabilizando a los militares de cualquier catástrofe que ocurriera por violar las normas de seguridad industrial.

En la mañana del miércoles, una vez más, la Guardia Nacional volvió a arremeter en las acerías para obligar a los trabajadores a reactivarlas nuevamente. Esta vez llegaron más ofensivamente, estableciendo cordones militares, centralmente en la acería de Planchones, para evitar que llegaran trabajadores en solidaridad, y dejando pasar nada más a aquellos obreros que estaban dispuestos a trabajar, y dejando fuera a aquellos que pudieran impedir el funcionamiento amenazando con despedirlos. ¿Por qué tienen que utilizar cuerpos combatientes, del Sebin, grupos de inteligencia de la Guardia Nacional para amedrentar a los trabajadores?, es la pregunta que se hacen los trabajadores que resisten la imposición del Estado.

No es un caso aislado

El accionar contra los trabajadores de Sidor por parte del Gobierno nacional no es un caso aislado. Ya lo habíamos denunciado también en el caso de los trabajadores y trabajadoras de Café Fama de América, donde sosteníamos que “hay toda una política sistemática del gobierno nacional de usar los cuerpos represivos y de ‘inteligencia’ para amedrentar a trabajadores en lucha, tanto en empresas estatales o mixtas, como incluso en la privadas”, enumerando todos los casos donde esto ha venido ocurriendo. Este accionar es congruente con la política de acuerdo con los capitalistas y las nuevas medidas del gobierno, lo que se traduce en descargar un ajuste contra la clase obrera, haciéndola pagar los costos de la crisis, y manteniendo las ganancias de los capitalistas.

Los obreros de Sidor han recibido la solidaridad de sectores de la Izquierda venezolana, como el caso de Ángel Arias, dirigente de la Liga de Trabajadores por el Socialismo que expresó “nuestro más enérgico repudio a este accionar represivo contra la clase obrera, y nuestra entera solidaridad con todos los trabajadores que la vienen sufriendo en carne propia, como no hace poco los obreros y las obreras de Café Fama de América, y ahora los y las sidoristas que luchan por su convenio colectivo”. Arias concluyó que “está a la orden del día sumar fuerzas para desarrollar una gran campaña nacional contra la criminalización de la protesta obrera y por la expulsión de las fuerzas de seguridad de las fábricas”.