El Gobierno de Maduro negoció su participación accionara en una refinería en la República Dominicana para liquidar bonos de deuda externa. Se trata de unos US$ 86 millones que van a los bolsillos de los acreedores internacionales en momentos en que el país se encuentra sumergido en una las mayores crisis económicas, social y sanitaria. Un camino abierto para la entrega de activos del Estado por bonos en default de una fraudulenta deuda externa.
Viernes 20 de agosto de 2021 10:45
Vista general de la Refinería Dominicana de Petróleo (Refidomsa), en Haina (República Dominicana). Fotografía EFE/Orlando Barría/Archivo
El anuncio lo realizó primero el Gobierno de República Dominicana este jueves declarando que había comprado a Venezuela el 49 % de las acciones de la Refinería Dominicana de Petróleo PDV (Refidomsa) reasumiendo el control absoluto de la empresa, donde el ministro de Hacienda dominicano, José Manuel Vicente, manifestaba en rueda de prensa que la transacción se realizó por un precio "ventajoso" para la República Dominicana.
PDVSA había adquirido el 49 % de las acciones de Refidomsa en 2010 cuando pagó al Gobierno dominicano 131 millones de dólares. Casi once años después tal propiedad accionaria es rematada por casi un 33% menos de lo invertido por bonos basura en concepto de pago de deuda, por lo que el pueblo de Venezuela no sólo que no verá un centavo, sino que incluso las arcas nacionales pierden alrededor de 43 millones de dólares en tan corto lapso de tiempo. Razón tiene el ministro de Hacienda dominicano de lo “ventajoso”.
Según el canje de deuda por acciones fue hecho a través de Patsa Ltd, un vehículo de inversión propiedad de la poderosa familia ecómica Rizek con sede en República Dominicana, donde se canjeó bonos soberanos y de PDVSA en incumplimiento que tenían a cambio hacerse de las acciones de Venezuela. El Gobierno dominicano, que poseía 51% de la refinería, pagó a los Rizeks 74 millones de euros (unos US$86 millones) para adquirir la participación.
Al poco tiempo de la declaración del gobierno dominicano, el Gobierno de Maduro a través de Tareck El Aissami, emitía un comunicado difundido por las redes sociales en el que se vanagloriaba del remate. “El Gobierno Bolivariano de Venezuela y PDVSA, concluyen de manera exitosa, la negociación de REFIDOMSA, y con ello se honran los compromisos financieros adquiridos con acreedores, destacando nuestra solvencia y responsabilidad, a pesar del bloqueo criminal de los EEUU.”
El Gobierno Bolivariano de Venezuela y PDVSA, concluyen de manera exitosa, la negociación de REFIDOMSA, y con ello se honran los compromisos financieros adquiridos con acreedores, destacando nuestra solvencia y responsabilidad, a pesar del bloqueo criminal de los EEUU. pic.twitter.com/QR4x8XHMuB
— Tareck El Aissami (@TareckPSUV) August 19, 2021
En dicho comunicado se declaraba que “la República Bolivariana de Venezuela y PDVSA logran reducir su deuda pública externa” e incluso declarando que, a pesar “de las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el Gobierno de Estados Unidos de Norteamérica”, cumplen sus “compromisos”. Siempre en la misma letra de las declaraciones de Maduro cada vez que paga deuda donde se decide “honrar compromisos” con pulpos internacionales, pero jamás con el pueblo en medio de una de sus mayores calamidades.
Incluso se afirma que “Esta transacción muestra el firme intención y compromiso de la República Bolivariana de Venezuela y de PDVSA de cumplir con sus obligaciones contractuales… al mismo tiempo su deseo de negociar y comprometerse con los acreedores y con el propósito de reestructurar sus deudas, respetando los derechos e intereses de todas las partes…”.
Lo que no se dice en ningún lado es que Venezuela llegó a una de sus mayores catástrofes económicas y sociales justamente, en momentos en que se iniciaba una crisis económica, producto del Gobierno de Maduro decir pagar hasta el último centavo de una odiosa deuda externa que empezó a ser contraída por el Gobierno de Chávez y que hasta el 2017 se calculaban en pagos más de 74 mil millones de dólares. En lugar de destinar todos esos recursos para atender las acuciantes necesidades del pueblo e incluso de reinversión en la industria estatal petrolera, siderúrgica, eléctrica y de otras áreas estratégicas, que impidieran llevar al colapso total del país, decidieron sangrar al país.
Pero lo fundamental de esta operación es que marca el primer acuerdo de deuda por activos del Estado luego de que desde agosto del 2017, por sanciones de Estados Unidos el Gobierno tiene bloqueada la posibilidad de reestructuración o refinanciación de deuda externa, como parte de una política sanciones de la Casa Blanca y mecanismo de presión económica sobre Maduro.
Todo esto abre un completo esquema de remates de demás activos extraterritoriales del país para el pago de deuda externa, pues el Gobierno de Maduro ya ha venido transando negociaciones con los acreedores internacionales, ofreciendo suspender las cláusulas de prescripción en algunos bonos si los buitres acordaban no demandar, así como de pagos vía activos del país por valores mucho menores de lo que realmente valen.
No es casualidad que todos buscan el negocio de hacer tratos alternativos con Venezuela, que tiene en deuda alrededor de US$60.000 millones en bonos soberanos tanto de PDVSA como de la República en una de las mayores catástrofes económica de su historia.
Justamente uno de los activos que más están en la mira es la empresa CITGO de propiedad estatal en Estados Unidos, comprometida en su totalidad por deudas y préstamos contraído por el Gobierno de Maduro, y que podría ser entregada a los acreedores. No sería casualidad que, entre los puntos secretos de las negociaciones entre el Gobierno y la oposición, como manera de “honrar compromisos” se abra la vía directa que termine de rematar tal empresa actualmente confiscada por Estados Unidos.
Pero no solo los activos extraterritoriales están en la mira, sino sobre todo los que se encuentran en el propio territorio venezolano, fundamentalmente los de carácter más estratégicos que ya tienen todo un curso privatizador, como lo es en el sector petrolero y de otras áreas económicas sensibles, que serían rematados para pagar una odiosa deuda externa y a precios de gallina flaca.
Así vemos la continuidad todo el curso entreguista y privatizador que lleva adelante el Gobierno de Maduro, con el beneplácito de todo el arco opositor político con el que se encuentra en negociaciones en México.
Como salida a la catástrofe estos sectores solo ven como alternativa la gran entrega nacional, y de paso convertir a Venezuela en una gran maquila como ya están emprendiendo con las Zonas Económicas Especiales, la mal llamada ley “antibloqueo”, las privatizaciones y el conjunto de paquetes económicos y antiobreros que para tal fin llevan adelante eliminado conquistas históricas de los trabajadores y salarios de hambre, transformando la mano de obra venezolana en las más baratas del mundo de manera que sea un “atractivo” para los “inversionistas” depredadores.