Hace varias semanas el magisterio nacional encabeza una enorme gesta en contra de los planes del gobierno para imponer la evaluación punitiva. Esta evaluación estandarizada pretende liquidar la estabilidad laboral y, en el fondo, es una reforma laboral.

Sergio Abraham Méndez Moissen México @SergioMoissens
Sábado 18 de julio de 2015
El rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) Hugo Aboites ha señalado que la evaluación educativa pretende someter al magisterio democrático, pues es un sector de trabajadores que ha protestado contra las reformas estructurales. En entrevista para La Izquierda Diario México detalló que “el magisterio es parte de unos de los sectores más organizados que existen en el país, por eso quieren golpearlos”.
Mientras, el gobierno no ceja en seguir con sus planes de imponer la reforma y así imponer una derrota histórica al magisterio. Para este ataque existe un “Santa Alianza”: prácticamente todos los partidos del régimen político, instituciones como la Secretaria de la Defensa Nacional y hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación han lanzado una fuerte campaña de desprestigio en los medios masivos de comunicación en contra de los maestros.
Los acusan de “no querer evaluarse”, de “ser violentos” y hasta de no “preparase para dar clases”. La campaña ha llegado a un nivel mayor luego de la demanda de la reaccionaria fundación “Mexicanos Primero” al demandar penalmente al dirigente de la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de Oaxaca. Lo acusan de “no cumplir sus horas frente a grupo por hacer trabajo político”. Este ataque también pretende liquidar que la CNTE tenga conquistas tales como delegar a maestros la tarea de ser comisionados políticos sindicales.
En medio de esta campaña política del gobierno de Peña Nieto que quiere imponer la evaluación, los maestros han resistido prácticamente a nivel nacional. Incluso se han integrado a la movilización, no sólo trabajadores de la educación que son parte de la CNTE, sino también maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
¿Por qué? Como lo hemos sostenido en otros artículos, “el control que los dirigentes del SNTE tenían sobre ellos ha comenzado a resquebrajarse súbita y aceleradamente.” Esto se expresa con más claridad en las impresionantes protestas en uno de los bastiones del SNTE: el Valle de México y en la Sección 36 y en otras secciones estatales.
Como parte de esta gran gesta nacional el Movimiento Magisterial de Bases (MMB) de Morelos ha comenzado a organizarse junto a la CNTE contra la evaluación punitiva. En días anteriores se han movilizado en el estado de Morelos y han llenado con miles de maestros el centro de Cuernavaca, demandando además la destitución del charro Ramón Navarro Munguía, delegado especial en funciones de líder magisterial en el Estado. Además se han unificado a otros sectores en lucha.
Este 28 de julio, según La Jornada, realizarán un segundo encuentro con los pueblos que se oponen a la construcción del Proyecto Integral Morelos –que incluye dos termoeléctricas, un acueducto y un gasoducto– en el poblado de Amilcingo. Dos días después realizarán una nueva asamblea general de docentes para planificar la lucha del próximo periodo escolar.
Según El Financiero, el movimiento magisterial del Estado “realizará marchas en las calles de Cuernavaca, el bloqueo de la autopista México-Acapulco, y en caso de que no haya respuesta a su petición, los profesores no iniciarán el próximo ciclo escolar.” Esto constituye un llamado a toda la CNTE a impulsar el paro indefinido en el próximo periodo escolar para echar abajo la evaluación educativa primer paso para abrogar la reaccionaria reforma educativa. Son respuestas que no esperaban Peña Nieto y sus aliados.
Este encuentro refleja, correctamente, que la lucha docente debe ser retomada por todos los sectores en lucha. Los maestros no deben ser derrotados. Constituye una cuestión de principio que todas las organizaciones que luchan contra el gobierno, en especial los sindicatos que se reclaman opositores como la Unión Nacional de Trabajadores y la Nueva Central de Trabajadores, preparen grandes acciones de solidaridad con el movimiento magisterial, así como un paro del sector educativo a nivel nacional.
Pese a las afirmaciones triunfalistas de las autoridades educativas y la burocracia sindical traidora, los trabajadores de la educación muestran que no permanecerán pasivos ante este ataque a sus derechos y su organización.