Más Madrid, con su reciente sorpasso al PSOE en las elecciones madrileñas del 4 de mayo, pretende expandir su estrategia política al ámbito nacional en forma de proyecto “verde”. Cómo el “greenwashing” y una estética “progresista” busca un blanqueamiento de las problemáticas sociales, políticas y económicas derivadas del capitalismo. El voto a favor de la medalla de honor a la corrupta de Ana Botella es sólo un botón de muestra de lo que viene.
Martes 11 de mayo de 2021
Si hay un partido que está llenando las portadas de los telediarios y de las tertulias políticas actualmente es Más Madrid. El experimento creado por Iñigo Errejón a fines de 2018, tras su ruptura con Pablo Iglesias, consiguió superar en las pasadas elecciones madrileñas al PSOE, colocándose como segunda fuerza política en la Asamblea. Sin embargo, el motivo por el cual es noticia podría resultar sorprendente a primera vista. En el pleno de este lunes, Más Madrid ha votado junto con PP y Cs que se le conceda a Ana Botella, junto con Manuela Carmena, la “medalla de honor” de la ciudad; mientras que Vox ha optado por la abstención y el PSOE ha votado en contra.
Teniendo en cuenta que gran parte del discurso errejonista y maestrista recae en los derechos LGTBI y en un ecologismo de “izquierdas”, esta decisión parecería contradictoria. Tan solo hay que remontarse a las polémicas frases homófobas de la exalcaldesa, que atentaba en su día contra la recién aprobada ley de matrimonio igualitario. O recordemos algunas de sus medidas estrella: venta de viviendas sociales a fondos buitre, recortes masivos en sectores públicos, privatizaciones, arquitectura anti-homeless, impuestos que agravan la desigualdad estructural, pelotazos inmobiliarios inflados de sobrecostes y venta de pisos sociales de Madrid a una empresa vinculada con uno de sus hijos.
Entonces, ¿qué lógica tiene votar a favor de concederle una medalla basando su argumento en la creencia de la pluralidad? Si bien la explicación podría quedarse en la egolatría de la ex jueza, iremos algo más allá. A pesar de la dualidad amigo-enemigo que aparenta, lo cierto es que Más Madrid no se aleja tanto de las políticas neoliberales de Botella. Tan solo remontarse al apoyo de Carmena a la aprobación de la Operación Chamartín, un bolo faraónico de 6000 millones de euros financiado en gran medida con fondos públicos y construido en suelo público regalado. Este proyecto urbanístico, similar en miras a la nueva capital egipcia o a los macro rascacielos de los países de la península arábiga, es sinónimo de un complejo recreativo lujoso hecho a medida para la clase pudiente madrileña. Mientras tanto, este invierno 4000 personas han pasado en la Cañada Real la ola de frío sin luz ni calefacción.
Y es que, los supuestos herederos del 15M y de la revitalización de la política de izquierdas en España tienen un objetivo claro: ocultar bajo banderas, luces y árboles los verdaderos problemas estructurales existentes.
El camino a seguir en Madrid y en España va tras los pasos de sus equivalentes alemanes, a los que Iñigo Errejón pone como ejemplo a seguir. Die Grünen (“Los Verdes”) llevan en la política germana desde los 80 y son segunda fuerza política a día de hoy, con posibilidades de llegar a la cancillería en esta próxima década. Estos, como la mayor parte de la coalición verde europea, son liberales (y convengamos que Más Madrid no es una oveja negra radical precisamente). Han gobernado en la provincia Baden-Württemberg (en el sudeste de Alemania), junto con los conservadores del partido de Merkel, y también han formado alianzas federales y estatales con el SPD para dirigir el estado imperialista alemán.
En su último programa electoral, Los Verdes contemplan un plan de financiación de 100 millones de euros a empresas, o una reducción de impuestos a la instalación de energías renovables. Este último tipo de propuestas van a convertirse en una tendencia en los años venideros. Medidas camufladas de tejido arbóreo, que basan su eje diferencial en el capital: es decir, que aumentan la segregación de clase. En nuestro país, esta misma semana el gobierno del PSOE anunció la puesta en marcha de peajes en todas las carreteras, por la cual aparte del gasto energético, es necesario pagar en cada desplazamiento. Medidas similares pretenden extrapolarse al resto de modos de transporte. Al final, quien de verdad lo termina pagando es la clase trabajadora.
¿Pero de verdad hay algo de “verde” en sus propuestas? Si nos remitimos a los datos, el 63% de las emisiones fijas de CO2 en España, que suponen ¼ del total de emisiones, son causadas por 10 empresas, en su mayoría energéticas. Esas mismas energéticas pese a ser subvencionadas por el estado (y cubiertas en las medidas de reconversión energética) carecen de limitaciones a los precios, quedando su posición resumida en la famosa frase de Rodrigo Rato: “Es el mercado, amigo”. Mientras tanto, pueblos, comarcas y provincias quedan a la merced de la despoblación, el desempleo y la pobreza, como es el caso de Galicia, Asturias, el Bierzo o de las regiones mineras de Teruel. Y es que, combatir la crisis climática y medioambiental a la que nos enfrentamos no es compatible con el propio sistema que ha causado esa crisis. Una capa de pintura verde no es capaz de arreglar una grieta.
En definitiva, es necesario tomar conciencia de que Más Madrid es no solo un partido del sistema, sino un partido con pretensiones liberales, cuyo objetivo a lograr pasa únicamente por el rostro y ya ha llegado a proponer pactar con fuerzas de derecha como Ciudadanos para conseguir un puesto en el aparato burocrático. Un mantel de manila que maquilla en apariencia una mesa de madera rota y carcomida.