Fue candidato a intendente de La Plata junto al excarapintada Gómez Centurión. Férreo promotor del aborto clandestino, ahora patrocina a Juan Buzali, acusado de intentar matar a dos jóvenes pobres, y al cura amigo de Aguer acusado de abusos sexuales y corrupción de menores. Dime quién te defiende y te diré cuán culpable sos.
Daniel Satur @saturnetroc
Valeria Jasper @ValeriaMachluk
Martes 26 de enero de 2021 17:13
Juan Buzali, Marcelo Peña y Raúl Sidders
El doctor Marcelo Peña tenía ganas de que su nombre volviera, al menos por un rato, a resonar en las empresas periodísticas de La Plata y sus alrededores. Después de tanto parloteo en los medios durante la campaña electoral de 2019 (donde se postuló a intendente de la capital bonaerense), hacía rato que extrañaba que se lo nombre. Ahora está contento.
El abogado platense volvió a aparecer en la agenda pública local al conocerse su involucramiento directo en dos causas de gran notoriedad en la ciudad: la defensa del sacerdote Raúl Anatoly Sidders, preso en una causa por abusos sexuales y corrupción de menores en el colegio San Vicente de Paul; y ahora también la defensa de Juan Ignacio Buzali, preso por el homicidio en grado de tentativa de dos jóvenes la noche de año nuevo, cuando iba en su auto junto a la diputada Carolina Píparo, su esposa.
En el primero de los casos, hasta mediados de enero Sidders era defendido por abogados del Arzobispado de La Plata. Pero los intentos del bergogliano Víctor “Tucho” Fernández por hacerle el aguante al reo parecen tener un límite. Tal vez la sucesión de testimonios que se acumulan contra el cura hicieron recular al arzobispo, quien creyó conveniente que el viejo y estrecho amigo de monseñor Aguer pasara a tener un abogado “particular”.
En el segundo de los casos, en las últimas horas se supo que Carolina Píparo y su marido Juan Buzali decidieron dejar de tener el mismo abogado. Se trataba nada menos que del mediático, carísimo y especializado en encubrir a poderosos de toda calaña Fernando Burlando. Se ve que al letrado le venía costando bastante demostrar en los canales de TV que la pareja es inocente e incluso víctima. Por eso terminó pactando seguir asistiendo a la diputada macrista pero que la tarea de sacar al reo de la cárcel la tomara otro colega.
No es nada casual que Sidders y Buzali hayan contratado (con una diferencia de días) a Marcelo Peña para que los defienda ante los jueces, los fiscales y las querellas. Varios factores confluyen para que hayan pensado en él. Y en su propio currículum hay evidencias de sobra.
Peña hizo el secundario en los años 80 en el Liceo Naval de Río Santiago, en Ensenada, dependiente de la Armada Argentina. Luego, tras recibirse de abogado en la Universidad Nacional de La Plata, se especializó en derecho penal en la Universidad Austral, reconocida institución creada por el Opus Dei para el perfeccionamiento de cuadros de la derecha argentina. Además es director del Instituto de Criminalidad Económica y Anticorrupción del Colegio de Abogados de La Plata.
De muy joven empezó a formarse en el sistema judicial, siendo nada menos que meritorio en la fiscalía de La Plata que conduce el reaccionario Marcelo Romero (uno de los fiscales que se sonreía en una selfie mientras a sus espaldas Berni y la Bonaerense desalojaban violentamente a miles de familias en Guernica). Y aunque nunca le dio por la carrera judicial, esas mieles le sirvieron mucho para montar un estudio propio y, con los años, adentrarse en la política.
Peña es un férreo defensor del aborto clandestino. Con el eufemístico mote de “provida” batalló rabiosamente en las elecciones de 2019, cuando se candidateó a intendente por el partido Nos del nefasto excarapintada Juan José Gómez Centurión. Pero no fue esa la primera vez que se presentó a elecciones. Su incursión en la política arrancó en 2011, de la mano del peronista Adolfo Rodríguez Saá.
Hablando en términos “profesionales”, como abogado no dudó en especializarse en la defensa legal de criminales de uniforme, desde genocidas hasta policías del gatillo fácil.
Entre los casos emblemáticos en los que participó se encuentra el del excapellán de la Policía Bonaerense durante la dictadura Christian Von Wernich, a quien en 2007 patrocinó en el juicio en el que el representante de la Iglesia Católica terminó condenado a perpetua por su rol en crímenes de lesa humanidad.
También Peña defendió con orgullo a José Salmo, el oficial de la Policía Bonaerense que el 1° de junio de 2001, en pleno centro de Quilmes, disparó por la espalda a Carla Lacorte, en ese entonces estudiante de veterinaria de la UBA y hoy reconocida referente del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), del PTS y el Frente de Izquierda. Lacorte quedó en silla de ruedas mientras Salmo obtuvo diversos beneficios de parte de los poderes Ejecutivo y Judicial de la provincia.
Entre otras perlitas, Peña en 2009 se hizo cargo de la defensa de Gastón Haramboure, el patovica que mató brutalmente al joven Juan Maldonado en el boliche Alcatraz de Berisso.
Si hay algo que a Peña no se le podrá negar nunca es su absoluta coherencia ideológica, política, judicial y personal.
En el debate de candidatos y candidatas de 2019 este convencido defensor de criminales uniformados tuvo un curioso rapto de xenofobia sui generis y aseguró que “el 85 % de los robos que se producen en la ciudad de La Plata son hechos por personas de Berazategui y Florencio Varela”. Y remataría diciendo que “la principal cuestión a mejorar es la seguridad”, proponiendo a su vez “que La Plata trabaje al pie de la Policía Bonaerense”.
El cura Sidders y el marido de Píparo deberían tener en cuenta que prestigioso doctor Peña no es de quedarse callado. No vaya a ser cosa que en un reportaje o en plena campaña le salgan algunas palabras que inviten gustosas a interpretaciones más que complejas. Como cuando dijo, también el año pasado, que como abogado penalista él está “inmerso en todo el manejo de las comisarías, ellos saben dónde está el foco del delito, la venta de drogas, dónde se encuentra los desarmaderos, los recovecos en donde los ladrones guardan el botín robado”. Casi una confesión de parte...
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc