Como cada año la Unión Nacional de Trabajadores realizará su marcha nacional el 31 de enero planteando sus demandas político sindicales.
Miércoles 31 de enero
De acuerdo con la dirección “colegiada” de la UNT, el objetivo de la organización este año de elecciones federales es lograr que sus demandas sean tomadas en cuenta por los partidos patronales en pugna y en el “Plan Nacional de Desarrollo 2024-2030”, para lo cual presentan una “agenda laboral” y su “Proyecto Alternativo de Nación”.
En el terreno sindical sus demandas se centran en la eliminación del impuesto a prestaciones como el tiempo extra, la recuperación del poder adquisitivo de los salarios contractuales y por el respaldo a iniciativas federales como la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas con pago de 56, el pago de pensión de acuerdo con el último ingreso percibido o el aumento permanente de los salarios mínimos por encima de la inflación.
Además de pedir la resolución de conflictos de trabajadores y trabajadoras del Nacional Monte de Piedad, Nacional Financiera, Banco de Comercio Exterior, Atento Pachuca y Bomberos.
A nivel político la central obrera reivindica la modificación a la Ley de Telecomunicaciones, a fin de que el Estado retome “el control y la rectoría” de éste y otros sectores estratégicos nacionales, y la creación de instancias como “Consejos Económicos y Sociales de Estado” que se encarguen de diseñar las políticas públicas.
Por una política independiente en la UNT que sirva para ganar nuestras demandas
Desde su creación, la UNT se ha propuesto buscar influencia en las instituciones del régimen político y en el gobierno federal. Presentando propuestas orientadas al desarrollo económico con capital privado nacional y la participación de las organizaciones obreras y populares, bajo la dirección de un fuerte gobierno nacionalista.
Sin embargo, la presión de los planes neoliberales y sectores patronales concentrada en el T-MEC, en el gobierno de Morena y las cámaras empresariales, todo el sexenio ha llevado a la dirección de la UNT a políticas de subordinación laboral e intereses ajenos a la clase trabajadora, pactando los lineamientos de la reforma laboral o aceptando en los hechos el aislamiento y falta de la solución a sectores en lucha.
Como la derrota impuesta por el gobierno a la histórica lucha de SUTNOTIMEX, con el respaldo de la política formal de la UNT, enfrentando más de tres años de violaciones laborales, maniobras y golpeadores de Sanjuana Martínez, la pandemia, ataques al derecho de huelga y finalmente la desaparición de la Agencia de Noticias con la liquidación de sus trabajadores. O como las clásicas peticiones de la dirección del Sindicato Nacional de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) a la base, para aumentar los ritmos de productividad y promover a Telmex como muestra de colaboración a Carlos Slim.
A pesar de algunos indicadores de disminución de la pobreza y la desigualdad en el país, los aumentos al salario mínimo (que deberían ser una constante) y una parte del gasto social dirigido a programas sociales, no se han visto afectadas las grandes ganancias capitalistas y la precarización y crisis económica se mantienen para millones de trabajadores con menos estabilidad laboral y por décadas de ofensiva neoliberal, que instauró la pérdida de derechos básicos y de la seguridad social.
La mayoritaria subordinación de la dirección de la UNT y otras direcciones sindicales al gobierno de López Obrador durante todo el sexenio, constituye una parte del consenso político que ha dado estabilidad al poder bajo un acuerdo de conciliación de clase, permitiendo el avance de las principales reformas estructurales, no sin resistencia u oposiciones, pero esencialmente jugando un rol de colaboración.
Como vimos con la dirección del STRM gran parte del sexenio con un tortuoso proceso de negociación con la patronal en Telmex, evitando al máximo la movilización y con múltiples prórrogas a la huelga, de 2019 a 2022 y el estallido de ésta el 21 de julio de 2022, conjurada poco después de 24 horas para ir a otros meses de negociaciones que derivaron en la pérdida de condiciones de jubilación para las nuevas generaciones de telefonistas, aumento salarial debajo de lo demandado y la promesa de 2 mil vacantes que hasta la fecha no cumplen, dan a cuentagotas, pacto celebrado por Francisco Hernández Juárez como el mejor acuerdo posible.
Para todas y todos los trabajadores afiliados en la UNT, el contexto laboral es de ataque a nuestros derechos y contratos colectivos, la pérdida de poder adquisitivo del salario y el congelamiento de plazas o despidos. La cúpula dirigente de la UNT no ha podido revertir sustancialmente el avance de la precarización y de la tercerización del trabajo en todas las ramas de la industria y los servicios en los que participa.
Detrás de la política del gobierno y la Secretaría del Trabajo para contener disputas con el sindicalismo mexicano, está el avance de planes neoliberales en continuidad con sexenios anteriores y de subordinación al imperialismo, formas como el mecanismo para la resolución de controversias laborales vía el T-MEC, bajo la premisa de que éste o la reforma laboral buscan democratizar la vida sindical, fortalecen a la Secretaría del Trabajo como mediación de conflictos, encima de una perspectiva de fortalecimienro de democracia sindical y nuestra hegemonía como clase trabajadora para defender derechos y coquistar nuestras demandas.
Por eso es fundamental el fortalecer la lucha dentro de la UNT por sindicatos plenamente democráticos, dispuestos a luchar en defensa de CCT, por la solidaridad activa con todos los sectores de trabajadores en lucha dentro y fuera de la UNT y en alianza con otros sectores de trabajadores del país bajo demandas políticas y sindicales comunes, por un plan de lucha combativo para lograrlas.
Con esta política, la fuerza de todos los sindicatos de la UNT podrá ser un verdadero motor que impulse al movimiento obrero y al conjunto de la clase trabajadora del país a echar abajo las políticas patronales que nos arrebatan conquistas laborales históricas e imponen la precarización.
Es necesario que la UNT adopte una estrategia de confianza y fortalecimiento de la clase trabajadora rumbo a las próximas elecciones, opuesto al cierre de filas y respaldo pactados con la candidatura de Claudia Sheinbaum, que el secretario general del STRM, Hernández Juárez, ha anunciado como la consolidación de la relación abierta con el gobierno actual. Pero esa relación a los telefonistas ya nos llevó a nuevas pérdidas de conquistas y derechos, mientras la principal dirección de la UNT se adapta a cada gobierno en turno, obteniendo beneficios su casta burocrática.
No es buscando "incidir" en los partidos de los patrones o pactando con la Secretaría del Trabajo, como la UNT logrará conquistar sus demandas, sino fortaleciendo la organización y la voz de la base trabajadora de los distintos sindicatos que la componen, con democracia sindical y planes de lucha para lograrlas.
Lo mismo ocurre con los métodos legalistas que la dirección impone para llevar a cabo sus estrategias, que constantemente terminan en amparos y litigios que entrampan a la base trabajadora e impiden que luche. Métodos que sin embargo mantiene en su intención de presentar un rostro burgués, responsable con las ganancias de los capitalistas y respetuoso de sus leyes e instituciones.
Solo confiando en las fuerzas de los trabajadores y las trabajadoras de base que integran la UNT, en sus métodos asamblearios y democráticos, en la necesidad de sus demandas más profundas y en los métodos de lucha históricos como los paros y las huelgas, es como la central obrera puede ir más allá de sus limitaciones actuales y avanzar en la empancipación de los trabajadores del pais.