El lunes 5 de enero Alemania vivió una intensa jornada de manifestaciones enfrentadas. Mientras el movimiento "Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente" (Pegida) marchó nuevamente por las calles de Dresde, se organizaron contramanifestaciones en todo el país contra la xenofobia.
Miércoles 7 de enero de 2015
Fotografía: EFE Soeren Stache
Unos 18.000 manifestantes -medio millar más que en la anterior cita y ocho mil más que en la anterior- secundaron la nueva convocatoria de Pegida, bajo una lluvia gélida en este primer lunes de 2015.
Hace unos días, la canciller alemana Angela Merkel,había realizado declaraciones llamando a no seguir las consignas xenófobas del movimiento.
"Tenemos un Gobierno extorsionado desde la izquierda", decía una de las pancartas desplegadas en la concentración xenófoba, mientras centenares de banderas alemanas, junto con las "Land" del este del país, ondeaban en esa fría noche.
"Exigimos respeto y tolerancia, también a nuestro pueblo", "Defendamos nuestras raíces judeo-cristianas" y "No a los abusos a la ley de asilo. No a la inmigración que nos desborda", eran otros de los lemas en carteles, de distintos tamaños y formatos, repartidos sobre un recinto acordonado por un poderoso operativo antidisturbios.
"LutzBachmann: ladrón, traficante de drogas, estafador y alemán", denunciaba, también sobre la explanada, una única pancarta "disidente", portada por Robert Schlink, un joven de Dresde, que pretendía denunciar al impulsor de Pegida, con abultado historial delictivo y durante un tiempo prófugo de la justicia en Sudáfrica.
"No, no les temo. No tengo por qué temerlos. Ellos deberían temerse a sí mismos, esa gente que no ha aprendido la lección de la historia, lo que trajo la dictadura nazi, la destrucción de todo Dresde bajo la aviación aliada", comentaba Schlink.
Con su pancarta a cuestas, el joven hacía frente a miradas insultantes e improperios: "Tú no has entendido nada, chico: nos están quitando el país, entre extranjeros, musulmanes, asilados y clase política vendida", le increpaba Helmut Blum, de 67 años, con su propia pancarta a cuestas: "Cerremos el grifo a los asilados".
A unos 500 metros de distancia, unos cuantos centenares de contramanifestantes convocados por grupos de izquierda y organizaciones de ayuda a los refugiados mantenían otra concentración, bajo el lema "Venid: tenemos que hablar".
"Dresde es un caso claro de miedo infundado al extranjero. Aquí hay menos del 1 % de población musulmana y muchos de los que ellos ven como extranjeros somos gente nacidos aquí", comentaba a Efe Khaldum Al Saadi, nacido en la vecina ciudad de Chemnitz y miembro de la organización "Dresde para todos".
Las marchas de Pegida han ido creciendo semana a semana, hasta alcanzar la cifra de 17.500 participantes el pasado 22 de diciembre.
En paralelo se convocaron en otras partes del país manifestaciones de propósitos similares y con nombres parecidos -"Legida", en Leipzig, o "Bärgida", en Berlín-, aunque con mucho menos éxito de convocatoria.
Asimismo se multiplicaron las contramanifestaciones en todo el país, con el apoyo explícito del gubernamental Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y La Izquierda, en rechazo al racismo y al movimiento islamófobo.
En Colonia, el deán de la catedral, NorbertFeldhoff, ordenó apagar las luces del templo, en señal de desacuerdo con una marcha islamófoba en esa ciudad, mientras que en el mismo Dresde la planta de Volkswagen hizo lo mismo con la factoría.
"Apaguemos la luz a Pegida", pidieron los socialdemócratas a través de su cuenta oficial en la red social Twitter, animando a participar en esas contramanifestaciones.
Varios de los monumentos más emblemáticos de Alemania, como la berlinesa Puerta de Brandeburgo o la catedral de Colonia, apagaron sus luces en rechazo a las manifestaciones del movimiento de tinte xenófobo Patriotas europeos contra la islamización de Occidente.
La principal contramanifestación tuvo lugar hoy en Berlín, donde los medios locales estiman que salieron a la calle unas 5.000 personas convocadas por movimientos sociales y por la comunidad turca con respaldo de los sindicatos, los Verdes, la Izquierda y el Partido Socialdemócrata, representado en la marcha por el ministro de Justicia, HeikoMaas.
Según cifras ofrecidas por la policía, unas 5.000 personas también se manifestaron contra Pegida en Stuttgart, mientras que un millar lo hicieron en Hamburgo y unas 800 en Rostock.
Fuente: Agencias