Un debate con el Editorial #20 de Marea Socialista a propósito de la crisis política en ciernes, y a qué estrategia debemos apuntar los revolucionarios ante esta coyuntura.
Lunes 8 de mayo de 2017 11:58
Ante la reciente escalada de la pugna entre el gobierno y la oposición de derecha, con el telón de fondo de la gran crisis económica y social que padecemos, desde la LTS nos pronunciamos por una perspectiva que apunte a impulsar la movilización obrera y popular con independencia de ambos bandos. En este sentido, en nuestra declaración del 02/04 planteamos discutir la posibilidad de confluir en unidad de acción con organizaciones de izquierda que se oponen al gobierno, a quienes se reivindican obreros y socialistas, como el PSL, Marea Socialista, la Plataforma del chavismo crítico y pueblo en lucha, a las organizaciones de trabajadores y mujeres que luchan, a la juventud que quiere sacarse de encima los lastres de este sistema.
Por su parte, en su reciente Editorial #20, Marea Socialista explica por qué no asistiría el pasado 19 de abril a las marchas convocadas tanto por la oposición como por el Gobierno, planteando a su vez “propuestas para enfrentar la crisis política”, a partir de cuya lógica queremos debatir, como parte de las necesarias discusiones en ese camino de explorar espacios de confluencia a izquierda del gobierno y que expresen la independencia política de la clase obrera y el pueblo pobre.
Ante la reciente propuesta de Maduro de convocar una Constituyente, aún no conocemos posición pública de Marea, aunque muy probablemente se enmarque en la misma lógica que discutimos acá, como lo insinúan los posicionamiento de uno de sus principales referentes, Nicmer Evans, donde el eje es la defensa de la Constitución.
Los límites del constitucionalismo burgués como horizonte político
Es bajo el rótulo “Retomar el hilo constitucional” que fija Marea Socialista su perspectiva política. El espíritu que satura la nota en cuestión mezcla dosis de espanto ante los niveles alcanzados por la crisis política en los hechos –por la “violencia de aparatos”–, con una actitud conservadora que sueña con una vuelta al marco institucional dentro de la cual había sido posible hasta ahora el desarrollo de dicha crisis, una lógica que somete a los trabajadores y al pueblo pobre a moverse dentro del estrecho legalismo del propio régimen bonapartista, en lugar de ayudarles a superar los prejuicios constitucionalistas y plantearles una perspectiva de movilización y lucha no limitada de antemano al marco del derecho burgués.
Ciertamente, en medio de la crisis, el gobierno claramente viene profundizado sus tendencias más bonapartistas tanto como su correlación de fuerzas lo permita, en algunas ocasiones alcanzando incluso a la propia Marea Socialista, ya sea impidiéndole el registro electoral, o con señalamientos y hostigamientos a través de sus aparatos mediáticos y espacio radioeléctrico público, cosa que en su momento hemos denunciado y rechazado claramente.
Parten de definir como “lo más peligroso de esta fase: la creciente violencia de aparatos de un lado y del otro”, igualando en los hechos la gran represión estatal –y paraestatal en algunos casos– con las acciones de los manifestantes y algunos eventos puntuales de marcado odio social reaccionario contra simpatizantes del chavismo. En este camino, no identifica como un peligro real el gran peso y posicionamiento como árbitro que tienen las Fuerzas Armadas, a las que tanto el gobierno como la oposición apuestan, ni la gran ausencia de los trabajadores y el pueblo como sujetos propios en esta situación, que es lo que permite el curso reaccionario de la situación actual y permitiría el asentamiento de un transición o régimen abiertamente reaccionario. No ve esos “peligros” y su horizonte es buscar una canalización “ciudadana” e “institucional” a la “violencia”.
Ni aún reconociendo que “la actual coyuntura abre paso también a la lucha política y social” por parte de “una importante franja que rechaza a ambas cúpulas” (NdR: Gobierno y MUD), exhiben por ello la menor disposición política de mostrar la necesidad de responder a la violencia estatal (legal y extra-legal) y paraestatal –cuestión a la que le otorgan primordial relevancia en la coyuntura actual– con los métodos de la lucha de clases, que pasaría por la conformación de piquetes de huelgas para las manifestaciones obreras y populares, comités de autodefensa, etc.
¿Cuál es el orden constitucional que Marea Socialista peleará por “retomar”? Se trata de “la institucionalidad de la República Bolivariana de Venezuela”. Puntualizan que “Cuando se puso en marcha el mecanismo del revocatorio (NdR: en enero de 2016) el CNE… era una institución respetada hasta por la MUD”(!), acto seguido se lamentan de que “Hoy el CNE ha perdido toda legitimidad y confianza ciudadana… Ni qué hablar del TSJ”. Si es un hecho que “ninguna de esas cúpulas (NdR: Gobierno/MUD) tiene vocación democrática” ¿por qué sugerir que la “legitimidad y confianza ciudadana” tengan que pasar por el respeto que le confiera o no la antidemocrática MUD, que al fin y al cabo solo responde a sus propios juegos políticos? Por otro lado, ¿no fue ese mismo CNE el que por instrucción del gobierno impidió precisamente a Marea su proceso de legalización y participación electoral?, ¿no es ese CNE el que, a partir de la nueva LOTTT impulsada por Chávez, violenta la soberanía de los trabajadores en sus elecciones sindicales, teniendo tal nivel de injerencia el Estado que ha impedido a los trabajadores elegir a sus representantes allí donde el gobierno puede perder las elecciones? ¿Es ese CNE, y demás instituciones “quinto-republicanas” las que les parecen “legítimas” y “respetables”?
¿Un “programa mínimo” para “restaurar el hilo constitucional” o un programa transitorio para movilizar a los trabajadores y el pueblo pobre?
En 2014 discutíamos con una Marea Socialista que aún formaba parte de las filas del PSUV, aunque mostrando importantes síntomas de fractura, y planteaba como línea “influir al gobierno y al partido un rumbo hacia la izquierda”. Ya entonces era una perspectiva que no iba hasta el final en la crítica de las responsabilidades del proyecto y políticas de Chávez en la situación actual, y que no apelaba a la necesidad de poner en el centro la movilización obrera y popular con independencia frente al gobierno. Es historia –y evidente– que aquella línea lanzada en su Conferencia Nacional fracasó, su organización se fracturó y su punto más importante de apoyo ahora son precisamente figuras de la burocracia chavista o ex jefes militares que proponen “defender la Constitución”. Lo que echa por tierra la propia consigna que Marea levantó alguna vez de “ni burocracia ni capital”, porque sus aliados son oriundos de la alta burocracia o, peor aún, como el Mayor General (r) Clíver Alcalá, responsable de represión a indígenas y con posiciones abiertamente pro empresariales, como en su momento discutimos en el marco de la lucha contra el Arco Minero del Orinoco.
Esta nueva línea política lanzada por el Equipo Operativo Nacional de Marea Socialista está signada por un retroceso en el plano programático, el “reto” a las cúpulas esbozado en dicha nota es tanto menos atrevido y más “posibilista” que termina por beneficiar a sectores dentro de estas mismas “cúpulas”, quedándose en un cuestionamiento a medio camino que promete soluciones a los grandes problemas que padece actualmente el pueblo trabajador, en los marcos del “hilo constitucional”.
Contemplan como demandas la “suspensión de todos los contratos nacionales y extranjeros que comprometen el futuro del país como el Arco Minero del Orinoco, los de la Faja Petrolífera y otros, y de los nuevos endeudamientos…hasta la normalización política del país” (sic). ¿Hasta que se normalice la situación del país? Lo que según su lógica sería cuando se "retome el hilo constitucional", es decir, cuando se haga el revocatorio y se restaure la institucionalidad burguesa que existía hasta hace pocos meses... ¿solo se plantea la derogación de estos decretos y contratos mientras no opere esta hipotética "normalización"? ¿Una vez esta hipotética "normalidad" de la institucionalidad no está planteada la pelea contra el Arco Minero y demás acuerdos entreguistas? La lucha por la derogación de estos decretos y contratos no puede estar subordinada en modo alguno a esta estrechísima visión legalista, debe plantearse la lucha y la movilización por la derogación independientemente de que se haya "normalizado" o no la institucionalidad capitalista.
Frente a la deuda externa y la fuga de capitales la propuesta se limita a canalizar el asunto mediante una “auditoría pública y ciudadana” que determine “la legitimidad de la Deuda y el Desfalco a la Nación”, donde el sujeto y figura central sería una comisión de expertos y técnicos, poniendo a depender el no pago de la deuda de las hipotéticas labores de esa comisión –que audite el mismo Estado que está ligado a dichos mecanismos de sujeción nacional y corrupción política–, sin plantear claramente una perspectiva de movilización, sin plantear la demanda directa del no pago de la deuda externa como una demanda a levantar por los sindicatos, la juventud, los sectores populares, en sus movilizaciones, así como la exigencia de la repatriación obligada de los dólares fugados, so pena de expropiación bajo control de los trabajadores, con participación de las comunidades, de los bienes y activos que ostenten en el país.
La demanda democrática central que plantean es “reactivar el Referéndum Revocatorio”, así como la “habilitación inmediata y excepcional de todos los partidos que así lo pidan”, cuestión esta última con la que por supuesto estamos de acuerdo y es una exigencia en la que confluimos. Ahora bien, frente al revocatorio nuestra posición es muy diferente, al tiempo que rechazamos las estratagemas antidemocráticas del Gobierno para bloquearlo, no dejamos de señalar que la cuestión democrática no se reducía simplemente a lo que proponía la derecha y lo que negaba el gobierno, sino cómo hacer que sean las propias masas quienes expresen sus aspiraciones y demandas con independencia de ambos bandos.
Aún bajo las condiciones de retomar la fiabilidad en la institucionalidad como el CNE propuesta por Marea Socialista, ese revocatorio no pasaría de ser un limitadísimo plebiscito para prolongar o interrumpir la continuidad de Maduro en el Gobierno, el cual de realizarse no tendrá otro resultado y otro beneficiario que alguna de las“cúpulas” que se disputan actualmente el manejo capitalista de la renta petrolera, así como “su” derecho a imponer mayores ajustes y padecimientos para las masas obreras y populares. No pasa de ser un esquema donde estas últimas se verán reducidas a simples “votantes” sin permitirles siquiera discutir a escala política nacional, los destinos de sus propias vidas y condiciones de trabajo, tras un mecanismo impulsado por la derecha.
Hay ausencia de una perspectiva propia de los trabajadores y el pueblo pobre, cuando lo que hace falta con urgencia es impulsar la movilización obrera y popular con demandas, métodos y banderas propias, que consideramos pasa por articular la lucha por un programa de emergencia obrero y popular, con la exigencia de una Asamblea Constituyente verdaderamente Libre y Soberana, que no es por supuesto la farsa que está planteando el gobierno.
Articular la exigencia de derogación del estado de excepción, el rechazo a la represión y por plenas libertades democráticas, por el derecho a manifestar, impulsar un programa de lucha para que la crisis no la sigamos pagando los trabajadores y el pueblo, con demandas como la escala móvil de salarios y un verdadero control obrero y popular de precios, discusión y aprobación de los contratos colectivos vencidos, no más pago de la deuda externa a costa de los padecimientos del pueblo, obligación a los empresarios y corruptos a repatriar los miles de millones de dólares que fugaron, so pena de ser expropiación de bienes control obrero y popular, ni un trabajador más en la calle, por un verdadero control obrero, sin militares ni burócratas, de toda empresa o institución que despida o cierre!. Junto a la denuncia de la maniobra “Constituyente” del gobierno, la de “revocatorio” o “elecciones generales” de la MUD, planteando que “Si realmente se quiere ir al fondo de los problemas y el ejercicio de la ‘voluntad popular’, debemos ir hacia una Asamblea Constituyente, verdaderamente Libre y Soberana, donde se puedan discutir todos los problemas del país y del pueblo, donde podamos pelear por nuestras demandas, que sirva para desarrollar la movilización obrera y popular contra todo el entramado de cúpulas, militares e injerencismos que quiere decidir nuestros destinos” (La Izquierda Diario, 2/04/2017).
A manera de síntesis, nos parece que esta orientación de Marea, dada su propensión por una canalización “ciudadana”, “democrático-formal” e “institucional” de la actual crisis, evita confrontar la hegemonía burguesa en el conjunto de las instituciones refundadas bajo el chavismo, sin dotar al conjunto de los trabajadores y el pueblo pobre con demandas que movilicen sus fuerzas en función de enfrentar seriamente los ajustes del Gobierno, en la perspectiva de desafiar su condición de explotados en esta sociedad.
Ante la cuestión democrática se limita a plantear una salida "constitucional" como la del revocatorio, donde la posibilidad de desarrollar alguna lucha o movilización de los de abajo por sus demandas no existe, sin intentar articular una perspectiva política que permita desarrollar la movilización obrera y popular por sus demandas. Lo mismo ocurre con las demandas económicas "mínimas", en general las sitúa fuera de una perspectiva de movilización y lucha, limitándolas a fórmulas legales o de "normalización institucional", lejos de una política que promueva la tan necesaria irrupción de los trabajadores y el pueblo pobre en la situación nacional con personalidad propia, con sus propias demandas y métodos de lucha.
Consideramos que la actual coyuntura exige por parte de las organizaciones obreras, de las mujeres y la juventud, superar con firmeza este tipo de orientaciones estrechamente legalistas, para así desplegar toda la creatividad y potencialidad revolucionaria en las luchas por sus propias demandas.