Participación de Farid Reyes en la mesa Vigencia del marxismo ante la economía, geopolítica y la lucha de clases internacional de las Jornadas Marxismo 2023.
La importancia de este tipo de actividades en la universidad en momentos donde la humanidad enfrenta una serie de crisis que ponen contra las cuerdas la civilización como la conocemos y muestran la decadencia y descomposición a la que nos lleva el capitalismo. El cambio climático, la guerra en Ucrania y la disputa geopolítica entre Estados Unidos y China va a marcar en gran medida este siglo y estamos en buen momento para tomar consciencia y actuar.
Sin duda los tiempos que corren son definitorios. A continuación iré desarrollando el porqué de la vigencia del marxismo en este contexto, pero no como método de análisis únicamente, sino como corriente política que se plantea la necesidad de la toma de partido, es decir como una corriente militante.
Sobre el método marxista
Lo primero que habría que contemplar para hablar de la vigencia del planteo de Marx es su visión materialista. Para la ciencia social y para todo aquél o aquella que quiera comprender el mundo, el marxismo permite entender que la sociedad no se mueve ni se desarrolla sino es primero, cubriendo sus necesidades materiales, partiendo de las más elementales como lo son comer, alimentarse y tener donde vivir. Una vez cubriendo estos aspectos, los seres humanos pueden pensar como organizar su sociedad, desarrollar su cultura y su política.
Sin embargo, es con una visión dialéctica que se puede comprender esta situación en dinámica, así estás formas políticas o culturales, al desarrollarse en el marco de la disputa de intereses entre las clases dominantes, sectores acomodados, propietarios, y quienes trabajan para ellos, van a tomar distintas formas y pueden definir distintas maneras de administrar la producción. Pueden incluso terminar con la existencia misma de propiedad (de los medios de producción) como de hecho ha ocurrido en distintos momentos y a diferente escala en la historia.
Marx se da cuenta de que no hay nada “natural” en cuanto a la sociedad humana se refiere, todo está en constante cambio y hay contradicciones múltiples que provocan alteraciones, las cuales se vuelven más visibles en momentos de crisis.
Este análisis de Marx va a dar una pauta para entender cómo funciona el sistema capitalista actual, pero también cómo poder transformarlo, pues, al igual que los mejores pensadores revolucionarios, es alguien comprometido con su tiempo y que no está dispuesto a tolerar como “naturales” las injusticias del sistema. Es un método de análisis muy profundo, que al tiempo plantea una salida revolucionaria como hipótesis de resolución ante la contradicción entre entre el trabajo y el capital basados en una relación de explotación, o ante la vida y el capital, ante la irracionalidad que significa la búsqueda de ganancia capitalista.
Esta hipótesis es una sociedad sin explotación ni opresión, organizada democrática y racionalmente en función del interés colectivo. En este sentido el planteo de Marx confía en la capacidad de la clase trabajadora para organizarse y construir otra sociedad, pero también en el propio ser humano en cuanto a la capacidad de reflexión, crítica, construcción creativa y capacidad de resistencia. Es un planteo que apela a la esperanza, pero únicamente a partir de entender a profundidad el funcionamiento del capitalismo y asumir la perspectiva de derrotarlo.
Ya entrado el siglo XX, al calor de la apertura de la época imperialista y la victoria de la revolución de octubre en Rusia, los primeros congresos de la III Internacional o Komintern, se desarrollan interesantes debates en el seno del movimiento marxista, consolidándose un marxismo con preponderancia estratégica, es decir que se plantea las vías para vencer, con importantes debates donde tanto Lenin como Trotsky, desarrollan importantes elaboraciones sobre el Estado, la revolución y la dictadura del proletariado, sobre la teoría de la revolución permanente y la relación entre la revolución en los países imperialistas y los países de desarrollo capitalista dependiente. Gramsci y Luxemburgo sin duda son también referentes de este marxismo.
Sobre la coyuntura mundial
¿Tiene vigencia este planteo? Quizá si el mundo capitalista fuera como nos lo intentan presentar desde los defensores del sistema, o cómo aparecer en algunos medios o películas, una sociedad de abundancia donde cualquiera es libre de elegir y ser feliz, el marxismo habría perdido su vigencia y el posmodernismo, el liberalismo u otras corrientes habrían logrado sepultar estas ideas.
Pero la realidad es muy distinta, el mundo funciona y se alínea con los poderes y las clases dominantes. Podríamos contrastar el discurso de las “bondades” del capitalismo con las cifras de desigualdad, pobreza y hambre, con la cantidad de personas que mueren por enfermedades curables, el enorme drama que representa la migración o mencionando las problemáticas asociadas al calentamiento global y el derretimiento de los glaciares (Haití, 80 grados en Sonora recientemente), pero hablemos, para comprender lo que está en juego, de la salida que da el capitalismo en momentos de crisis profundas, las guerras.
Hablemos entonces de la guerra en Ucrania, la cual no se explica sin la intención de Estados Unidos y la OTAN de cercar y limitar la influencia de Rusia, un país que intenta al tiempo ganar más preponderancia en la geopolítica internacional aprovechando los recursos naturales con los que cuenta. Es una guerra completamente reaccionaria, con la OTAN comandada por Estados Unidos de un lado y el régimen oligárquico de Putin por el otro.
En Ucrania están muriendo personas, huyendo de sus casas con miedo a que les caiga una bomba mientras se continúa tensando la situación, poniéndose en juego la maquinaria bélica capitalista más desarrollada, drones, inteligencia cibernética, tanques, aviones, misiles. Pocas cosas muestran más claramente la irracionalidad y la crudeza de este sistema como la guerra sin duda.
La guerra es el rostro mismo de la barbarie capitalista y su irracionalidad. Alguien podría preguntar si no todos esos recursos usados para matar personas no podrían enfocarse mejor para hacer frente a los problemas derivados del cambio climático, para construir viviendas para millones que duermen en la calles o para mejorar la infraestructura urbana en grandes ciudades donde hay condiciones insalubres y hacinamiento, pero a los señores que hoy toman las decisiones les parece que la prioridad pasa por gastar más y más presupuesto en armamento. De hecho, todas las principales potencias del planeta, Alemania, Japón, Italia o Francia, están multiplicando su gasto militar ¿para qué se están preparando?
Ucrania, por supuesto, no es la única guerra que hay hoy en el mundo, hay y ha habido en las últimas décadas otros conflictos donde mueren miles de personas, en Medio Oriente particularmente, pero también en otras zonas como África o Asia. Sin embargo, esta guerra confronta potencias nucleares de forma directa y sigue ocurriendo mientras la vida transcurre con cierta cotidianidad.
No todas las guerras son iguales, la guerra en Ucrania se da en el marco de la crisis de hegemonía estadounidense siendo grandes potencias las que intervienen directamente, con armamentos y financiamiento al ejército. Siendo que Vladimir Putin de ninguna manera representa un campo progresivo para la clase obrera internacional, como él mismo ha dicho, fueron los bolcheviques los que otorgaron el derecho a la autodeterminación a Ucrania, como parte de la política de autodeterminación a las naciones oprimidas que defendía Lenin, un derecho que Putin no reconoce buscando emular el pasado del criminal imperio zarista o bien, del propio estalinismo régimen donde fue formado.
La guerra en Ucrania es una expresión del momento al que está llegando el capitalismo, como puede ser otra expresión el ascenso y el crecimiento de movimientos de extrema derecha en distintos países. El estallido de este conflicto, reactualiza la definición de Lenin de que la época imperialista que nos toca vivir, se caracteriza por ser una época de crisis, guerras y revoluciones.
La nueva ultraderecha
Otro fenómeno importante que nos toca vivir, es el crecimiento de posiciones de ultraderecha, neoliberales radicales, que se autodenominan “libertarios” llegan a jóvenes que en redes sociales, piensan que la rebeldía es defender el egoísmo y la desigualdad acusando a cualquier política mínimamente progresista de comunismo. Es interesante porque se ha forjado una alianza (a la que llaman personajes como Agustín Laje) entre nacionalistas, dígase xenófobos y chovinistas, con conservadores radicales, homófobos y sexistas, junto a los defensores del libre mercado más radical. Paleolibertarios se hacen llamar algunos, los cuales practican un populismo de derecha, hablando en contra de “los políticos” (en realidad están en contra de la democracia liberal como uno de sus principales referentes Hans Hermann-Hoppe quien dice que la democracia no tiene que ver con la libertad y es solo una forma suave de socialismo), hablan también contra los impuestos y en contra del gobierno. En el marco de la crisis que viven y sufren millones no es de extrañarse que estas posiciones logren cierto asidero. Es el contexto el que posibilita el ascenso de estas posiciones, muchas veces asociadas a dictaduras genocidas como Vox en el Estado Español asociado al franquismo, Kast en Chile abierto pinochetista o Milei en Argentina quien lleva como vicepresidenta a una defensora de la dictadura militar. De la misma manera que los años 30 del siglo XX posibilitaron el ascenso de posiciones reaccionarias al poder, la situación económica que vivimos posibilita el ascenso de este tipo de personajes.
No obstante, es importante contemplar que la crisis de los 30 trajo consigo también movimientos revolucionarios muy importantes, como la revolución española o las huelgas generales en Francia. Como veremos más adelante, no hay un comportamiento lineal ni unidireccional de la situación política, más bien lo que hay es polarización y contradicciones múltiples. Entonces, como expresión de esta polarización, se desarrollan nuevos fenómenos de la lucha de clases, procesos de revueltas que abren la posibilidad de nuevas revoluciones
La crisis que llegó para quedarse
Las guerras y estos fenómenos antes referidos, son resultados de la dinámica capitalista, de la competencia inherente al funcionamiento del mercado, donde las empresas compiten para quebrar a su competencia y donde, a nivel internacional, los gobiernos de las grandes potencias sustentan y defienden los intereses de sus grandes empresas, de su respectiva clase dominante.
Pero ¿por qué se llega a la guerra en el capitalismo?. Rosa Luxemburgo, discutía con el ala reformista de su partido el Partido Socialdemócrata Alemán, que el capitalismo, detrás de la ilusión de estabilidad y crecimiento que podría mantener algunas décadas, ocultaba el crecimiento y desarrollo de profundas contradicciones que tarde o temprano estallarían. No se equivocó, poco tiempo después de estas discusiones, donde la revolucionaría, basándose en una profunda comprensión de los planteos y análisis de Marx, preveía que la confrontación entre potencia podría llegar a escalar y desembocar en escenarios como la Primera Guerra Mundial.
Y es que, el marxismo justamente es una teoría que analiza con particular interés y profundidad el tema de las crisis partiendo de la dialéctica materialista. Si no hubiera crisis, los marxistas podrían ser a lo sumo analistas de la sociedad. Pero las crisis que son resultado del propio funcionamiento del capitalismo, abren posibilidades para la acción revolucionaria, como también para la acción de fuerzas conservadoras y reaccionarias.
Nuestro tiempo está marcado por la crisis. Ya no son los años 90 o los primeros años del 2000 donde el capitalismo se presentaba triunfante tras la caída del bloque soviético, ahora son los años de la post crisis del año 2008, de la crisis de endeudamiento de múltiples países (algo que le preocupa enormemente a organismos como el Fondo Monetario Internacional), de la crisis que devino con la pandemia, de la crisis derivada de la confrontación, hasta ahora comercial, entre Estados y China, la era de la crisis ambiental.
El relato triunfador se ha desvanecido y en su lugar emerge en el debate público la discusión de hacia dónde camina el mundo, las nuevas derechas empujan debates sobre post fascismo y la crisis de la democracia liberal. Mientras, en múltiples latitudes estallan revueltas y procesos de la lucha de clases protagonizados por amplios sectores de las clases explotadas y oprimidas, muchas de las cuales cuestionan gobiernos y regímenes que defienden a ultranza el interés del capital.
El capitalismo es un sistema enfermo. La hegemonía mantenida por Estados Unidos tras la segunda guerra mundial, con los acuerdos de Breton Woods, pero sobre todo afianzada luego de la caída del muro de Berlín, se encuentra en franca decadencia. El dólar como moneda de reserva internacional y principal medio de transacción comienza a ser dejado de lado, incluso para comprar y vender petróleo como lo mostraron hace no mucho los acuerdos entre Arabia Saudita y China en el marco del avance del bloque de los BRICS.
La vuelta a Marx
En el año 2019 el semanario The Economist, un medio de tendencia liberal, publicaba un extenso estudio sobre las preferencias de la juventud en Estados Unidos “el ascenso del socialismo Millenial” aparecía en el título de su portada. En este estudio, y en otros más realizados en este periodo reciente, se daba cuenta de que una mayoría de jóvenes declaraba tener mayores simpatías por las ideas del socialismo por sobre el capitalismo.
Sin duda es interesante que en la principal potencia capitalista amplios sectores de jóvenes se declaren “socialistas”, aunque es cierto que lo hacen desde una idea más bien difusa de redistribución de la riqueza y de cuestionamiento al poder de los billonarios.
En este mismo país, la consigna “eat the rich” que devela un fuerte odio de clase hacia los ricos, es utilizada ampliamente por jóvenes politizados que cuestionan cada vez más hacia donde se dirige el planeta con la clase capitalista y sus defensores al frente de la toma de decisiones. Es esta misma generación, a la que hemos llamado la generación “U” de Unión (sindicato), la que está levantando sindicatos de forma clandestina en grandes empresas como Starbucks o Amazon.
Entonces, cuando se habla del crecimiento de la ultra derecha, hay que contemplar que este fenómeno tiene una contracara, una contra tendencia que es el avance del cuestionamiento al sistema, la emergencia de movimientos sociales, revueltas y estallidos donde la izquierda revolucionaria actúa y reagrupa sus fuerzas.
Trump alienta el crecimiento de milicias neo fascistas como los Proud Boys, pero las protestas del segundo Black Lives Matters fueron, por el número de participantes, las más grandes que ha vivido Estados Unidos en su historia.
El siglo XXI comienza bastante movido, con crisis, revueltas y guerras. No obstante es cierto que la idea de comunismo ha sido fuertemente denostada, intentando asociarla con el estalinismo, un régimen que, a decir de Trotsky por ejemplo, reproducía los mismo métodos para mantener el poder que el nazismo.
El socialismo es otra cosa, es la idea de lograr que todos los avances científicos y tecnológicos que ha logrado la humanidad (no el capitalismo), sean puestos al servicio de la humanidad misma y no, como ocurre ahora, que funcionan para aumentar la explotación de la clase trabajadora.
La lucha por una sociedad basada en organismos democráticos, como pueden ser los consejos y asambleas, donde las masas trabajadoras se autogobiernan discutiendo la manera de lograr producir de forma realmente sustentable. Esta es una salida a la crisis que vivimos y que no hará sino agudizarse los años venideros. Ante el avance de las posiciones reaccionarias, lejos del derrotismo y la resignación, es fundamental que discutamos cómo volvemos real el temor de los poderosos, el miedo al comunismo.
Para avanzar en esta perspectiva, es fundamental que la clase obrera construya su hegemonía sobre el conjunto de los explotados y oprimidos, siendo la clase que mueve el mundo aún su atomización y desorganización, que desarrolle su conciencia y forje una poderosa alianza de clase con el resto de los sectores oprimidos. Para ello hace falta una dirección que enfrente a las direcciones burguesas y reformistas y se dote de una estrategia para la toma del poder. Esto es lo que puede abrir el camino para que gobiernen los trabajadores, se expropie a los capitalistas, rompiendo con el imperialismo. En la tarea de poner en pie un Estado de nuevo tipo donde los trabajadores gobiernen, decidan y planifiquen la economía basados en sus organismos de democracia directa, abriendo así el camino para la lucha por una sociedad socialista como parte de un movimiento internacional, en perspectiva del comunismo, donde desaparezca el Estado y cada quien trabaje de acuerdo a sus posibilidades y reciba de acuerdo a sus necesidades.
La intención de estas jornadas es entonces, esparcir el “virus comunista”, discutir la actualidad del marxismo y pensar colectivamente cómo ponemos sobre la mesa la necesidad de asumir una perspectiva revolucionaria en los tiempos que corren.
Para preparar una respuesta, para pasar a la ofensiva y conquistar una vida que merezca ser vivida, donde el libre desarrollo de cada individuo, sea la condición del libre desarrollo de todes.
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