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Red Internacional
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PERÚ. Caso Odebrecht: más “confesiones del fin del mundo”

Resguardado por la delación premiada, la voz de Marcelo Odebrecht sigue dando nombres como un eco que proviene de la prisión de la Policía Federal en Curitiva (Brasil).

Martes 27 de junio de 2017

Imagen: Diario La República

Durante el interrogatorio ante el equipo del Ministerio Público en Brasil -realizado el pasado 15 de mayo- el ex director ejecutivo de la empresa constructora más corrupta de la época, Marcelo Odebrecht, aseguró “casi con seguridad” que él y su equipo brindaron aportes financieros a Keiko Fujimori durante la campaña presidencial del 2011.

Desde que se liberaron los documentos sabemos que el empresario brasileño -que se ha acogido a la delación premiada-, relató ante los fiscales que inclusive le sugirió al exdirector ejecutivo de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata, que le brinde mayor apoyo a Keiko Fujimori, a la cual consideraba como la candidata con más chances de ganar las elecciones presidenciales en ese entonces.

Esa es una de las declaraciones mas destacadas del magnate Marcelo Odebrecht, según la transcripción de más de 70 páginas de aquel interrogatorio. El periódico oficialista El Comercio tuvo acceso a dicho documento y dio a conocer fragmentos de la confesión del ex CEO de la empresa, quien está encarcelado por sobornar a políticos de toda Latinoamérica.

Si bien Keiko habría negado toda relación, M. Odebrecht decía: “En realidad, no puedo decir cuánto fue, para quién fue, pero digo que con seguridad sí apoyábamos a los principales candidatos en todas las elecciones y con seguridad apoyamos en esas elecciones del 2011, debemos haber apoyado a Keiko... probablemente al candidato del partido de Alan García también... y como era costumbre apoyamos a los principales candidatos”.

Una demostración más de la alianza, oculta a veces y explícita otras, entre los grandes empresarios y los gobiernos de turno. La empresa constructora es la más fuerte del continente, con obras que se extienden desde La Patagonia a México, en más de 21 países. La lógica de soborno halló su mejor senda durante más de una década, al ritmo del gigante portugués. Inflaron durante años los precios de las obras públicas financiadas con los impuestos abonados con el sudor de la clase trabajadora; un doble juego donde sólo ganan ellos, uno se asegura que su propaganda política esté financiada para el éxito, mientras que al otro se le reservaban las obras públicas más jugosas en ganancias.