Los trabajadores de la paraestatal siguen pagando con su vida los costos de la pandemia. Junto a los fallecidos de la CFE los muertos ascienden a 1089.
Miércoles 5 de agosto de 2020
Los trabajadores de las empresas productivas paraestatales han sufrido una alta cantidad de contagios desde el inicio de la pandemia. Siendo considerados como “trabajadores esenciales”, sus actividades no se han detenido aún con los contagios y fallecimientos al alza.
Solamente en Petróleos Mexicanos se tiene el registro de mil 17 decesos, de los cuales 262 corresponden a trabajadores en activo, 429 a jubilados, 320 a familiares y 6 externos. Por su parte, la Comisión Federal de Electricidad informó que han fallecido a causa de la pandemia 72 trabajadores.
Al igual en que en otras áreas como las maquilas del norte del país o los hospitales públicos, los trabajadores representan números que pueden ser sacrificables si se trata de no detener la economía para que no pierdan ganancias las grandes empresas.
Sin asegurarles todas las condiciones para protegerse, con escasos tests que detecten contagios y exponiendo a los empleados en múltiples áreas, la cifra de fallecidos parece no dejar de crecer. Esto en el marco de la “nueva normalidad” y la reapertura económica forzada, lo que multiplica las posibilidades de contagio.
Así, trabajadores petroleros, electricistas, industriales o de la salud, son algunos de los más afectados tanto por las repercusiones a su salud como por rebajas salariales o despidos.
Ante este escenario, es fundamental la organización democrática de la clase trabajadora para exigir condiciones de trabajo que no pongan en riesgo su integridad, por un lado, pero también para defender todos sus derechos y conquistas laborales.
