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Red Internacional
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Centenares de estudiantes por la suspensión del semestre: 5 razones para firmar. Así lo testimonian los propios alumnos

Limitaciones tecnológicas, bajos recursos de los estudiantes, psicológicas y/o pedagógicas, son algunas razones por las cuales la virtualidad del semestre va a excluir a estudiantes. Ante las medidas elitistas y soluciones insuficientes que propone la Administración, acá te damos 5 razones para firmar y evitar que muchos estudiantes no queden expulsados de la Universidad, tal como lo expresan los estudiantes de las distintas carreras con sus propios testimonios. Por eso estamos por suspender el semestre. Súmate a esta campaña.

Miércoles 8 de abril de 2020

Vicerrectoría de Docencia resolvió continuar con el ciclo lectivo mediante la modalidad virtual luego del 13 de abril, pese a que esta medida deja por fuera a muchos y muchas estudiantes. La Universidad parece hacer caso omiso a las diversas situaciones que enfrentan las y los estudiantes. Desde el Movimiento Estudiantil, podemos exigir una suspensión del ciclo lectivo, garantizando becas, salarios y sin que ocurran despidos. Al mismo tiempo también hacemos un llamado a que la Universidad ponga sus recursos materiales e intelectuales para hacerle frente a la crisis por el coronavirus y a organizar a todos los y las estudiantes que quieran colaborar con los trabajadores y sus organizaciones frente a la crisis.

A esta campaña ya se han sumado más de 700 estudiantes y siguen las adhesiones día a día, que creen en un modelo universitario en el cual las necesidades de estudiantes, mujeres, clase trabajadora y pueblo, sean prioridad. Pero la UCR implanta una política antidemocrática y elitista, por tanto, excluyente.
A continuación, te damos razones por las cuales la virtualidad es insuficiente.

1. No todos los y las estudiantes tienen acceso a una computadora, internet fijo y conexión estable

El primer límite que surge al hablar de la virtualidad de los cursos es el límite tecnológico. Es un hecho que no todo el estudiantado tiene acceso a computadora e internet fijo. Ante esto, la propuesta de la Administración ha sido una campaña para donar computadoras a estudiantes que así lo requieran, y dar internet gratis para páginas específicas de la Universidad. Sin embargo, estas soluciones son insuficientes, puesto que hay casos de estudiantes que aún cuando tengan computadora e internet fijo, ello no garantiza poder llevar clases virtuales. Otro factor que está en juego es la conexión estable, pues dependiendo del lugar de residencia, puede no ser óptima. Esto se agrava teniendo en cuenta que la Universidad desalojó a estudiantes de Residencias.

Este es el caso de Roy, estudiante de Ciencias de la Computación e Informática “yo ahorita estoy en la zona sur (Coto Brus), que es donde viven mis papás. En esta casa no hay internet, entonces se me hace difícil recibir clases virtuales”.

Por su parte, Meylin Murillo, estudiante de Enseñanza del Castellano y la Literatura, señala la dificultad de conexión inalámbrica, “vivo en una zona montañosa, a solo 3 km del centro de San Ramón, es decir no es un pueblo remoto como Berlín o San Isidro de Peñas Blancas que está incluso más cerca de la Fortuna de San Carlos y conozco gente de ahí que estudia conmigo, incluso si para mí es difícil no puedo imaginarme para estas personas de zonas aún más rurales. A veces el acceso a este tipo de materiales o recursos van más allá de algo económico y menos solucionable. La señal de celular en mi casa es sumamente mala y para enviar un trabajo conectada desde el cel puedo durar hasta una hora”.

Además, al hablar de los materiales de estudio, nos encontramos con dos dificultades. Una, es que no todos los materiales de estudio se encuentran digitalizados. Otra, es que muchos y muchas estudiantes becados, hacen uso de materiales que se encuentran en las bibliotecas. Incluso si se abren las bibliotecas, hay muchos y muchas estudiantes que por encontrarse en zonas periféricas, no podrían acceder a ellas.

Por parte la Universidad no se garantizado el buen funcionamiento de las Plataformas de Mediación Virtual. Se tiene conocimiento de que, en este período, al haber algunos cursos que efectuaron la virtualidad, la plataforma generó problemas. ¿Qué pasará cuando sean todas las carreras las que efectúen la modalidad virtual? Tal parece que la calidad no está garantizada.

2. No todos los cursos pueden impartirse de manera virtual

Las carreras tienen distintas metodologías, ante las cuales, no todas pueden adecuarse a la modalidad virtual. Además, los procesos de aprendizaje de las y los estudiantes, son distintos, por lo que hay estudiantes que requieren clases presenciales para poder realizar con éxito su aprendizaje.

“En Artes somos una carrera práctica, así son nuestros cursos. En Artes Plásticas ocupamos desarrollar la motora fina, por ejemplo, que la o el profe nos vea dibujar y ahí vamos aprendiendo. La virtualización afecta especialmente a quienes se encuentran en los primeros años, que ocupan más guía en el proceso de aprendizaje. ¿Cómo van a hacer quienes están en cursos como grabado o cerámica? Para cerámica ocupamos los hornos y muchos hacemos uso de la cerámica que tiene la u”, manifiesta un estudiante de Artes Plásticas.

Anngelly, estudiante de Odontología, además de tener limitaciones tecnológicas por ser de una zona rural alejada, considera que existen limitaciones pedagógicas. “Como estudiante de primer ingreso no me garantizan una educación de calidad si las bases que llevo para el resto de la carrera están flojas. La virtualidad me genera más dificultad para la comprensión de futuros cursos. La participación en clase y la comprensión de los temas se complica. Además de que en mi caso no podría acceder a la clase por las limitaciones de Internet. No es justo que pierda las clases cuando realmente quiero estudiar, además de que los laboratorios perderían totalmente la idea de la práctica, no se aprende igual. No se puede sacrificar la calidad de la educación que muchos hemos luchado por obtener sólo por no perder tiempo o beneficios, este es un momento de solidaridad para pensar en lo que nos puede ayudar a todos y no solo en el beneficio individual”.

Para muchas carreras y cursos, “no todas las estrategias didácticas se resuelven -óptimamente- con una videoconferencia desde Zoom, o con la asignación de trabajos en distintas plataformas de mediación virtual. Las dinámicas de aula son diversas, y es en el contraste de las experiencias (que ocurren en el aula), donde la interacción y el papel docente toman un papel fundamental para el aprendizaje, considerando a la educación como proceso social”, como afirma Matías Muñoz, estudiante de la Licenciatura en Enseñanza de la Filosofía y docente del sector educativo privado.

En el caso del sector docente, ya de entrada hay un aumento de su jornada laboral, que en algunos casos se ha duplicado. Es decir, el trabajo invisibilizado y la precarización laboral en que se encuentran las y los interinos, ha estado en aumento.

Además, la administración no ha garantizado que las y los docentes se capaciten de manera adecuada para poder impartir sus cursos de manera virtual. Matías también señala la poca o nula formación didáctica para la utilización de las tecnologías de comunicación e información por parte de gran sector de la población docente, lo cual afecta en el proceso de enseñanza-aprendizaje del estudiantado, pues “ya se sabe que la formación pedagógica es una ausencia significativa en un gran porcentaje del cuerpo docente en las universidades, pero esto se magnifica cuando aparecen exigencias didácticas para el desarrollo de los procesos educativos, en los cuales no se ha tenido capacitación previa. Sobre todo al considerar que la virtualización también ha significado una labor sumamente demandante para las y los docentes, y aún más cuando no se tiene preparación en la utilización de tecnología de información y comunicación”.

3. Hay estudiantes que también trabajan y la crisis económica ha tenido repercusiones en sus hogares

Estudiantes trabajadores son seriamente afectados por la ola de despidos que ha habido en el país. Muchas y muchos estudiantes se ven en la necesidad de trabajar para mantenerse en la universidad, se calcula que alrededor del 40% estudiantes de la Universidad de Costa Rica complementa sus deberes académicos con los laborales. A ellos la gran cantidad de despidos, suspensiones de trabajo y reducciones de la jornada laboral no los ha dejado exentos, haciendo que su situación para enfrentar el semestre les resulte una tarea aún más compleja. Sumado a esta misma situación, se entiende que no solo los estudiantes dejan de percibir sus ingresos normales, sino que los familiares también son perjudicados por las mismas condiciones. Ya se tenía la alarmante cifra de desempleo en 12,4% para finales del 2019; en ese marco, la actual disminución en el nivel de vida en los estudiantes y sus familias los aleja de poder continuar solventando sus estudios.

También hay casos de estudiantes que han tenido que continuar trabajando. Este es el caso de Jeremy, estudiante de Medicina. “Estas semanas de cuarentena me tocó salir a trabajar para ayudar a mi familia con los gastos, y como estuve ocupado, perdí una evaluación que hicieron durante el periodo de cuarentena (que aunque hayan suspendido clases, sí dejaron una evaluación). Tengo compañeros del curso que son de residencias, y bueno, les desalojaron. Es necesario suspender el semestre”.

4. No todos los y las estudiantes cuentan con un ambiente adecuado para estudiar

Creer que la totalidad de la población estudiantil tiene un entorno conveniente para desarrollar sus actividades académicas es un error. Luz natural, buena ventilación, silencio, un escritorio y silla para una postura adecuada, son algunos de los elementos para un ambiente apropiado con el que no todos los y las estudiantes cuentan en sus hogares. Era común que las personas que carecen de un espacio acondicionado para estudiar se desplazaran hasta las bibliotecas o estudiaderos dentro de la universidad, pero ya eso no es posible. Y en su abanico de opciones solo se vislumbra la incertidumbre y la preocupación por un curso lectivo que los pone en jaque.

5. La salud psicológica impide que estudiantes se desempeñen apropiadamente en el área académica

La medida de quedarse en casa, propuesta por el Gobierno para frenar las consecuencias de la pandemia, está sumando problemas en la salud mental de la comunidad universitaria. El estrés académico y laboral son detonantes de padecimientos psicológicos como la ansiedad y depresión, que genera muchas deserciones e incapacidades durante el año. En épocas de encierro y “distanciamiento social” estas afecciones en la salud no solo no desaparecen, sino que se ven exacerbadas. Los hospitales no están brindando los servicios de psicología de manera regular y tampoco los consultorios que atienden estos casos dentro de la universidad, lo que proporciona un escenario más preocupante para quienes tienen urgencias. Debido a la consternación dentro de la Universidad por la negligencia en esta área tan importante de la salud, la Rectoría expresó que “en el 2020 la salud mental sí importa”, pero hasta el momento no ha declarado cómo va a cubrir esa necesidad de la población estudiantil durante la crisis sanitaria. Las medidas que han estado usando para la atención de pacientes con cita previa son las videollamadas o llamadas telefónicas, lo que igualmente no asegura la protección de todos los y las estudiantes.

Por estos motivos la virtualidad del semestre no es viable, pues inevitablemente excluye a estudiantes. Y vos, ¿qué otra razón tenés para firmar? Te invitamos a hacernos llegar tu razón para estar de acuerdo con esta campaña.