En abril el hijo de Cristina Gramajo fue asesinado en una comisaría. Los medios locales quisieron cobrarle por publicar una denuncia. Leé la carta en la que acusa al Poder Judicial y al intendente.
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Daniel Satur @saturnetroc
Sábado 15 de julio de 2017 20:11
Foto Agencia Andar
Cristina Gramajo es la madre de Sergio “Fili” Filiberto, uno de los siete jóvenes que estaban detenidos sin condena en la Comisaría de Pergamino y el 2 de marzo murieron producto de un incendio y del abandono a su suerte por parte del personal de la Policía Bonaerense.
Hace pocos días Cristina recibió una noticia que no esperaba. Al igual que en el resto de los familiares de las víctimas, la bronca y la indignación no se hicieron esperar. Por eso marcharon hacia el juzgado de Garantías de Pergamino para manifestarle su repudio al juez César Solazzi, quien poco antes había accedido al pedido de los abogados de los policías detenidos, concediéndoles la prisión domiciliaria.
La marcha, como las anteriores, fue cubierta por las empresas periodísticas de Pergamino. Sin embargo cuando Cristina quiso hacer públicas expresiones un poco más elaboradas que las que se gritan en una movilización, esas mismas empresas le dieron la espalda. La forma de hacerlo no fue, obviamente, directa. Alcanzó con pedirle una elevada suma de dinero a cambio de publicar una carta para que ella desistiera del intento.
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La Izquierda Diario no lucra ni lucrará con el sufrimiento del pueblo trabajador (mucho menos cuando de por medio está la muerte producida por el Estado y las clases dominantes). Por eso la carta de la madre de Sergio “Fili” Filiberto, recibida este sábado por la redacción, se publica íntegra, respetando su dolor y su pensamiento. Una acusación directa a la corporación judicial y al poder político (encabezado por el intendente de Cambiemos Javier Martínez) que ampara a los asesinos.
“Me hago cargo de cada una de estas palabras”
¿Qué puedo sentir después de enterarme de tamaña noticia? Asesinos sueltos en el seno de su hogar, más beneficios. Claro, pertenecen todos a la misma familia.
Señores camaristas Morales, Jure, Guidi y señor juez Solazzi ¿cómo podemos esperar que se pongan en nuestros zapatos? Si se sienten lejos de que les pase algo igual. Pertenecen a la élite de impunidad, gozan de muchos beneficios con respecto al común de la gente y, sobre todo, si esa gente es pobre.
Sabía que la justicia de los hombres está siempre dirigida por intereses particulares. Es más fácil conformar a todos aquellos que bregan por la seguridad de bienes materiales y no de las personas, cualquiera sea su estrato social. Todos somos iguales ante los ojos de Dios.
Quisiera, señores camaristas, que me puedan decir qué diferencia existe entre la cámara de gas de los nazis y la cámara de gas carbónico de los policías que dejaron morir a nuestros hijos el pasado 2 de marzo en la Comisaria Primera de esta ciudad de Pergamino, hipócrita.
Gracias por darles domiciliaria a los asesinos, libertad a los narcotraficantes que gozan de plena inmunidad. Gracias por perdonar a los “hijos de....”. Nuestros chicos, para gran parte de la sociedad, debían morir en esa hoguera, en esa pena de muerte. Aunque todavía ninguno había sido condenado. Eran procesados por delitos menores a los que cometieron estos asesinos.
Ésa es la justicia de los camaristas jueces. Que Dios se encargue de sus conciencias, si es que la tienen.
Aprovecho también para decirle al señor intendente que lo que sucedió en la Comisaria Primera, el pasado 2 de marzo, no fue “fatalidad”. Fue masacre. Hay que empezar a nombrar cada cosa por su nombre.
Los uniformados actuaron con desidia, tomaron la decisión de no intervenir, decidieron con su juicio propio que les da el uniforme azul y el sentirse dueños de cada comisaría, las acciones, las inacciones y las omisiones que llevaron a cabo ese día, configuraron el delito. Ellos debían resguardar las vidas de las personas que tenían a su cuidado.
Deseo de corazón que no puedan conciliar el sueño, que nuestros hijos se presenten en cada hogar de estos asesinos y que los quemen como ellos dejaron quemar a nuestros hijos.
La palabra “motín” siempre fue utilizada en beneficio de la fuerza de seguridad para tapar su atropello.
Baste al abuso policial en los lugares de encierro y en las calles.
Comunidad de Pergamino, ¿quién les asegura que con el aparato que cuentan estos asesinos no se profuguen o salgan a andar por las calles amedrentando como siempre?
Serán monitorizados por la misma fuerza que seguramente está cubriendo y bancando al titular de la comisaria Sebastián Alberto Donza, comisario prófugo. Será la misma fuerza que marchaba por su libertad. La pulsera magnética es un dispositivo que alerta pero no evita la profuguez.
Jóvenes y pobres en peligro de extinción. Y si son de barrios periféricos, más.
Me hago cargo de cada una de estas palabras que me brotan de lo más profundo de mi ser y mis entrañas. Soy la madre de uno de los chicos brutalmente masacrados en manos de los policías.
Justicia por los siete pibes masacrados, asesinados por la Policía en la Comisaría Primera de Pergamino el 2 de marzo de 2017.
Prohibido olvidar: Sergio Filiberto, Fernando Latorre, Franco Pizarro, Alan Córdoba, Juan José Cabrera, John Claros y Federico Perrota ¡Presentes hoy y siempre!
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Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc