El juicio por la muerte de siete jóvenes en una comisaría de Pergamino, tras un incendio, tiene seis policías de la Bonaerense imputados. Testigos claves en el juicio, reciben amenazas y temen declarar.
Rosa D’Alesio @rosaquiara
Viernes 20 de septiembre de 2019 22:57
Fotografía de archivo (Joaquín Díaz Reck)
El pasado 2 de septiembre comenzó en los tribunales de Pergamino el juicio por la masacre de la Comisaría 1°, ocurrida el 2 de marzo de 2017. Durante las últimas audiencias debían declarar tres testigos. A pesar de haber sufrido amenazas, la Fiscalía rechazó la petición de los sobrevivientes de la masacre de Pergamino de declarar sin la presencia de los seis policías imputados por la muerte de siete jóvenes.
En las primeras audiencias del juicio declararon familiares de los jóvenes que perdieron la vida. Luego llegó el turno de los sobrevivientes, pero tres de los seis convocados a dar testimonio se negaron a declarar. Ellos aún continúan detenidos. El tribunal rechazó el pedido de estos testigos de poder dar testimonio sin la presencia en la sala de los seis policías imputados.
Uno de los testigos pidió declarar sin público y sin la presencia de los imputados, y los jueces del Tribunal se lo negaron; el segundo apuntó contra la fiscalía porque “los dejaron tirados”; y el último denunció haber recibido amenazas de muerte contra él y su familia.
Los tres sobrevivientes que sí declararon, volvieron a relatar lo que ocurrió aquel 2 de marzo en la comisaría de Pergamino, cuando los policías que estaban de servicio, “no hicieron nada para evitar la masacre”. Narraron los últimos momentos de los siete jóvenes encerrados en la celda 1. Los testimonios desgarradores de los sobrevivientes, después de más de dos años ocurridos los hechos, mostraron lo que sufrieron escuchando morir a sus compañeros de celda. “Sueño con los gritos de los pibes, son imágenes que no se me van a borrar más”, dijo uno de los testigos.
Entre los testigos que no se animaron a declarar, uno de ellos está nervioso, transpira y la querella pide que lo retiren de la sala. Otro testigo también se niega a declarar, pero pudo decir: “Recibí amenazas de muerte”. Y un tercer testigo se sienta y también manifiesta que no desea declarar: “para mí esto es nada… la fiscalía nos dejó re tirados en la unidad penitenciaria”.
Los hechos de la masacre
El 2 de marzo de 2017, comienzo un pequeño foco de incendio que se podría haber apagado con un baldazo de agua, pero que sin embargo terminó con la vida de siete jóvenes. Por estas muertes y torturas que sufrieron los detenidos, hay seis policías imputados. Uno de ellos, Alberto Donza, el comisario a cargo de la seccional.
De acuerdo a las autopsias, todos murieron por inhalación de monóxido de carbono y sofocación a raíz de la presencia del fuego. Según el Ministerio Público Fiscal, los policías no dieron el auxilio inmediato desde el primer foco de incendio, luego impidieron el ingreso a tiempo de los bomberos "para la salvaguarda de las víctimas".
Cuando el fuego se había propagado por toda la celda 1, donde estaban los siete jóvenes que fallecieron, recién llegan los bomberos. Según consta en el expediente judicial "su tarea de rescate fue obstruida continuamente por los funcionarios policiales: no colaboraron con la entrega de las llaves para que pudiesen abrir y controlar el fuego. Además, como no habían sido alertados sobre la gravedad y dimensión del incendio, debieron reorganizar el plan de rescate una vez que llegaron al lugar y detectaron la gravedad de los hechos".
En la instrucción de la causa, la versión policial de lo ocurrido fue desmentida por los testimonios de todos los sobrevivientes. Según su versión, ellos habían colaborado en el auxilio de los presos y trataron de derivar la responsabilidad de las muertes en "un accionar lento y negligente de los bomberos".
Entre los jóvenes que perdieron la vida se encuentran: Sergio Filiberto, Fernando Latorre, Alán Córdoba, John Claros, Franco Pizarro, Juan José Cabrera y Federico Perrota murieron asfixiados y quemados, encerrados en la celda 1 de la Comisaría 1° de Pergamino, donde había 19 presos alojados. Uno de los 12 sobrevivientes del hecho ocurrido el 2 de marzo de 2017, declaró en la causa que el incendio que derivó en la muerte de los jóvenes, se hubiera evitado “con un baldazo de agua”.
Esta declaración permitió desmentir la versión oficial que sostenía que el incendió se produjo por un motín. Otra prueba irrefutable contra esta mentira, fue de los familiares de los detenidos, que recibieron mensajes de los jóvenes pidiendo ayuda.
Los siete detenidos estaban encerrados por delitos menores, todos excarcelables. El más comprometido estaba acusado por tentativa de robo, los demás no pasaban de lesiones culposas. Ninguno estaba siquiera cerca de ser condenado. Uno de ellos iba a ser liberado al día siguiente y otro tenía concedida una morigeración con domiciliaria.
La Comisaría Primera de Pergamino es un edificio antiguo, donde dos años y cuatro meses antes de la masacre, en una ceremonia donde estuvieron todas las autoridades, se colocó un cartel que dice: "Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad en el marco del terrorismo de Estado".
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Rosa D’Alesio
Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.