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Editorial. Massa, el candidato y el proyecto

Comienza el operativo para maquillar al candidato: una política de olvido. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 6 de julio de 2023 23:30

  •  Cuando en 2015 Cristina Kirchner terminó resignándose a la candidatura de Daniel Scioli, una de las fórmulas que encontró el kirchnerismo para militar un candidato al que sentían muy ajeno, casi un extraño (pese a que había sido vicepresidente y gobernador de la provincia de Buenos Aires) era decir “el candidato es el proyecto”. Traducido quería decir que el candidato de carne y hueso no era el candidato real, el candidato verdadero era una abstracción: el proyecto . Esta formulación ya encerraba una contradicción, de mínima, extraña: la presunción de que se puede separar y casi disociar a los candidatos, a las personas de su propio proyecto político.
  •  En 2019, la estrategia autojustificatoria desde el punto de vista del discurso político fue otra muy diferente: como Cristina era la líder indiscutida del peronismo, pero por una cuestión de aritmética electoral (que no se explicaba demasiado) los números no le daban (el famoso “con Cristina no alcanza”), entonces había que convocar a una figura que pueda articular más allá del límite al que llegaba el kirchnerismo, ampliar las fronteras.
  •  Abro un paréntesis en este punto porque muchos de los ideólogos o incluso referentes intelectuales que se referencian en el kirchnerismo cuando hablan en abstracto dicen que la clave de la política es correr los límites, ampliar el universo de posibilidades (cambiar las relaciones de fuerza, en última instancia), ahora si ustedes miran las opciones de la última década fueron impuestas por los límites, los límites dieron forma a los candidatos. Cierro paréntesis.
  •  En 2019, decía, con la premisa de ampliar las fronteras políticas hacia la derecha se eligió a Alberto Fernández. Y Cristina Kirchner se autodesignó vicepresidenta en la fórmula. Fernández era un hombre con muy buenas relaciones con los enemigos del kirchnerismo (era casi planta permanente en los canales del Grupo Clarín), con buenas relaciones con el Poder Judicial, se había opuesto a la Ley de Medios y también al enfrentamiento con las patronales del campo. Y aunque en ese momento lo negaban, tenían la fantasía de una especie de reedición de “Cámpora al Gobierno, Perón al poder”. Por la experiencia de aquel retorno de Perón en los años 70 que estaba impedido de presentarse y designó a Héctor Cámpora que estuvo 49 días y renunció (o lo renunciaron) para que se elija al verdadero jefe. El razonamiento que no se podía decir ya no era el candidato es proyecto, sino el candidato no existe. Una fantasía un poco infantil que creía que podía “engañar” al poder real o a parte de la sociedad porque les mostraba en la vidriera un candidato que podían “comprar”, pero que los hilos iban a estar en manos de Cristina. De ese experimento surgió gobierno caracterizado por los vetos internos y los bloqueos mutuos.
  •  La elección de Massa, como ya dijimos en este espacio, es una reedición de estas opciones, pero con un salto en calidad por las características del candidato (sus relaciones con del poder real etc.)
  •  Como escribió Diego Genoud: “El eventual ascenso de Massa como sucesor de Cristina en el peronismo representa para los círculos de poder financiero internacional una posibilidad muy concreta, que desean con tanta o más intensidad que sus voceros locales. Así como Macri ilusionó a medio mundo con el espejismo de que podía ser el nombre que dejara atrás a la Argentina populista con un proyecto sólido y duradero, Massa regresa como uno de los más firmes candidatos para decretar desde el peronismo el fin de ciclo kirchnerista. Lo que en Macri era una promesa de arrasar con los vicios del estatismo peronista aliado al PJ institucional que se le parecía demasiado, podría ser en este Massa reciclado una variante no traumática en la que el cristinismo cediera, manso y sin remedio, a su propia extinción”.
  •  Esto lo percibieron los mercados que el primer día hábil luego de la nominación de la fórmula Sergio Massa – Agustín Rossi mostraron alzas: los bonos y acciones locales se tiñeron de verde y comenzaron la semana con subasde hasta un 10%. Los papeles del Banco Macro se destacaron con una disparada del 10,3%, seguidos por Edenor (+10,2%), YPF (+7,8%), el Grupo Financiero Galicia (+7,8%) e Irsa (+7,1%), entre otros.
  •  Massa ya no cuenta con el peso territorial que conquistó en 2013 cuando representaba el descontento de un sector social bonaerense, tampoco mide en las encuestas, no es ni de cerca uno de los dirigentes más valorados de la Argentina. Y esto lo transforma en más dependiente aún de su arriba que de su abajo. Pero mostró mayor capacidad y voluntad que Alberto Fernández para su proyecto político.
  •  En el camino de la caótica designación del candidato quedaron las exposiciones con tono de seminario académico que Cristina Kirchner brindó en los últimos meses y en las que reclamaba un programa más allá de los nombres o las candidaturas. Todo se transformó en papel mojado porque ¿cuál es el programa? Massa tuvo todos los programas porque no tiene ninguno.
  •  Con Massa, la etiqueta que le pusieron a Scioli se vuelve más literal: el candidato es el proyecto. No hay proyecto más allá del candidato. Y si miramos no sólo su trayectoria, sino su práctica en los últimos tiempos: el candidato es el ajuste.
  •  Como eso es lo que hay, comenzó el operativo —que se va a intensificar en el próximo mes— para es maquillar al candidato. Empezaron a decir que se peleó con el Fondo porque no querían que se incluyan las obras del gasoducto Néstor Kirchner en el presupuesto de este año y que Massa dio una “batalla” que cambió eso, quieren mostrarlo como una a la que le interesan los Derechos Humanos. El complemento de esto es una política de olvido: olvidar todo un itinerario que va desde cogobernar con Macri, María Eugenia Vidal o Gerardo Morales entre otras tantas cosas.
  •  Y el argumento en la última trinchera lo dio la vicepresidenta y se repite como un mantra: texto y contexto. Entonces cuando uno le dice, “Che, pero Massa hizo esto o lo otro”, responden “texto y contexto”. Como si el contexto justificara cualquier texto. Así es el pragmatismo contestan. El otro día escuchaba a alguien que se referencia en el peronismo y decía: “Che, todo bien con el pragmatismo, yo re estoy con el pragmatismo, pero sí funciona y éste no funciona”.
  •  Algo de razón tenía porque, además de todo lo cuestionable políticamente, esto de enfrentar “a la derecha” con candidatos que sepan tocar su música, no hace más que fortalecer a la derecha. No se si el pragmatismo en general, pero este pragmatismo fracasó porque básicamente propone más y peor de lo mismo.

  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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