El líder del Frente Renovador hizo efectiva su apuesta llenando el estadio de Vélez Sarsfield. Remontó su candidatura a presidente rodeado de marketing, intendentes, punteros e impresentables burócratas sindicales.
Sábado 2 de mayo de 2015
Foto: DyN
Esperado como el “Día D” el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, hizo efectiva su apuesta llenando el estadio del club Vélez Sarsfield y así logró remontar su carrera como candidato a presidente.
Tras la pésima elección de sus candidatos en la Ciudad de Buenos Aires y Santa Fe (y sin poder atribuirse parte del éxito en las elecciones de Mendoza y Neuquén), Massa utilizó como plataforma el 1º de mayo para darse un baño de masas y así reafirmar la disputa con Daniel Scioli y Mauricio Macri.
El acto contó con la adhesión de la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo y los sindicatos de Gastronómicos, Peaje, Aeronavegantes, Vidrio, Maestranza, Seguridad privada, Vialidad, Tabaco, Pintura, Fósforos, Portuarios, Petroquímicos, Petroleros y varias seccionales de Comercio.
Si en un principio rechazaba mostrarse cerca de estos sectores putrefactos de la burocracia sindical, ahora Massa parece haberse entregado de lleno a sus aparatos, que ya comprometieron sus estructuras para garantizar la fiscalización de los próximos comicios en la Provincia de Buenos Aires. Las malas lenguas hablaban de un acuerdo entre el tigrense y el cacique máximo de Comercio, Armando Cavallieri, quien (a pesar de no concurrir) habría enviado al acto un importante contingente de personas. Es más, Julio Ledesma, jefe del SEOCA, el Sindicato de Comercio de la Zona Oeste, envió una carta conminando a los trabajadores a concurrir al acto de forma “obligatoria”, destacando que “se tomaría lista” (ver abajo).
Obviamente, los punteros aportaron la cuota más grande encabezando a cientos de grupos barriales que lucían remeras con los nombres de Raúl Otacehé (Merlo), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Gabriel Katopodis (San Martín), Nicolás Russo (Lanús), Mario Giacobbe, Jorge D’Onofrio y otro “célebres” barones del conurbano.
Las cuatro pantallas gigantes reprodujeron los saludos de varios intendentes radicales de distintas localidades del país, en tanto el senador Nito Artaza apareció sonriente muy próximo al palco.
Paso seguido fue transmitido un mensaje del gobernador cordobés José Manuel De la Sota, el que junto a Massa acaba de oficializar el espacio Unidos por una Nueva Argentina para competir en las PASO presidenciales de agosto. El detalle de color es que De la Sota no sabe qué hacer con su libro de edición reciente “Quiero y puedo”, donde habla pestes de Massa, acusándolo de “estar bien con Dios y con el Diablo”. Difícil acertar quién de los dos es más hipócrita.
Precedido por dos bandas musicales, Massa apareció como una estrella de rock. Como golpe de efecto, sostuvo que “va a barrer a los ñoquis de La Cámpora” y que “va a conservar” los planes sociales pero separándolos de la relación con los punteros que hacen “clientelismo”. Haciendo demagogia prometió la derogación del impuesto a las ganancias a los trabajadores y a las PYMES y un millón doscientos mil créditos para que los trabajadores puedan adquirir una vivienda.
Y no podía falta la campaña por la seguridad para terminar con “la puerta giratoria”, acabar los “derechos de los delincuentes” y reivindicar la Ley de Derribo para terminar con los narcotraficantes.
Así Massa se distinguió de la “continuidad” que encarna el “lorito servil”, refiriéndose a Scioli, y el “pasado” que representa Macri con sus políticas de “ajuste” que terminan en el “helicóptero” en el que huyó el ex presidente Fernando De la Rúa. En cambio, Massa señaló que optó por la “ancha avenida para construir el futuro” con “empresarios” y “trabajadores”.
Con la inyección de nueva sangre, el exintendente de Tigre vuelve a estar en carrera.
Comunicación dirigida a los afiliados del Sindicato de Empleados y Obreros de Comercio y Afines, conducido por Julio Ledesma, dirigente massista en La Matanza