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Red Internacional
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Testimonio. McEstafa: “Empezamos a levantar la voz, de nosotros depende cambiar la realidad en estas empresas”

La juventud precarizada decidió romper el silencio, no solo se organizaron para denunciar la estafa de las cadenas de comidas rápidas sino que sacaron a la luz las condiciones de trabajo a las que son sometidos a diario. Una joven trabajadora nos cuenta esta realidad en primera persona.

Jueves 9 de abril de 2020

Imagen: Fula Torrez

En pleno aislamiento obligatorio por el COVID-19, las patronales de las diferentes cadenas de comida rápida no dudaron en descargar la crisis en los trabajadores con los recortes de salarios y con amenaza de represalias. Como la mayoría de las empresas, solo piensan en cómo duplicar sus ganancias a costa de la vida de sus empleadas. A partir de esto, la bronca en la voz de los trabajadores se empezó a escuchar. Esta situación fue la presión que destapó la olla de la precarización y abusos que viven cientos de jóvenes.

Una empleada de la firma McDonald’s de la zona oeste del conurbano bonaerense nos contó un día de trabajo a La Izquierda Diario:

"De ese día tengo un recuerdo horrible", relató sobre un accidente que quedó marcado en su cabeza y en su cuerpo. Continuó: "me había hecho 6 tajos en la mano derecha, me envolvieron la mano con gasas que se llenaban enseguida de muchísima sangre y me empecé a sentir mal. Me bajó la presión y me dejaron sola en el crewroom (sala de descanso) en la espera de una ambulancia que no llegaba. Yo ya estaba muy mal, angustiada y sobre todo asustada porque no sentía la mano y me dijeron que me iba a ir en un remis. Cuando pregunté quién me iba a acompañar me dijeron que tenía que ir sola y cuando me estaba yendo, justo escuché que alguien preguntaba quién iba a cortar los tomates ahora. Mientras yo estaba preocupada porque tenía la presión baja, perdía sangre y me iba sola al médico con un remisero que me fue tranquilizando todo el camino, para la empresa lo importante eran los tomates. Al llegar al hospital tuve que firmar papeles, estaba sola con mis cosas y con mi mano derecha que se desangraba. Firmé como pude con la izquierda y me dijeron que suba y espere arriba. Me metí a un consultorio sin golpear y pidiendo ayuda de lo mal que me sentía. Una médica dejó a su paciente de lado, me curó las heridas y me tranquilizó. Juro que ese día me sentí muy sola”

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Esta trabajadora nos cuenta que los turnos cubiertos por menos personal del que se necesita es moneda corriente y que los accidentes por tener que trabajar más entre menos trabajadores son lógicos, cuando debería estar todo el personal para atender a tiempo los pedidos. También nos habló sobre el maltrato de sus jefes: "en medio de un ataque de pánico, me mandaron al baño para que me "tranquilice". En ese momento entró una gerenta a hablar conmigo y me dijo que no sea tan egoísta, que tenía que renunciar y darle el puesto a alguien que sí pudiera trabajar y que yo tenía que arreglar mis problemas. Fue la peor gerenta que conocí en mi vida, la odié desde ese día, incluso yo era casi nueva y obviamente solo pude callarme la boca y lloré todo el día. Después le pregunté al jefe del local si me iba a echar, imaginate lo mal que me sentía que pregunté eso. El mismo año, en medio de una licencia psiquiátrica me empezaron a depositar cada vez menos en las quincenas, yo gastaba $2.000 en remedios y en la psicóloga y con lo que cobraba no me alcanzaba. Cuando pregunté, me dijeron que cobrar menos era normal en mi situación. Les dije no me parecía bien elegir entre la plata o la salud mental y la gerenta me respondió que entonces me recuperara y que volviera a laburar. Ese día también salí llorando del local”.

Cuando esta trabajadora nos hace llegar su relato nos dice que la situación actual que viven por los descuentos y la inestabilidad laboral en realidad es la gota que rebalsó el vaso. La solidaridad y la organización son indispensables para fortalecer la lucha contra las empresas que nos explotan y los gobiernos que lo permiten. Por eso nos dice que “está en nuestras manos cambiar la realidad en estas empresas. Empezamos a levantar la voz, nuestra realidad es la de cientos de jóvenes. Que dejen de priorizar sus ganancias por sobre nuestras vidas”

La Izquierda Diario está a disposición de la difusión de las denuncias. Apostamos además a que la juventud precarizada, organizada, tiene la fuerza para pelear por otra salida ante esta crisis. Te invitamos a seguir en nuestras redes sociales las voces de los trabajadores y también en la cuenta de Instagram de Nicolás del Caño para seguir difundiendo estas situaciones.