
Mariela Pozzi Trabajadora telefónica // Agrupación Violeta
Jueves 9 de octubre de 2014
La ópera prima del ecuatoriano Diego Araujo nos remite a los años siguientes a la caída Abdalá Bucaram como presidente de Ecuador. Corralitos financieros, feriados bancarios, estafa en masa a pequeños y medianos ahorristas. Domingo Cavallo, economista estrella del establishment neoliberal, posó su vara de gurú, y también, como en Argentina, aplicó el plan de convertibilidad en el país andino que llevara a la ruina económica y social.
Ese es el contexto en que se (mal) educa Juampi (personaje andrógino interpretado por Juan Manuel Arregui), un adolescente de la alta burguesía, que visita a sus tíos y primos en la hacienda familiar, en las afueras de Quito. No comprendido por su familia chupacirio, hipócrita y machista, pero sin poder zafar de eso, el protagonista busca despegar a cada instante. En la fiesta de carnaval que organiza su tío (prófugo de la justicia por estafar a los clientes de su banco) descubre a dos ladronzuelos llevándose unas tazas de rueda de las lujosas 4x4. Luego de una secuencia de corridas y golpizas conoce a Juano (un medido Andrés Paredes), joven dueño de una gomería, heavy metal descendiente de quechuas. A partir de ese momento Juampi quiere conocer otras cosas. Un mundo nuevo se abre ante él donde la sexualidad va a ser su principal descubrimiento. Atraído por Juano busca encontrarlo y compartir tiempos con él: los jóvenes recorren las noches, los fantásticos paisajes del lugar y las historias de cada uno. Sin embargo no todo parece marchar bien. Lo que para Juampi es su instintiva búsqueda hacia el primer amor, para Juano es lo contrario. Algo que genera dudas y contradicciones, rechazos y modismos de macho.
“Feriado” es una historia de amor no correspondido entre opuestos. Las clases sociales, la ciudad y el campo, la vida sombría del pueblo y las luces de la gran ciudad. Con actuaciones que no llegan a delinear a los personajes, la película se queda ahí, no termina de desarrollar los temas y quedan sobre la mesa esperando una vuelta más. Aunque algunos gags dan al film cierto dinamismo, la película trasciende de manera lenta. Quizás “la flaca”, interpretada por la deliciosa Manuela Merchán, le pone cierto toque de frescura ante tanto cliché, convirtiéndose en compinche de Juampi y marcándole las decisiones a su elección. Únicamente este personaje picarón le tira algunos datos para continuar su búsqueda: “Sos distinto”, “quiero el control de mi vida” o la escena final preguntando sobre su elección sexual nos permite adentrarnos y profundizar sobre la etapa que atraviesa el protagonista, difícil tarea que involucra los sentimientos, las emociones y la búsqueda de la identidad sexual en la adolescencia.
Lo rescatable de “Feriado” es que nos ofrece una temática distinta en el cine ecuatoriano, rompiendo el molde de las películas donde solo se muestran paisajes y lugares comunes. Será por eso que ha sido seleccionada en la sección Generation de la última edición de la Berninale.