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Red Internacional
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Historia. Melbourne, pionera en la lucha por la jornada de ocho horas

Hoy, la mayoría de los sindicatos australianos tienen en sus escudos el símbolo “888”, pero corresponde a los Victorianos haber hecho vanguardia en esta lucha. El monumento se encuentra enfrente de la sede principal del PC Australiano y a su vez, sindicato general de Victoria.

Diego Tato @riverdie73

Sábado 20 de septiembre de 2014

En Melbourne exhiben orgullosos el monumento conmemorativo al Movimiento de las Ocho Horas, cuerpo organizado de trabajadores que hizo historia en 1856 al ser la primera lucha obrera en lograr una victoria en la reducción de la jornada laboral.
Un calor insoportable castigaba los cuerpos de los trabajadores canteros de la Universidad de Melbourne, Australia, el 21 de Abril de 1856. El ardor climático consumiendo las energías de los canteros era una constante en la ciudad, pero este día, un trabajador de origen galés, James Stephens, encontró el momento oportuno para encender la chispa del Movimiento de las Ochos Horas.

Para esos años, la mayoría de los trabajadores del Estado de Victoria, Australia, trabajaba 14 horas diarias, seis días a la semana. No existían las licencias por enfermedad, no había vacaciones y sin razón alguna, los empleadores podían despedir a los trabajadores.

Numerosos yacimientos de oro habían sido descubiertos en el Estado de Victoria en la década del ´40, y su capital, Melbourne, comenzó a crecer a pasos agigantados. Inmigrantes de todo el mundo, aunque principalmente británicos, comenzaron a acudir en masa buscando fortunas en minas y ríos. Otros, comenzaban a levantar una ciudad que se beneficiaba del metal precioso.

Uno de estos inmigrantes, el cartista James Stephens, que ya se había involucrado en movimientos de trabajadores en Inglaterra, fue quien tomó las riendas de los reclamos generales para mejorar las condiciones laborales, principalmente la necesidad de la reducción de las horas laborales.

Stephens líder de la Logia de Canteros Activos de Melbourne, encontró el momento propicio para luchar por aquel día de Abril: “Era un día intensamente caluroso y pensé que aquella ocasión era la mejor, así que insté a los hombres para que me siguieran…los dirigí hacia un nuevo edificio que estaba siendo construido en Madelaine Street, de ahí a La Corte y al Parlamento. Los hombres allí también dejaron sus herramientas inmediatamente y se unieron a la procesión”(1)

Para darle forma a la reducción de la jornada, los trabajadores estaban armados de tres argumentos principales. El primero era que la dureza de las condiciones climáticas australianas imponían la necesidad de reducir las horas: simplemente, resultaba poco propicio para la salud y la duración de la vida humana que los trabajadores australianos estuvieran regidos por la ley británica que nada tenía que ver con el ambiente oceánico. El segundo argumento era que los trabajadores necesitaban desarrollar sus mentes a través de la educación: La cultivación personal, aducían, no podía estar ligada exclusivamente al tiempo de trabajo, sería una gran ventaja que el trabajador tuviera tiempo de estudiar, progresar en conocimiento y virtud. El tercer argumento era que los trabajadores podrían convertirse en mejores maridos, padres y ciudadanos si se les concediera tiempo de ocio y esparcimiento.
Así fue como llevando las banderas de “ocho horas de labor, ocho de recreación y ocho de descanso” la agitación hizo eco en toda la ciudad despertando a los reaccionarios del momento, principalmente el Melbourne Daily Herald que llamó al líder Stephens un “travieso y estúpido cabeza hueca, el peor enemigo que la colonia jamás haya tenido”.

El movimiento había ganado las calles e incrementado su cuerpo con una masa de trabajadores que se decidió salir del oscuro encierro de la clandestinidad y emerger aquel caluroso día de Abril como Sindicato de Constructores. Cohesionados, bramando furiosos “ocho, ocho, ocho” marcharon hacia las sedes de sus empleadores, el gobierno del recientemente creado Estado de Victoria, quienes cedieron ante la presión y lograron el derecho de trabajar 48 horas a la semana con el día sábado totalmente libre sin reducción de salario.

Este triunfo en el Estado de Victoria fluyó rápidamente hacia otras industrias en donde los trabajadores comenzaron a pelear por el mismo derecho en sus lugares de trabajo, consiguiendo sendas victorias en la industria de la construcción para 1858 y establecido en toda Victoria para 1860 aunque mujeres, niños y trabajadores de comercio no consiguieran el mismo derecho hasta bien comenzado el Siglo XX.
Aquel movimiento del 21 de Abril de 1856 fue la vanguardia en obtener la merecida reducción de la jornada laboral y marcó definitivamente un hito en la historia de las luchas de los trabajadores, tres décadas antes a los Mártires de Chicago.

(1)Sparrow, J & Sparrow, J 2001, Radical Melbourne, Vulgar Press, Carlton North, Vic. State Library of Victoria.