Nelson Escalona, trabajador de una finca de San Carlos, denunció la situación desesperante que esta viviendo junto a su familia. Sufrió un accidente de trabajo, por el cual quedó con una incapacidad temporal teniendo que realizar tratamiento. La ART lo hizo volver a trabajar cuando aún no se había recuperado y ahora la empresa lo despide y pide que desocupe la casa donde habita con su familia
Miércoles 30 de diciembre de 2020 00:00
En Mendoza hay miles de trabajadores y trabajadoras de viña que sufren las peores condiciones de trabajo. Son la cara invisible de la provincia del sol y el buen vino. Detrás del millonario negocio del vino y las majestuosas bodegas, están las y los miles que trabajan en la tierra y bodegas en las peores condiciones de trabajo.
Nelson es uno más de tantos trabajadores que, junto a su familia, deben soportar pésimas condiciones de trabajo para ganar un salario miserable. Cansado de los atropellos de los empresarios vitivinícolas que se creen dueños de todo, incluso de la vida de los trabajadores, está denunciando la terrible situación que está viviendo. "Esto parte de un accidente laboral, en el cual estuve tres meses de parte de enfermo. Esto no les gustó mucho y estuvieron todo el tiempo jodiendo con que saliera a trabajar", comienza a contar.
La ART, siempre aliada de las empresas, le dio el alta cuando aún sentía dolores en su mano y lo hicieron volver a trabajar en esas condiciones. "En el momento en que me dan el alta, no había medico en la obra social y desde ahí no conseguí turno para un médico. Así que desde ese momento hasta Junio que conseguí tuno estuve trabajando con una sola mano, porque no me quedaba otra, tenía que trabajar. Yo tengo una familia en mis espaldas, no puedo decir que no voy a trabajar porque no podía perder el trabajo", cuenta sobre situación que tuvo que vivir.
Pese a eso, Nelson fue despedido cuando se reincorporó: "me buscaron la vuelta hasta que me despiden sin causa, porque decían que no me podían seguir pagando el sueldo". La empresa para la que trabajaba no solo lo quería dejar sin trabajo ni cobertura médica, cuando aún no estaba recuperado, sino que pretendía desalojarlo de la casa donde vivía con su familia dentro la misma finca donde trabaja.
Después de una ardua batalla legal, consiguió su reincorporación mediante una medida judicial, pero la empresa lo hace volver a trabajar a 15 km de donde vive y le dan los trabajos más pesados, cuando aún no se encuentra recuperado.
"Después de eso me querían cobrar los supuestos alquileres atrasados, con un contrato que no tenía ninguna validez porque era de otra finca. Desde ese momento, lo único que han hecho es perseguirme y amedrentarme, mientras yo sigo sin trabajo y sin cobrar un sueldo hace meses", denuncia Nelson. Por si fuera poco, el dueño de la finca quiere cobrarle $ 672.000 por cuatro años de alquileres vencidos, demandándolo por eso. También pretende que el mayor de sus tres hijos de 16 años trabaje en la finca a lo que Nelson se negó. Esa es la soberbia y el trato que quieren imponer los bodegueros a los trabajadores.
Nelson siente que ni al sindicato, ni al gobierno y mucho menos a los patrones les importa la gente trabajadora de la viña y el maltrato laboral sigue en aumento.
Estas situaciones de injusticias y explotación, las atraviesan muchos de nuestros compañeros, de diferentes maneras. "Necesitamos un sindicato que no haga oídos sordo a nuestras demandas y se ponga al frente de nuestros reclamos", dicen trabajadores de viña que, a través de las redes sociales, están difundiendo la situación.