Desde el el día de ayer, la industria del petróleo sumó a la estadística una nueva muerte en un puesto de trabajo.
Jueves 20 de abril de 2017 11:30
Foto ilustrativa: Diario Los Andes
Se trata del operario malargüino Julio Obiedo, quien a sus 42 años perdió la vida la tarde de ayer en la boca de un pozo del yacimiento Puesto Rojas, al norte de la ciudad de Malargüe, en la cuenca denominada de la misma manera.
Según las fuentes policiales, la muerte de Julio se originó luego de caer a un pozo de la firma El Trébol apenas pasadas las siete de la tarde. El deceso de Obiedo se produjo en el mismo lugar, producto del aplastamiento que produjo en el tórax un aparato independiente de bombeo, conocida también como “bomba de varilla”, “cigüeña” o “guanaco petrolero”.
Si bien ha transcurrido poco tiempo del desafortunado deceso, solo pudo conocerse un breve comunicado que emitió la empresa Mollares (contratista de El Trébol) expresando "su más profundo pesar y solidaridad hacia los familiares y compañeros de trabajo". Por parte del gremio petrolero, no se conoce todavía ninguna comunicación oficial ni medida de protesta ante esta nueva muerte.
La muerte de Obiedo se suma a una larga lista de lesiones y muertes obreras, que lidera el gremio de la construcción y de las cuales no se conocen cifras oficiales en el país. La situación de los trabajadores y su seguridad dentro del ámbito laboral es tan preocupante que hasta el abogado patronal, Julián De Diego, ha declarado que en este momento hay más de 1.000.000 de trabajadores con jubilación por invalidez, alrededor de setecientos mil u ochocientos mil fueron ingresados en los últimos años, y es un porcentaje de invalidez que es propio de un país que ha tenido una guerra (Julián D. Diego, El Cronista TV, 28/11/16).
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