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Red Internacional
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Reajuste salarial. Mesa del Sector Público acuerda con el gobierno un reajuste nominal de 6,1%, muy por debajo de la inflación proyectada

Este jueves en la madrugada se zanjó, en las cuatro paredes del ministerio de Hacienda y sin movilizar a nadie, el reajuste anual de la Mesa del Sector Público con el gobierno. Será un aumento de apenas un 6,1% nominal de los sueldos, que solo iguala a la inflación acumulada actual. Esto significa, en términos reales, que el próximo año el salario de los trabajadores públicos será inferior al actual.

Viernes 3 de diciembre de 2021

El acuerdo se hizo con la aprobación mayoritaria de quienes encabezan las organizaciones sindicales de la Mesa del Sector Público (MSP) [1]. En la tarde se realizó la ceremonia para llevarla al Parlamento, donde el próximo martes comenzaría la tramitación de la ley de reajuste para diciembre 2021 / noviembre 2022.

Tras su firma, la presidenta de la CUT y dirigenta de la Ajunji, Silvia Silva (PS), agradeció públicamente al gobierno y calificó este aumento como un "reajuste digno".

"Hoy ha quedado de manifiesto que con el diálogo se puede contribuir y a avanzar significativamente en pro de las y los trabajadores de Chile", agregó.

Sus palabras fueron respaldadas por el coordinador de la MSP, Carlos Insunza (PC), quien también es consejero nacional de la CUT y dirigente de la ANEF:

Quiero ratificar lo que ha planteado la presidenta de la central (...) Sin desmerecer el rol que han jugado los participantes del gobierno este es un triunfo del sindicalismo público (...) Lo dije ayer en privado y lo voy a repetir también: quiero reconocer al ministro Cerda la transparencia, la claridad y particularmente el respeto con que mantuvo el diálogo".

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La propuesta original fue recortada en varios puntos. En octubre pedían un 7,5% de reajuste. Quedó en 6,1% nominal. Un aumento que es equivalente a la inflación acumulada en 12 meses en octubre de este año.

El reajuste de 6,1%, comparado al reajuste de 2,7% del año pasado, que fue calificado como el más bajo en 20 años, para muchos podría sentirse como un avance. Después de los golpes dados por el gobierno, los miles de despidos que cobra en salud y educación, resulta ser un alivio. Pero es un engaño. Lo cierto es que el reajuste actual no es muy distinto, en términos reales (y no nominales), que el anterior, e incluso peor. Los salarios reales del sector partirán el año siendo más bajos que el año anterior y empeoraran más rápidamente de lo normal. Esto que se notará aun más apenas terminen los IFEs. ¿Cómo es esto?

Los salarios reales caen cada año y el próximo esto será peor

Noviembre del año pasado cerró con una inflación de 2,7% respecto al mismo mes del año anterior. El reajuste fue de igual cifra y se aplicó a sueldos menores a 2 millones de pesos. Es decir, fue un ajuste del 0% real con la inflación acumulada hasta ahí, aunque siendo más precisos, el primer sueldo que se pagó en diciembre, que cerró con 3,0% de inflación, partió siendo un 0,3% más bajo que el sueldo del año pasado. Durante el 2021 este salario fue empeorando en relación a los precios de las cosas, como cada año, pero durante la primera mitad del año no se sintió demasiado: la inflación se mantuvo con una variación mensual alrededor del 0,5%.

Pero esto cambió. Este año va cerrando con una inflación bastante mayor y todo indica que el próximo año esta tendencia seguirá. El Banco Central pronostica que se mantendrá la variación anual sobre un 5%. El 6,1% de ajuste actual tiene como referencia la inflación anual a octubre de este año, equivalente al 6,0%, con una variación mensual del 1,3%. Si se mantiene esta variación, como es probable, en diciembre, mes del primer sueldo ajustado, podría llegar cifras cercanas al 7%. Es decir partiría ya con un ajuste real negativo significativo, bastante menor que el salario del año anterior. Además va a ir quedando rápidamente rezagado respecto al aumento de precios que se pronostican para el próximo año.

En otras palabras: el salario será peor que el del año anterior e irá empeorando progresivamente, de manera más rápida que lo normal hasta fin de año, pues todo irá costando más caro. Esto es importante tomarlo como un hecho y a medida que el 2022 avance, sin IFEs, sin retiros de fondos, se irá sintiendo en nuestros bolsillos.

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La negociación anual del sector público parece seguir la ilusión de la tortuga de Zenón: aunque parece acercarse, en realidad se aleja cada vez más del aumento de los precios de las cosas. Si a veces no lo sentimos y no saltamos, es porque a los trabajadores nos tratan de cocinar lentamente, como a las ranas en la olla. Veamos ahora que pasa al otro lado del río, con animales menos amables: los empresarios y su estado.

El cobre otra vez por el cielo, pero ¿quién acapara con la riqueza?

Tampoco el reajuste considera que en el tercer trimestre de este año el crecimiento económico del país (PIB anual) fue de un 17,2%. Con el precio del cobre disparado en un 26%, el acumulado de 2021 de la estatal Codelco anota utilidades de 3.714 millones de dólares, ¡una subida de 420%! ¿Pero quién acapara con la riqueza?

Las grandes fortunas multiplicaron sus patrimonios en plena crisis y pandemia, pero el empleo se precariza y destruye. Las casi 500 empresas en Chile que participan en el mercado financiero han aumentado más de 3,5 veces sus ganancias respecto al año pasado, llegando a utilidades de casi a 10 mil millones de dólares, según la Comisión para el Mercado Financiero.

Por otra parte, según el Instituto Nacional de Estadísticas, el año pasado la mitad de los trabajadores públicos recibió un sueldo mensual inferior a 704.800 pesos. En el mismo Ministerio de Hacienda este año la remuneración bruta de sus funcionarios de planta y a contrata, entre el grado 14 y 25, fueron desde $704.277 hasta $358.366, apenas por encima del salario mínimo legal. El ministro de Piñera Rodrigo Cerda, tan servilmente celebrado por los sindicalistas del PC y el PS, cobró en cambio una dieta de $8.833.761.

Por un salario ajustado automática y mensualmente según la inflación.

Los convencionales, aunque ganan varias veces menos que los parlamentarios y ministros, este mes de diciembre cobrarán $2.708.550, sin considerar varios millones más “extras” [2]. En solo 6 meses han aumentado más de 100 mil pesos sus sueldos base (3,71%) y el próximo año continuarán subiendo exponencialmente. De mantenerse una inflación mensual superior a 1%, como es probable, antes de junio habrán dejado muy atrás el porcentaje "cocinado" entre la MSP y el gobierno. ¿Por qué? Porque se pagan en UTM, una unidad monetaria que se corrige automática y mensualmente según la inflación (IPC).

Se trata de un privilegio de casta que podría ser un derecho de todos los trabajadores. Si los trabajadores tuvieran un mecanismo similar al reajuste de los convencionales, muy sencillo de aplicar por lo demás, sus salarios seguirían la inflación en vez de reajustarse a final de año, cuando se negocia para raspar la inflación dada hasta ese momento y volver las restas a cero. Nos tienen acostumbrados a quedar atrás desde el primer día del año siguiente, resignados a un salario real más bajo que el anterior y que empeora a medida que pasan los meses. Año a año, a pesar del aumento nominal, nos van quitando poco a poco el poder adquisitivo que teníamos anteriormente. Esto mientras los bancos y capitalistas acumulan cada vez más.

Solo la fatal costumbre del rutinarismo sindical puede hacer parecer demasiado alta esta la demanda de salarios ajustados automatica y mensualmente según la inflación. En realidad no puede ser más conservadora: solo es una medida para mantener iguales los sueldos. Para que no disminuyan en relación al encarecimiento de las mercancías que lo merman.

Los empresarios se coluden no solo para descargar las crisis sobre los trabajadores, sino también para saquear las recaudaciones fiscales y atacar nuestros bolsillos aun en los tiempos de recuperación o crecimiento económico.

Recordemos que en solo 12 meses el gas licuado en Chile aumentó su precio un 32%. Tres empresas controlan este mercado: Gasco, Lipigas y Abastible. Sus socios recogieron utilidades medidas en decenas de miles de millones de pesos durante el 2020.

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La apertura de las cuentas y el control de precios de las mercancías básicas, vigiladas por comités de trabajadores y consumidores, junto a la escala móvil de salarios según la inflación y el reparto de las horas de trabajo sin rebaja de sueldo entre todos quienes puedan trabajar, son demandas de importancia vital para la clase trabajadora. Se trata de defender el derecho al trabajo y una existencia digna para todos.

Los economistas del capital nos quieren hacer creer que estas demandas serían imposibles de conquistar. Nos piden así resignarnos a un deterioro paulatino de las condiciones de existencia humana. Pero el límite es solamente la intransigencia patronal. Contra ella no sirven los acuerdos ceremoniales que firman, entre gallos y medianoche, las burocracias sindicales con los gobiernos empresariales y los partidos que los controlan. Hace falta levantar la unidad para la lucha, mediante organismos amplios y democráticos de los trabajadores, con los métodos de la movilización en las calles y los puestos de trabajo. Y hace falta construir un partido para dar esta pelea.

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[1La MSP está compuesta por los presidentes de: Ajunji, Anef, Asemuch, Colegio de Profesores A.G., Confemuch, Fenafuch, Fenafuech, Antue, Fauech, Confusam, Confenats, Fenats Unitaria, Fentess, Confederación Fenats Nacional, Confedeprus y Fenfussap.

[2Este sueldo corresponde hoy a 50 UTM y no cuenta los hasta 77 UTM extras que disponen para asignaciones (y +5 en casos particulares). Tampoco considera los mecanismos legales e ilegales para incrementar la dieta, como los que hacen los diputados y senadores. Sin olvidar que estos últimos, al igual que las altas autoridades del ejecutivo y el poder judicial, pese a todos los ataques hipócritas que hacen contra los gastos de la convención, ganan varias veces más que los convencionales.