Desde que fuera declarada la “guerra contra el narcotráfico” durante el gobierno panista de Felipe Calderón, la violencia en México ha crecido a tal nivel que hoy es el segundo país más violento del mundo sólo después de Siria, y está en la lista de los primeros cinco países más peligrosos para ejercer el periodismo.
Miércoles 30 de agosto de 2017
Este martes se realizó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM el foro NO AL SILENCIO, donde se discutió la situación de violencia que viven los periodistas y trabajadores de prensa en nuestro país.
NO AL SILENCIO es un esfuerzo hecho desde La Izquierda Diario México para visibilizar que los ataques a este sector no son sólo agresiones físicas y psicológicas, sino también ataques a los derechos laborales y el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).
En el foro participaron medios independientes como Ciudad Radio, Guerrilla Comunicacional México, Brigada Informativa Altavoz, SomosMass99 (Guanajuato), Fotoperiodistas independientes, Judith Calderón del Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada (Sitrajor) y por supuesto La Izquierda Diario México.
¿Por qué?
Investigaciones periodísticas han desenmascarado que la guerra contra el narco es producto de una colusión entre el Estado y el crimen organizado. La desaparición de los 43 normalistas demostró que la militarizarización del país le es funcional para aplicar las reformas estructurales, dictadas por el gobierno estadounidense, y que como consecuencia han dejado miles de muertos, desaparecidos y desplazados; ejecuciones extrajudiciales; miles de fosas clandestinas por todo el territorio y un aumento de feminicidios en un 800%.
Han sido los medios libres y trabajadores de prensa, quienes se han puesto al frente de desenmascarar los abusos de la "casta política", los empresarios y el crimen organizado, denunciando las medidas que implementan para aumentar sus ganancias y desahogar la crisis sobre los sectores populares. Esto le ha costado la vida a 36 periodistas en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto; casos como el de Rubén Espinoza, Miroslava Breach y Javier Valdez hicieron que cientos de personas salieran a las calles a exigir justicia.
A su vez, el ataque al CCT del Sitrajor abre las puertas para redoblar la precarización del conjunto de los trabajadores de prensa. Las y los trabajadores de La Jornada, después de defender sus conquistas vía la huelga, enfrentaron hostigamiento, despidos y denuncias penales. Estas medidas criminalizan una huelga histórica que dejó en evidencia la crisis de los medios impresos y cómo las empresas buscan salir de ésta por medio de arremeter contra los derechos y conquistas de sus trabajadores, que son quienes hacen posible las ediciones y dan vida a los medios de comunicación.
La defensa del CCT del Sitrajor debe ser parte de un plan de acción amplio para enfrentar la ofensiva a todo el gremio; que denuncie tanto el ataque en contra de las condiciones laborales así como el vínculo del Estado con el crimen organizado y su colusión para materializar y encubrir los ataques contra periodistas y medios críticos.
Es urgente que los medios independientes y trabajadores de prensa que queremos construir un periodismo independiente de los empresarios y sus políticos; que queremos darle voz a todos quienes resisten a la militarización, la explotación, el despojo y la violencia. Apostemos a construir un Encuentro Nacional de Periodistas y Trabajadores de Prensa en donde se discuta cómo nos solidarizamos de manera activa y llamemos a preparar un Paro Nacional de Trabajadores de la Comunicación. Un Encuentro que convoque a organizaciones obreras, populares, sociales, de jóvenes y mujeres a sumar fuerzas y luchar como uno solo en defensa de nuestros trabajos y nuestras vidas.
Impulsemos una campaña de firmas en solidaridad a nivel nacional e internacional con nuestros compañeras y compañeros trabajadores de La Jornada.