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Red Internacional
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Venezuela

Mientras el imperialismo acecha, la derecha acelera su plan destituyente

Este martes se cumplió el tercer año de aquel 19 de abril de 2013 en que Nicolás Maduro asumiera la presidencia, siendo este año 2016 el que la derecha nacional se fijó en su calendario reaccionario “echar del gobierno” al chavismo.

Miércoles 20 de abril de 2016

El balance de este trienio cierra con una profunda crisis política, debacle económica y un cuadro social sin precedentes. En este marco es que la derecha proimperialista relanza su plan destituyente que va desde el referéndum revocatorio, pasando por propuesta de enmienda constitucional para acortar el mandato, hasta la abierta política de presionar para la renuncia de Maduro al estilo del plan de “la salida” de febrero y marzo del 2013, todo bajo una demagogia llena de patrañas y una política profundamente reaccionaria.

Mientras todo esto sucede se desatan los fueros del imperialismo en toda la región, con una ofensiva injerencista que ya hemos denunciado por este medio y que los últimos días no ha hecho más que recrudecerse. Desgraciadamente, las acciones (y omisiones) tomadas por el gobierno, partidos oficialistas y su burocracia sindical, no han hecho más que fortalecer las iniciativas de la derecha y el imperialismo mientras aceleran su propia debacle, con el agravante de que arrastran consigo a un pueblo que continúa soportando todo el peso de la crisis económica, dejándole a merced de la reacción.

El imperialismo presiona, la derecha apresura el paso

Aun cuando desde este diario hemos venido denunciando las acciones injerencistas del imperialismo norteamericano y sus aliados locales, insistiremos cuanto sea necesario en el carácter sumamente reaccionario del accionar de esta derecha local en la región suramericana, como lo atestigua el primer trimestre de gobierno de Macri con sus ataques sistemáticos a la clase trabajadora argentina, y –más recientemente– en el carácter profundamente reaccionario del golpismo en Brasil, que responde principalmente a la intención de desmontar todo atisbo de conquistas sociales y a profundizar su entrega al imperialismo.

En cuanto a Venezuela, la ofensiva imperialista se han hecho sentir en las recientes editoriales del The Washington Post clamando abiertamente por una intervención política sobre Venezuela o las declaraciones del Secretario de Estado de EEUU John Kerry, exhortando directamente a la derecha nacional, a “presionar por una (aplicación de la Cartilla Democrática de la OEA), siempre es una buena idea” (!).

Por su parte, el Ministro de Asuntos Exteriores de España, el viejo zorro franquista García-Margallo (del PP español), quien hablando de “ayuda humanitaria” ha expresado entre sus anhelos para el país “exactamente lo mismo que durante mucho tiempo deseamos para España, es decir una amnistía para los presos políticos”, ni más ni menos que una “auto-amnistía” para extender la impunidad entre los políticos y militares de derecha.

En comparsa con los “guiños” imperialistas, el perfil reaccionario del derechaje venezolano se ha venido expresado desde el ala “dura” conformada por políticos derechistas, partidos como COPEI, junto con ex militares de oposición en situación de retiro (que habrían encabezado acciones contra el gobierno en el pasado), exigiéndole a la Asamblea Nacional que se investigue la procedencia del presidente Maduro, a quien le exigen su renuncia inmediata bajo el supuesto de poseer nacionalidad colombiana, argumento de carácter destituyente que raya en el chauvinismo de derecha.

En medio de la crisis, Maduro llega a la mitad de su período en plena decadencia

La derecha criolla, cipaya si las hay, siempre ha ansiado darle golpes de Estado al chavismo, ya lo hizo durante el fatídico golpe de abril del 2002 que fuera derrotado por el movimiento de masas, el paro de saboteo económico de finales de ese 2002 y comienzo del 2003 que llevó al pueblo a situaciones angustiantes de acceso a los alimentos básicos sin alcanzar sus objetivos de llevar a la quiebra al gobierno.

Luego de esas dos grandes derrotas que la reacción venía arrastrando y que les propinaron las bases populares, para mediados del 2004 buscaron el revocatorio, un mecanismo existente en la Constitución nacional de 1999 que al cumplir la mitad del mandato de un presidente, por “iniciativa popular”, se puede revocar un mandato presidencial. Igualmente allí esta derecha fue derrotada, pues no había “iniciativa popular”, había un plan de los poderes económicos y políticos de la derecha y del imperialismo.

Pero el papel de dique de contención que Chávez le puso a la demostración de fuerza del pueblo en las calles en aquellas agitadas jornadas, le fue dando aires a esta derecha proimperialista, allanándole el camino para su recuperación luego de las consecutivas derrotas por el movimiento de masas. Decimos tajantemente por el movimiento de masas, porque de haber quedado todo en las manos del chavismo, la derecha hubiese avanzado tranquilamente.

Pero luego a Chávez le favoreció el viento de cola que soplaba con el alza internacional de los precios del petróleo y la puesta en marcha de los planes de redistribución limitada de la renta petrolera.

La realidad de hoy es muy diferente. Al cumplirse la mitad del mandato de Maduro, éste acumula dos grandes derrotas de las que aún el chavismo en su conjunto no se ha repuesto, la primera es en el plano económico al no haber podido hacer frente a una crisis que ya comenzaba a expresarse en las postrimerías del anterior gobierno, y que se prolonga y profundiza hasta hoy. Las otrora conquistas sociales del gobierno de Chávez han sido gradualmente desmontadas por el actual gobierno con su modo particular de “hacer frente a la crisis”, dejándola correr y hacerla caer sobre el pueblo trabajador.

La segunda derrota se dio en el plano electoral a partir del resultado en los comicios parlamentarios del pasado diciembre, cuando la derecha recurrió una demagogia sin precedente, alcanzando ésta el control del Poder Legislativo, y la puesta en marcha de la ofensiva destituyente de la oposición vía enmienda constitucional, referéndum revocatorio o la exigencia de la renuncia.

Cuando el propio gobierno facilita los plantes reaccionarios

El pueblo trabajador la sigue sufriendo cada día más, mientras que la derecha utiliza estos padecimientos como capital político para hacer demagogia contra el gobierno y desde esa perspectiva, las últimas medidas económicas de Maduro al negarse a cuestionar las razones de fondo de la crisis, no hace más que profundizar los padecimientos de los trabajadores, haciendo a su vez rentable el discurso derechista y su avanzada destituyente.

El gobierno de Maduro en su balance se justifica a sí mismo achacándole todo el descalabro económico a “la guerra económica, saboteo imperialista, amenaza de intervención extranjera, golpe de Estado, amenaza de magnicidio en mi contra” como ha dicho el mandatario, como si no estuviera al frente del Estado y del gobierno.

Lo cierto es que el gobierno en todo este tiempo no ha movido un dedo para contrarrestar el poder de maniobra política de la burguesía y del imperialismo, ni de su representación política, sino todo lo contrario, les facilita sus planes reaccionarios. Los planes económicos puestos en marcha por el gobierno, por ejemplo, desde inicios de este año en nombre de un supuesto “desarrollo nacional” tan solo profundizan la dependencia con el imperialismo, las transnacionales, y la subordinación a la burguesía nacional, cediéndoles importantes concesiones. Como correlato de este modus operandi del gobierno ante la crisis, se profundizan –como ya hemos dicho– los padecimientos del pueblo trabajador, y su propia decadencia como gobierno.

A estas alturas, la MUD avalando el injerencismo imperialista, lo que devela es su reaccionario carácter antinacional. No puede ocultar sus lazos de dependencia política con aquel, ni puede ocultar sus intenciones de arreciar los planes de ajuste contra el pueblo que ya se vienen ejecutando con el chavismo en el gobierno.

Lo que hoy se nos revela con mayor claridad, es precisamente que sólo los trabajadores emergiendo políticamente con nuestras propias fuerzas y desde nuestras propias organizaciones somos los únicos llamados a dar salida progresiva a la crisis que Gobierno y Oposición descargan sobre nuestras vidas.