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Red Internacional
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Pandemia. Mientras la mayoría precarizó sus condiciones de vida, los ricos se hicieron más ricos

Hace unos días la revista forbes publicó su listado de las principales fortunas del mundo, en ella figuran varias familias chilenas. ¿Por qué un puñado de chilenos se hicieron más ricos durante la pandemia y la crisis mientras las grandes mayorías han empeorado sus condiciones de vida?

Lunes 12 de abril de 2021

Cuando el país se encuentra en uno de los momentos más críticos de la pandemia, los ricos siguen recibiendo buenas noticias para su bolsillo. Durante el último año las familias más ricas del país vieron aumentadas sus fortunas en más de un 70%, cuestión que contrasta con la realidad que millones de trabajadores y trabajadoras han debido vivir con el alto número de desempleo, los míseros salarios entregados a través de la ley de protección al empleo o incluso el aumento de la explotación laboral en el marco de la actual situación económica.

Según el economista Marco Kremerman el aumento en la fortuna de los ricos del país se debe a que estos tienen sus fichas puestas en los sectores económicos que se han visto fortalecidos por la crisis (bancos, farmacéuticas, minería, retail) y la propia diversificación de sus inversiones. Para ejemplificar esta situación el economista explica que: “los dos principales bancos, el Banco de Chile y el Banco Santander, ganaron en promedio más de $1300 millones por día el año pasado. Tienen una rentabilidad sobre su patrimonio de 12%, aun cuando la economía se derrumba fuertemente.” Esta situación se ve incrementada si consideramos que gran parte del sistema financiero funciona en base a la especulación, donde estas fortunas han puesto sus fichas en los malos resultados de la economía y por lo tanto ganan con el sufrimiento de miles.

Migajas para el pueblo trabajador

El gobierno sabe que la situación social en el país puede estar al borde de un nuevo estallido, las condiciones de vida de la mayoría se están volviendo cada vez más complejas e insoportables, los sectores medios han visto la caída de sus condiciones de vida y el gobierno no entrega soluciones para este sector que deposita sus esperanzas en un nuevo retiro de fondos de las AFP ya que las ayudas sociales se encuentran focalizadas en los más pobres pero a estos también se les excluye administrativamente a través del registro social de hogares y otro tipo de excusas burocráticas.

El aumento del desempleo (10.2%), la informalidad (27%) o el subempleo están haciendo cada vez más complejas las condiciones dentro de los lugares de trabajo. La presión que viven día a día millones entre el miedo al contagio y la necesidad de comer, se suma el hastío con las restricciones sanitarias que parecieran ser duras solo contra los pobres.

El gobierno se burla del pueblo nombrando a un pinochetista como Melero en el ministerio del trabajo, un tipo que se ha dedicado a defender los intereses de los ricos y poderosos del país contra los pobres y la clase trabajadora.

Un impuesto a los superricos para financiar la crisis sin hipotecar el futuro

La mayoría de los expertos se han dedicado a señalar que Chile aún tiene margen de endeudamiento para poder entregar un mayor número de ayudas sociales que sean universales y sirven para que las familias puedan hacer cuarentenas efectivas. Pero este camino solo hipoteca el futuro del país con prestamistas internacionales que exigirán garantías para esos préstamos, Latinoamérica ya tiene suficiente experiencia con estos fondos buitres y el FMI.

Pero en Chile hay recursos, como decíamos más arriba en Chile los ricos se han hecho más ricos que nunca gracias a la pandemia. No se necesita endeudar al país para resolver la crisis.

Lo que hace falta es enfrentar a los grandes capitales e instalar un impuesto a las grandes fortunas y empresas multinacionales para financiar la crisis.

Actualmente en el congreso hay un proyecto que considera un impuesto a las grandes fortunas (sobre 22 millones de dólares) pero este es de carácter único, una suerte de “donación” obligatoria para una emergencia, cuestión que no se entiende por el momento crítico que vive el país.